Entrevista

D.C. Gustavo Santoyo Pizano

Escrito por Rafael Salgado Garciglia

ENTREVISTA

D.C. Gustavo Santoyo Pizano

Por: Rafael Salgado Garciglia

 

 

Realizó estudios de Licenciatura en Biología en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (1999) y de Doctorado en Ciencias Biomédicas en el Centro de Ciencias Genómicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (2005). Además, es Licenciado en Psicología por la Universidad de Morelia (2023). Realizó estudios posdoctorales en el Center for Cancer Research-National Institutes of Health, en Estados Unidos, del 2005 al 2007. Fue profesor visitante en la Wilfrid Laurier University, en Canadá, durante su año sabático (2014-2015).

Es Profesor-Investigador Titular C de T.C. en el Instituto de Investigaciones Químico Biológicas de la UMSNH desde 2007, donde lleva a cabo investigaciones relativas a las ciencias agrogenómicas, interacciones planta-bacteria-patógenos, así como del desarrollo y aplicación de bioinoculantes microbianos para la agricultura sustentable. Sus proyectos de investigación individual han sido apoyados por instituciones nacionales e internacionales, como Ciencia Básica de CONAHCYT (en dos ocasiones) y GetGenome, de Inglaterra, entre otras propuestas grupales, como ICTI-Michoacán, PROMEP-SEP, e IDEA Gto.

Es autor de más de 160 publicaciones, con más de 9 000 citas, siendo unos de los investigadores más citados de la UMSNH. Es activo divulgador de la ciencia, ya que publica regularmente en diversas revistas, participa en talleres de ciencia para niños, a la vez que da conferencias. Es editor de seis libros y autor de 10 capítulos de libros. Ha dirigido siete tesis de doctorado, 17 de Maestría y 16 de licenciatura.

Asimismo, ha recibido diversos reconocimientos, como el de Senior Editor y Special Content Editor de la revista Microbiological Research (I.F. 6.7, JCR) y ha sido editor asociado de diversas revistas de alto impacto. Ha dictado conferencias magistrales por invitación en diversos congresos y universidades de países como Estados Unidos, Canadá, Grecia, Italia, China, Hong Kong y, la más reciente, en Sudáfrica.

Ha sido reconocido con el premio National Institute of Health Fellowship Award (2005), es miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores CONAHCYT Nivel 3, Investigador Estatal Honorífico (ICTI-Michoacán) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias desde el 2015. Recientemente (octubre de 2024), recibió el Premio Estatal de Ciencia que otorga el Gobierno del Estado de Michoacán a través del Instituto Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación por sus aportes científicos y contribución al desarrollo del estado de Michoacán.

 

 

Empieza a contarnos ¿Por qué estudiar biología?

¡Hola! Gracias por la oportunidad de platicar con los lectores de la revista Saber Más.

Para responder esa pregunta tenemos que remontarnos a mi niñez. Cuando cursaba la primaria y la secundaria, pasaba las vacaciones con mis hermanos y primas (ya sean semanas o meses) en un rancho donde vivían mis abuelitos, llamado San Miguel Coapa, que se encuentra a menos de una hora manejando de Morelia, Michoacán. Allí ayudaba a sembrar con una yunta de bueyes, a fertilizar y a cosechar el maíz que se cultivaba; le daba de comer y tomar agua a las vacas, caballos, gallinas y otros animales. Usualmente, montaba a caballo y andaba con mi abuelito horas continuas por el bosque de pino. También, se escuchaba a  los coyotes aullar y los encuentros con otros animales como tuzas o conejos. Era algo común en la vida del rancho en los 80.

La libertad que tenía para jugar con los perros, en el lodo, mojarme, comer capulines, duraznos, zarzamoras silvestres y otras frutas, además de atrapar insectos, ratones, serpientes, e incluso abrirlas para ver que habían comido y observar su anatomía, me parece que fue fundamental para ir desarrollando esa curiosidad por la vida durante la niñez. Me parece que por eso decidí estudiar Biología, por el contacto que tuve con la naturaleza. Además, de un excelente profesor de preparatoria que me dio la materia de Biología y que me prestaba revistas de divulgación científica, como la de Ciencia y Desarrollo que edita el CONAHCYT. Eso hizo que me interesara por la Biología y supe que la carrera se podía cursar en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

 

 

Descríbenos tu investigación, logros y aportes al realizar tus estudios de doctorado.

Al terminar la carrera de Biología, me di cuenta de que me gustaba mucho la biología molecular, por lo que decidí hacer un doctorado directo en el Centro de Ciencias Genómicas (CCG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (https://www.ccg.unam.mx/), situado en Cuernavaca, Morelos. Ahí, bajo la asesoría del Dr. David Romero, evaluamos los eventos de recombinación o conversión génica entre los genes nifH de Rhizobium etli. Esta bacteria forma una simbiosis con las plantas de frijol, ayudándole a fijar el nitrógeno atmosférico y dándoselo en formas que pueda la planta asimilarlo para su nutrición y crecimiento.

En mi trabajo, logramos detectar el tamaño de las secuencias que se pueden transferir de un gen a otro de forma unidireccional y cómo, posiblemente, evolucionan de forma paralela. Además, evaluamos la función de varios genes que son relevantes para este proceso. Una experiencia muy padre y muy enriquecedora por las discusiones amenas con otros estudiantes, amigos y profesores del CCG y del Instituto de Biotecnología (https://www.ibt.unam.mx/), donde tomé clases y seminarios con reconocidos investigadores que sigo admirando.

 

¿Cuál fue tu experiencia, como Doctor en Ciencias, para encontrar un área de trabajo e iniciar con tus propias líneas de investigación?

Antes de graduarme como Doctor en Ciencias, ya tenía trabajo. Había ganado una beca para hacer estudios posdoctorales en el Center for Cancer Research, un centro que pertenece a los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos de América (https://ccr.cancer.gov/). Para ganar esa beca viajé a Frederick, Maryland, donde dicté un seminario en el Laboratorio de Investigación a cargo del Dr. Jeff Strathern, reconocido por sus estudios de diferenciación genética en levaduras. Ahí me di cuenta del nivel de estudios que hacían y sabía que podría ampliar mis conocimientos al trabajar con otro microorganismo desconocido para mí, como lo era Saccharomyces cerevisiae.

Estando en el posdoctorado, tuve la oportunidad de ser profesor asistente en el curso de Genética y Genómica de Levaduras en Cold Spring Harbor Laboratory, en Nueva York (https://www.cshl.edu/). Esa experiencia me inspiró para ser investigador independiente, por lo que, a través del programa de repatriación del CONAHCYT, regresé a mi alma mater. Al unirme al Laboratorio de Ecología Microbiana, comencé a colaborar con el Dr. Valencia Cantero y el Dr. Rodolfo Farías (QEPD). Ahí emprendí el desarrollo de mis proyectos sobre diversidad genómica y PGPBs con apoyo de instituciones como la CIC-UMSNH, Ciencia Básica del CONAHCYT, entre otros.

 

Dentro de tus líneas actuales de investigación, como el desarrollo de Bioinoculantes para la Agricultura, Bacterias Promotoras del Crecimiento Vegetal (PGPBs) y Genómica y Metagenómica, ¿podrías definir y describir en qué consisten cada una de ellas?

Los bioinoculantes tienen como ingrediente activo microorganismos benéficos, como bacterias u hongos, que pueden estimular el crecimiento de las plantas de dos maneras. La primera, por medio de la producción de fitohormonas que estimulan el desarrollo vegetal y mejoran la nutrición de la planta. La otra es una forma indirecta, es decir, las bacterias y hongos benéficos pueden inhibir el crecimiento de patógenos y, de esta manera, permitir un mejor crecimiento de los cultivos. A diferencia de los fertilizantes químicos, los bioinoculantes, que pueden ser biofertilizantes, bioestimulantes o biofungicidas, no tienen esos efectos secundarios que son realmente tóxicos para el ambiente y para la salud humana.

Para estudiar las bacterias promotoras del crecimiento vegetal o PGPBs, en nuestro laboratorio empleamos herramientas como las ciencias «ómicas», que incluyen a la genómica, transcriptómica o la metagenómica. En el caso de la genómica, estudiamos el total de genes presentes en un genoma; mientras que la metagenómica, es una ciencia que analiza el total de genomas de una muestra ambiental, ya sea de suelo, del agua o de otros ambientes. En ambos casos, estas herramientas moleculares nos permiten detectar genes con actividades benéficas para los cultivos, como la síntesis de fitohormonas que inducen el desarrollo vegetal o la síntesis de compuestos antimicrobianos que antagonizan patógenos vegetales que pueden afectar los cultivos.

 

Además de ser autor de más de 160 artículos científicos, de libros y de capítulos de libro, has sido invitado como coeditor de varios libros. ¿Qué mensaje puedes enviar a los estudiantes de posgrado y a otros investigadores para realizar esta actividad?

El estudio de las interacciones entre plantas y sus microorganismos asociados es un área muy interesante que, en los últimos años, ha llamado la atención de muchos investigadores en todo el mundo, aún y cuando las rizobacterias tienen estudiándose, como tal, desde principios de los años 80, iniciando con el Dr. Joseph Kloepper, de la Universidad de Auburn, Estado Unidos. Y si nos vamos más atrás, comenzaría su estudio al definirse la rizosfera como un ecosistema donde interactúan plantas y microorganismos, y cuya definición fue hecha por el Dr. Hiltner hace 120 años.

En mi caso, he fomentado su estudio al desarrollar proyectos de posgrado con mis estudiantes, quienes siguen trabajando en las mismas líneas de investigación. Algo muy satisfactorio es seguir colaborando con ellos y mantener ese contacto, ahora de colegas. Por lo tanto, puedo sugerir que hay que empaparse de la mejor literatura, porque también existe mucha que no tiene un nivel de novedad mínimo. Hay que leer, leer y seguir leyendo los últimos avances, y de ahí partir para aportar nuestro grano de arena. La colaboración es igual de fundamental para hacer trabajos más bonitos y novedosos.

 

 

Actualmente, ¿qué proyecto de investigación estás realizando y cuál es su alcance?

Actualmente, estamos evaluando el efecto de algunos fungicidas que se aplican en huertas de aguacate en el estado de Michoacán y sus posibles efectos tóxicos en estas bacterias benéficas de la rizosfera. Esperamos identificar algunas cepas que sean tolerantes y que podrían ser una alternativa para los fungicidas y, de esta manera, reducir la contaminación ambiental. También, estamos muy interesados en evaluar los efectos de bacterias benéficas bajo condiciones de estrés ambiental, por lo que en el laboratorio evaluamos efectos de la salinidad, sequía y contaminación de metales pesados, y cómo pueden ser reducidos en plantas al inocular bacterias y hongos benéficos.

Estas investigaciones las estamos desarrollando en colaboración con colegas nacionales e internacionales.

 

Te felicitamos por haber recibido recientemente el Premio Estatal de Ciencias que otorga el gobierno del estado de Michoacán a investigadores que llevan a cabo su trabajo científico en nuestro estado. ¿Qué nos puedes decir de la experiencia por recibir este premio?

Recibir este Premio Estatal de Ciencia 2024 fue una gran satisfacción, ya que es el máximo reconocimiento que un investigador que labora en una institución de Michoacán puede recibir. Los premios y los reconocimientos son consecuencia del arduo trabajo de muchos años, por lo que lo principal, y más importante, es disfrutar tu trabajo científico y hacerlo con gusto. Lo demás llega por consecuencia.

 

¿Qué mensaje envías a los estudiantes e investigadores con respecto a la importancia de la divulgación de la ciencia?

Divulgar la ciencia es fundamental para atraer a las nuevas generaciones de científicos. Así llegué yo a Biología, por las lecturas de divulgación científica. Por lo tanto, me considero un ejemplo de investigador cuyas lecturas inspiraron a seguir una vida en la ciencia. Considero que ahora hay nuevas estrategias para llegar a los jóvenes alumnos desde primaria a preparatoria, tales como las redes sociales y videos de tiktok, por ejemplo. Aquí es donde se debe seguir haciendo énfasis para informar sobre la ciencia, cómo funciona, dónde se realiza, y qué carrera estudiar.

En nuestra Universidad tenemos la fortuna de contar con diversas licenciaturas e ingenierías que se enfocan en hacer ciencia, además de seguir con estudios de posgrado, los cuales son básicos para desarrollar ese pensamiento científico.

Finalmente, quiero felicitar a los directivos de Saber Más por su excelente labor de informar y también por la oportunidad de expresar estas palabras. ¡Gracias!