La Dra. María Guadalupe Zavala Páramo es, desde hace más de 25 años, investigadora del Centro Multidisciplinario de Estudios en Biotecnología (CMEB) de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y del cual también es fundadora. Sus líneas de investigación versan sobre recursos zoogenéticos y, a la vez, trabaja con biología molecular de hongos filamentosos, con énfasis en las CAZymas que producen estos hongos.
Hola, Dra. Zavala. Usted trabaja con uno de los animales más representativos de nuestro país, por lo que uno pensaría que hay «montones» de artículos científicos sobre este recurso; sin embargo, no es así. Nos referimos al guajolote. ¿Por qué cree que pasa esto?
El guajolote es la especie Meleagris gallopavo con origen en el norte de México (Sonora) donde todavía se encuentra una población relicta, es decir, descendiente de la primera población original de la especie. Los datos moleculares nos indican que los guajolotes de traspatio en las comunidades rurales del centro de México (Michoacán, Veracruz y Puebla), pertenecen a algunos linajes genéticos todavía presentes en poblaciones de guajolotes silvestres de México y de EUA. Además, los guajolotes domesticados —distribuidos en el mundo que derivaron de los guajolotes llevados a España hace aproximadamente 500 años—, pertenecen a los linajes que hemos detectado en el centro de México y, por ello, hemos propuesto que la domesticación ocurrió en esta región del país.
No hay muchos estudios sobre el guajolote porque, a pesar de su importancia nacional e internacional, no se le considera una especie interesante. Debido a que es una especie silvestre que aún presenta varias poblaciones en el norte de México, en Estados Unidos y el sur de Canadá, para los biólogos hay muchos, es decir, no está en extinción, por lo que su estudio parece innecesario. Por otro lado, los guajolotes de traspatio no son del interés de los veterinarios zootecnistas, ya que los ven poco productivos comparados con los guajolotes de línea comercial.
¿Cómo inició su interés en este campo y concretamente con el guajolote?
Nuestro interés surgió con la idea de establecer las características genéticas de la única especie domesticada que México aportó al mundo. Cuando llevamos a cabo la búsqueda de publicaciones sobre la especie, nos encontramos con varias recetas para preparar los platillos tradicionales, por ejemplo, el mole con guajolote, entre otros, así como algunos estudios enfocados en caracterización morfológica y productiva de guajolotes de traspatio en dos o tres localidades de México, por lo que nos enfocamos en el estudio de genética de poblaciones, empezando por los guajolotes de traspatio en las comunidades rurales del estado de Michoacán y Puebla, incluyendo estudios morfométricos, productivos, económicos y sociales. Posteriormente, ampliamos el estudio a poblaciones silvestres de México e incluimos información molecular de individuos domesticados y silvestres disponibles con bases en datos internacionales.
¿Por qué es importante estudiar este recurso? Sabemos que existe todavía como animal silvestre y domesticado, pero dentro también existen las llamadas poblaciones de traspatio. ¿Podría platicarnos al respecto?
Las poblaciones de traspatio que he mencionado antes son descendientes de los guajolotes domesticados, originalmente, por las culturas prehispánicas. Se les llama de traspatio porque viven en el patio trasero de las casas de las comunidades rurales en todo México. Se crían bajo condiciones rústicas: las aves pernoctan en árboles o «palos», expuestos a la intemperie bajo las diferentes condiciones climáticas de las regiones del país, o se alojan en la casa o en el jardín. El ingrediente más utilizado en la dieta de juveniles y adultos es el maíz entero, crudo, o nixtamalizado, combinado con el forrajeo a la salida de las aves a las áreas abiertas, como huertas, potreros, predios o traspatios.
En el mundo, los recursos zoogenéticos se encuentran bajo una gran presión, incluso algunos al borde de la extinción y, sin embargo, esto no llama la atención ni de los conservacionistas, ni de los investigadores ¿Qué son estos recursos y por qué son importantes?
De acuerdo con la FAO,
Los recursos zoogenéticos son todas aquellas especies de animales que contribuyen a las necesidades humanas proporcionando carne, leche, productos lácteos, huevos, fibras, ropas, recursos para el alojamiento temporal y permanente, estiércol como fertilizante y combustible, fuerza de arrastre, ayuda para la casa y bienes comercializables contribuyendo a la seguridad alimentaria para las generaciones presentes y futuras.
Se considera que las razas o variedades de animales domesticados en el mundo se encuentran en peligro de extinción, sobre todo, las razas locales que se explotan de manera tradicional en zonas rurales, es decir, los animales de traspatio.
Regresando al guajolote, ¿qué sabemos sobre el origen y recorrido de este animal?
De acuerdo con análisis de divergencia molecular del ADN mitocondrial realizados en mi grupo de investigación, la especie se originó en Sonora hace aproximadamente 3.39 millones de años y tuvo un primer evento de diversificación y expansión durante el Plioceno hacia el norte (Arizona y Nuevo México) y luego hacia el centro de lo que ahora es Estados Unidos. Posteriormente, sufrió nuevos eventos de diversificación y de expansiones hacia la costa del Atlántico y Florida y hacia el sur a través de la Sierra Madre Oriental hasta alcanzar el centro de México, expandiéndose a través de la Faja Volcánica Transmexicana.
Los guajolotes coexistieron con la megafauna del Pleistoceno; especies como el lobo terrible (Canis dirus), la cabra montañesa (Oreamnos harringtoni), león americano (Panthera leo), caballos (Equus), camello (Camelops), gato dientes de sable (Smiloddon fatalis), mamut (Mammut americanus), perezoso terrestre de Shasta (Nothrotheriops shastensis) y oso gigante (Arctodus). Los guajolotes han sobrevivido a predadores y glaciaciones.
¿Nos podría platicar brevemente sobre otras especies con las que trabaja?
Actualmente, tenemos un estudio de la diversidad y origen del cerdo pelón mexicano que deriva de cerdos domesticados (Sus scrofa) traídos por los españoles hace aproximadamente 500 años. Los cerdos pelones mexicanos se encuentran en las costas del Golfo y Pacífico Mexicano y en la Península de Yucatán, donde se adaptan ejerciendo poca destrucción al ambiente y aprovechando diversos tipos de alimentación. Por otro lado, realizamos investigación en especies silvestres desde el punto de vista de la conservación de aves como pericos, guacamayas y chachalaca; en especies de mamíferos como pecarí (Pecari tajacu) y oso hormiguero (Tamandua mexicana), jaguaroundi (Puma yagouaroundi) y murciélagos, así como en especies de lagartijas del género Anolis, entre otros.
Usted también, cómo lo decimos en la presentación, tiene mucho interés en una línea más básica: las enzimas que degradan a los carbohidratos complejos de las paredes celulares vegetales. Parecería que tienen una distancia enorme con su trabajo con recursos zoogenéticos ¿Cómo concilia ambas líneas?
En la línea de investigación en hongos filamentosos llevamos a cabo análisis de las CAZymas o enzimas que produce el hongo patógeno Colletotrichum lindemuthianum que produce antracnosis en el frijol (Phaseolus vulgaris). Además de análisis bioquímicos y moleculares de estas enzimas, también hacemos estudios bioinformáticos de la evolución molecular de las proteínas. Los estudios bioinformáticos incluyen análisis de las relaciones filogenéticas de las enzimas de C. lindemuthianum con otras especies del género y de otros hongos patógenos de plantas. Este tipo de estudios bioinformáticos son el punto de conciliación de ambas líneas de investigación porque se trata del estudio de la evolución molecular en las especies. Adicionalmente, hemos desarrollado análisis de genómica, transcriptómica y proteómica comparativas para el estudio a nivel poblacional de C. lindemuthianum.
Sabemos que a usted le interesa también la labor de divulgación de la ciencia. ¿Cree que esta labor podría incrementar el interés sobre los organismos que no llaman la atención del gran público, incluso en atraer estudiantes para hacer investigación al respecto?
Claro que sí, cuando aportas conocimiento sobre los organismos que están ahí, pero no vemos, el público en general descubre y se interesa en la diversidad de organismos presentes en nuestro entorno y valora su importancia, adoptando una cultura de protección hacia estas especies. Por otro lado, la divulgación también llega a los estudiantes que pueden decidir abordar estos estudios y contribuir con nuevo conocimiento útil en la toma de decisiones sobre el manejo y conservación de la biodiversidad.
Muchas gracias por la charla, ¿desearía agregar algo?
Agradezco la oportunidad de platicar de nuestros trabajos de investigación.