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U.M.S.N.H. Año 14/ Mayo - Junio/ No. 81
tradicionales sobre las mujeres. No obstante, el bates más intensos entre los filósofos ilustrados fue
papel de las mujeres en la esfera pública creció no- la disputa sobre las raíces de la desigualdad de gé-
tablemente durante los siglos XVII y XVIII, al pun- nero: el biologicismo contra el culturalismo. Así, el
to de referirse a este periodo como el siglo de las comienzo de la era moderna demostró que la lucha
mujeres. A excepción de Poulain de la Barre, cuyos por los derechos y la emancipación de las mujeres
trabajos tuvieron poco impacto en su tiempo, la fi- no se reducía simplemente a una lucha de clases,
losofía del siglo XVII no alteró la percepción tradi- como muchos teóricos y movimientos políticos han
cional de la mujer. propuesto a lo largo de los siglos.
De igual manera, el Siglo de las Luces no tra- Para concluir, las mujeres estuvieron margi-
jo cambios significativos en cuanto al rol de las nadas durante el Renacimiento y la Modernidad;
mujeres. A pesar de su activa participación en lo- nunca tuvieron la posibilidad de ser tratadas en
gros literarios, artísticos y científicos, no hubo un igualdad de circunstancias que los varones, lo que
renacimiento ni una revolución científica que in- pone de manifiesto las profundas contradicciones
cluyera de manera directa a las mujeres, y la Ilustra- del humanismo y del proyecto ilustrado y liberal. A
ción no fomentó una revolución de igualdad para pesar de los significativos avances teóricos y filosó-
ellas. Aunque se proclamaba la igualdad natural ficos de la Ilustración, las mujeres continuaron sien-
entre todos los seres humanos, incluyendo a ple- do sistemáticamente relegadas, lo que demuestra
beyos, nobles, esclavos, judíos, negros e indígenas, que la verdadera igualdad estaba aún lejos de ser
las mujeres quedaron excluidas de estas reivindi- alcanzada.
caciones. La cuestión femenina generó divisiones
entre los filósofos y reveló las limitaciones del
proyecto de emancipación del racionalismo.
La mayoría de los pensadores ilustrados,
al igual que los revolucionarios y legisladores
franceses de finales del siglo XVIII, sostenían la
inferioridad femenina y la relegación de las mu-
jeres al ámbito doméstico como una ley natu-
ral y pilar del orden social, resaltando una de las
mayores paradojas de la modernización social y
tensiones del pensamiento liberal. Uno de los de-
En C. Segura Graiño (coord.). La Querella de las mujeres:
Case M.A. (1998). Christine de Pizan and the Authority of análisis de textos (21-47). Asociación Cultural Al-Mu-
Experience. En M. Desmond (ed.), Christine de Pizan and dayna.
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jeres: una interpretación desde la diferencia sexual.
Martínez A.V. (2010). «La ciudad de las damas» de Chris- Política y cultura, (6), 25-39. https://www.redalyc.org/
tine de Pizan: Obra clave de la Querella de las Mujeres.
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