Betzabe González-Campos En días pasados escuché en la radio una canción del año 1990, llamada La Bilirrubina, cantada y escrita por el cantante dominicano Juan Luis Guerra. Entre las frases de la canción se encuentra la principal que reza: «¡Me sube la bilirrubina!… Cuando te miro y no me miras». Esta frase en particular llama mucho la atención debido a que, si el nivel de bilirrubina en nuestra sangre se eleva, no tiene nada que ver con el mal de amores, como indica el diagnóstico en la canción. Además, un aumento del nivel de bilirrubina en sangre no hay que tomarlo a la ligera. En este artículo te explico por qué. La bilirrubina es un compuesto amarillento-anaranjado que se forma cuando los glóbulos rojos se destruyen, es decir, es un producto de desecho formado a partir de la hemoglobina. Circula en nuestra sangre en dos formas: bilirrubina indirecta (o no conjugada) que es una forma insoluble en agua que se desplaza por el torrente sanguíneo hasta el hígado donde se transforma en una forma soluble, y la bilirrubina directa (o conjugada) que es soluble en agua y la produce el hígado a partir de la bilirrubina indirecta. En los análisis de sangre también se cuantifica la bilirrubina total, que es la suma de las dos anteriores. Los niveles de bilirrubina total y directa se miden directamente en las muestras de sangre, mientras que la indirecta se calcula restando la bilirrubina directa a la bilirrubina total. Cuando los niveles de bilirrubina en la sangre de una persona son más altos que los niveles establecidos como normales, puede indicar que su hígado no está funcionando de manera adecuada, por lo que se está produciendo más bilirrubina de la que el hígado puede procesar, o el hígado no la procesa de manera adecuada. A esto se le llama hiperbilirrubinemia. Cuando la bilirrubina en sangre se eleva, produce la denominada ictericia, es decir, la bilirrubina se hace visible pintando de un color amarillento la piel y las mucosas; especialmente, también la esclera (la parte blanca) en los ojos. De acuerdo a los especialistas, algunas de las causas por las cuales una persona puede presentar hiperbilirrubinemia son: Una sobreproducción de bilirrubina debido a trastornos de la sangre Hepatitis viral aguda Cirrosis hepática Obstrucción de los conductos biliares por cálculos o quistes Tumores no benignos en la vesícula o en el páncreas Síndrome de Gilbert Sin desestimar las otras condiciones, en esta publicación nos enfocaremos en el síndrome de Gilbert, debido a que es una condición de salud poco conocida fuera del ámbito médico y cuyo diagnóstico puede tomar bastante tiempo si no se acude con el especialista adecuado. El síndrome de Gilbert fue descrito por primera vez en 1901 por los médicos franceses Augustin Nicolas Gilbert y Pierre Lereboullet. Las personas con el síndrome de Gilbert tienen una anomalía hereditaria que provoca una producción reducida (en aproximadamente un 30 %) de una enzima involucrada en el procesamiento de la bilirrubina. Se calcula que entre un 5 y un 10 % de algunas poblaciones lo padecen, y se presenta predominantemente en hombres. Algo muy importante, y afortunado, de este síndrome, es que es una condición benigna que no afecta la expectativa de vida, es decir, no representa un riesgo relevante para la salud, por lo que dicen los médicos: no hay de qué preocuparse, ya que el funcionamiento del hígado no está comprometido. En personas con bilirrubina alta debido al síndrome de Gilbert, las pruebas de imagen y de otros parámetros de interés en la sangre, son normales. Si el hígado está dañado, libera ciertas enzimas en la sangre y, al mismo tiempo, los niveles de proteínas que produce el hígado para mantener el cuerpo saludable comienzan a disminuir. Entonces, si los niveles de estas enzimas y proteínas son normales en una persona, pero los de bilirrubina son altos (especialmente la no conjugada), entonces se sospechará de padecimiento de síndrome de Gilbert. Sin embargo, esta condición puede confirmarse a través de una prueba genética, ya que, como se mencionó, es una condición congénita. El principal síntoma de este síndrome es la ictericia, la cual aparece cuando el nivel de bilirrubina en la sangre aumenta. Esto puede ocurrir por esfuerzo o ejercicio excesivo, estrés físico o emocional, insomnio, cirugías, deshidratación, ayuno, menstruación, infecciones e ingesta de algunos medicamentos como el paracetamol o por aplicación de anestesia. Además de la ictericia, otros síntomas reportados relacionados con la bilirrubina alta son: fatiga, depresión, ansiedad, disminución del apetito, síntomas digestivos, picor o comezón en la piel, náuseas, orina oscura y dolor en el costado derecho bajo las costillas. De acuerdo con los médicos, el síndrome de Gilbert es una condición para toda la vida y no se requiere de ningún tratamiento, ya que no conlleva mayores complicaciones. Lo que pueden hacer las personas para mejorar sus síntomas es consumir una dieta balanceada y llevar un estilo de vida saludable en general, que no den pie a un aumento de la bilirrubina: no consumir alcohol, dormir las horas necesarias, no ayunar, hidratarse adecuadamente, reducir las condiciones de estrés y hacer ejercicio, pero no extenuante. La mayoría de las personas con este síndrome tienen episodios ocasionales y de corta duración de ictericia. Además del hecho de que el síndrome de Gilbert es una condición benigna y no requiere tratamiento, recientemente se han reportado varios datos muy interesantes respecto de las personas que viven con esta condición, los cuales resultan favorables para ciertos casos. Médicos austríacos de la Universidad Médica de Viena, han reportado que la bilirrubina es una potente sustancia endógena antioxidante e inmunorreguladora, y que su elevación leve, debida al síndrome de Gilbert, brinda una protección sustancial contra muchas enfermedades actuales, como de las arterias coronarias, cardiopatía isquémica, la aterosclerosis y algunos tipos de cáncer, por ejemplo, de pulmón. También se ha documentado que juega un papel protector en diabetes mellitus tipo 2. Este efecto positivo se debe a que las investigaciones sobre el envejecimiento y las enfermedades crónicas, muestran que muchas de estas enfermedades se atribuyen a los efectos inflamatorios y al desequilibrio de los antioxidantes y su efecto protector. Por lo que, se sugiere que tener niveles más altos de bilirrubina puede tener un efecto protector natural contra la inflamación y el desequilibrio de los antioxidantes, lo que reduce los riesgos y los factores para desarrollar muchas enfermedades relacionadas con la inflamación crónica. Más interesante aún resulta un estudio publicado en junio de 2022 por especialistas del Hospital General Universitario de Praga, República Checa, que propone que la bilirrubina en sangre también podría ser relevante en el rendimiento deportivo, ya que muchos atletas de élite tienen concentraciones significativamente más altas de bilirrubina, y la prevalencia del síndrome de Gilbert es mucho mayor en atletas de élite, lo que sugiere una predisposición a un mayor rendimiento deportivo de las personas que lo padecen. Pero eso no es todo respecto a aspectos favorables de esta condición, en 2019, especialistas del Instituto Americano del Corazón, en Estados Unidos, establecieron una posible relación entre una menor ganancia de porcentaje de grasa corporal en personas mayores de 35 años con síndrome de Gilbert (21.8 %), respecto de persona que no lo tienen (29.3 %). Lo que sugiere que el padecer este síndrome evita la ganancia de grasa corporal durante el envejecimiento, ya que la diferencia de este parámetro en personas menores de 35 años con síndrome de Gilbert fue menor (23.8 %), respecto de personas que no lo tienen (27.2 %). Estos resultados han dado pie a investigaciones respecto a la implementación de estrategias que mimeticen a la bilirrubina para el control de la obesidad, a través de la ingesta de espirulina, la cual contiene ficocianobilina, un homólogo de la beliverdina, el cual, a su vez, es un precursor de la bilirrubina. O mediante la inducción de este síndrome con la administración de fármacos que inhiban la actividad de la enzima que procesa la bulirrubina. ¿Será esta una posibilidad favorable a los problemas de obesidad? Con estas investigaciones podríamos decir «¡Qué afortunados son los que padecen síndrome de Gilbert, ya que pueden tener un mayor rendimiento físico, ganan menos porcentaje de grasa corporal, o están protegidos contra varias enfermedades!». Sin embargo, aun con estos hallazgos favorables de gran relevancia, el síndrome de Gilbert es una condición de salud desestimada debido a que no representa un riesgo de muerte y en la expectativa de vida de quienes lo padecen. Pero puede afectar de manera desfavorable en muchos sentidos la calidad de vida de las personas que lo tienen, ya que para ellos padecer ictericia no es agradable; además, algunos de ellos reportan padecer dolor agudo en el abdomen (área de la vesícula biliar y del hígado), dificultad para concentrarse, mareos, problemas gastrointestinales, fatiga y pérdida del apetito. A su vez, está documentado que la salud del hígado está directamente relacionada con la salud cognitiva y emocional. Existen algunos reportes sobre una posible relación entre la hiperbilirrubinemia y los ataques de ansiedad y la psicosis esquizofrénica; en particular, especialistas españoles del Hospital Manacor, observaron un caso de exacerbación y la remisión de los síntomas esquizofrénicos al disminuir la concentración plasmática de bilirrubina. Esto hace pensar que es necesaria una mayor investigación respecto a posibles alternativas para ayudar a las personas que padecen esta condición.
Sanz-Segovia F., Vicente-Díez J.I., Robles-Agudo F., Beltrán de la Ascensión M. y López-Arrieta J.M. (2002). Síndrome de Gilbert. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 37(6), 52-54. https://www.elsevier.es/es-revista-revista-espanola-geriatria-gerontologia-124-pdf-S0211139X02748373 Quesada L.D., Zamora H. y Martén A. (2005). El enfoque del paciente ictérico. Acta Médica Costarricense, 47(1), 15-23. https://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0001-60022005000100003 Woronyczová J., Nováková M., Leníček M., Bátovský M., Bolek E., Cífková R. y L. Vítek. (2022), Serum bilirubin concentrations and the prevalence of Gilbert Syndrome in elite athletes. Sports Medicine-Open, 8, 84. https://doi.org/10.1186/s40798-022-00463-6
Profesor e Investigador del Instituto de Investigaciones Químico Biológicas,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Morelia, Michoacán.
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