Infarto agudo de miocardio ¿Casualidad o causalidad?

Escrito por Diana Itzel Agüero Ramírez y Kathia Leonor Santamaría Juárez

Los millones de células que conforman nuestro organismo precisan de oxígeno y sustratos energéticos para su funcionamiento, que son distribuidos por medio del aparato cardiovascular, el cual consta de un músculo que funciona como bomba: el corazón, y de conductos de diferente calibre: arterias y venas.

Nuestro corazón se localiza en la cavidad torácica, entre los pulmones, tiene forma piramidal, es de consistencia firme, tiene una coloración rojiza y su peso aumenta con la edad. Es más grande en el hombre que en la mujer y, en la edad adulta, pesa aproximadamente 270 gramos. Por su parte, los vasos sanguíneos tienen la capacidad de cambiar su diámetro en función de las necesidades metabólicas de cada tejido, o bien debido a la influencia del sistema nervioso autónomo.

El aparato cardiovascular es vulnerable a padecer deterioro a causa de factores como el estrés, obesidad, sedentarismo, tipo de dieta, entre otros. Es importante decir que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en México y el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, en 2015 murieron 17.7 millones de personas por una de estas enfermedades, 7.4 millones de estas, fueron a causa de un infarto agudo de miocardio. De acuerdo con el Registro Mexicano de Síndromes Coronarios Agudos, los mexicanos se infartan en promedio a los 65 años, presentándose en mayor medida en hombres que en mujeres.

 

¿Qué es un infarto agudo de miocardio?

La función del corazón inicia en la tercera semana de formación del embrión y se detiene hasta el momento de la muerte del individuo. El corazón debe tener garantizada una entrega ininterrumpida de oxígeno, la cual ocurre por la irrigación sanguínea conducida por los vasos coronarios. La hipoxia es un proceso que ocurre cuando existe una disminución del oxígeno en un tejido u órgano, cuando esto sucede en el miocardio, el tejido muscular del corazón encargado de bombear la sangre por el sistema circulatorio, desencadena una sensación de dolor conocido como angina de pecho, si se corrige la falta de oxígeno, la condición o función cardiaca se corrige. Sin embargo, si la disminución del flujo de sangre oxigenada hacia el corazón progresa hasta un bloqueo completo de la irrigación sanguínea, situación conocida como isquemia cardiaca, indiscutiblemente ocurrirá el infarto o ataque al corazón. Ante esta condición, las células cardiacas mueren y no se regeneran, quedando comprometida la capacidad del corazón para bombear la sangre, con posibilidad de muerte del individuo.

 

¿Qué provoca un infarto agudo de miocardio?

Aunque son diversos factores y condiciones que causan un infarto agudo al miocardio, una principal causa es el deterioro en las arterias coronarias, el cual es ocasionado por la aterosclerosis, padecimiento que lleva al endurecimiento de las arterias por la acumulación de placa (grasas, colesterol y calcio) dentro y sobre las paredes de las arterias en forma de parches (ateromas). Al romperse los ateromas, se forma un trombo o coágulo que obstruye la luz de la arteria e impide el flujo sanguíneo, dando lugar al infarto agudo de miocardio.

 

El infarto agudo de miocardio es ¿Casualidad o causalidad?

Es decir, este tipo de infarto ¿ocurre de forma causal? o ¿hay factores de riesgo que lo desencadenan? Para responder estas preguntas, diremos que los padecimientos cardiacos, principalmente coronarios agudos, no es el resultado de una casualidad, sino más bien de una causalidad. La aparición del infarto agudo al miocardio está asociado al ritmo biológico de ciertos parámetros fisiológicos.

Cada individuo cuenta con un reloj biológico cuya función es debida a la actividad de un grupo de neuronas ubicadas en una región de nuestro cerebro conocida como núcleo supraquiasmático; este reloj maestro, es el responsable de establecer un orden temporal a los diferentes procesos de nuestra biología, por ejemplo, los ciclos de actividad y descanso, el nivel de alerta, la temperatura corporal, la producción de hormonas o el valor de nuestra presión arterial. Tales variaciones diarias en la función corporal están determinadas principalmente por los ritmos circadianos: ciclo luz-oscuridad; no obstante, el horario de alimentación y la actividad física también sincronizan nuestro reloj interno. Esta rama de la fisiología es llamada cronobiología.

 La cronobiología aborda el estudio de los ritmos biológicos, los que consisten en las variaciones funcionales que nos sirven para adaptarnos y anticiparnos a distintas condiciones ambientales, contribuyendo a la supervivencia de la especie humana. Lo ritmos biológicos se clasifican según su período de duración y encontramos los siguientes:

 

Ritmos ultradianos. Con una duración menor a 24 horas, como la síntesis y liberación de hormonas.

Ritmos infradianos. Con una duración mayor a 24 horas, como el ciclo menstrual.

Ritmos circadianos. Con una duración de aproximadamente 24 horas, como el ciclo sueño-vigilia.

 

La mayoría de los pacientes que acuden a un hospital con sintomatología de un infarto agudo al miocardio, lo hacen entre las 06:00 y las 12:00 horas. Por lo que la relación entre fisiología cardiovascular, ritmo circadiano y este padecimiento cardiaco, es un tema de interés en la medicina y en la clínica.

Múltiples evidencias sugieren que el infarto agudo de miocardio sigue un ritmo circadiano, ya que su mayor frecuencia se observa en las primeras horas de la mañana, es circaseptal, es decir, con una mayor presentación en los primeros días de la semana y circanual, que predomina durante el invierno. Existen diversos factores de riesgo para llevar a un infarto agudo de miocardio, en el esquema se describen los más importantes.

Aunque el área de investigación para la prevención y tratamiento del infarto agudo al miocardio es amplia, continúa siendo poco conocido el enfoque de una terapia que contemple el momento del día más conveniente para la administración y efecto de los diferentes fármacos (cronoterapia), con los mayores beneficios para el sistema cardiovascular. Diversos ensayos clínicos han demostrado que la hora de la toma de medicamentos tiene un gran impacto sobre la prevención de este tipo de infarto.

 

¿Cómo podemos reducir el riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio?

Son diversos lo factores que conllevan a tener un infarto agudo de miocardio. A pesar de que el avance en la medicina ha permitido el desarrollo de técnicas y tratamientos efectivos durante un evento cardiovascular, la meta principal debe ser siempre la prevención. Esto se puede lograr tomando medidas como disminuir el consumo de tabaco y alcohol, evitar el sedentarismo e incrementar la actividad física y llevar con estricto apego el tratamiento y vigilancia de enfermedades como la hipertensión y la diabetes.

 

¿Qué debemos hacer ante la sospecha de un infarto agudo de miocardio?

Cada segundo cuenta cuando ocurre un infarto agudo de miocardio, el 50 % de los pacientes que lo presentan, fallecen en su hogar por no recibir atención médica oportuna, debido a que 8 de cada 10 personas desconocen los síntomas de un infarto. Para que la probabilidad de supervivencia sea mayor, es de suma importancia que la población en general tenga en cuenta las siguientes medidas:

 

1.Saber reconocer los síntomas de un infarto agudo de miocardio.

2.Identificar los centros de atención médica cercanos.

3.Conocer los números de emergencia de su localidad.

 

A pesar de que el manejo de un infarto agudo de miocardio lo realiza un médico experto, la población en general puede contribuir a su prevención y reconocimiento oportuno.

Modificar el estilo de vida y las revisiones médicas regulares, son estrategias indispensables para conservar lo mejor posible nuestro estado de salud.

 

 

Para Saber Más: 

Ángeles-Castellanos M., Rojas-Granados A. y Escobar C. (2009). De la frecuencia cardiaca al infarto. Cronobiología del sistema cardiovascular. Rev. Fac. Med. UNAM, 52(3):117-121. https://www.medigraphic.com/pdfs/facmed/un-2009/un093g.pdf 

Crnko S., Du Pré B.C., Sluijter J.P.G. y Van Laake L.W. (2019). Circadian rhythms and the molecular clock in cardiovascular biology and disease. Nat. Rev. Cardiol., 16(7):437-447.  https://doi.org/10.1038/s41569-019-0167-4

López-Messa J.B., Garmendia-Leiza J.R., Aguilar-García M.D., Andrés de Llano J.M., Alberola-López C. y Ardura-Fernández. (2004). Factores de riesgo cardiovascular en el ritmo circadiano del infarto agudo de miocardio. Rev. Esp. Cardiol., 57(9):850-858.https://www.revespcardiol.org/es-factores-riesgo-cardiovascular-el-ritmo-articulo-13065653

 

Diana Itzel Agüero Ramírez, Médico Pasante de Servicio Social de la Licenciatura en Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

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Kathia Leonor Santamaría Juárez, Médico Pasante de Servicio Social de la Licenciatura en Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

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