Las parasitosis intestinales son enfermedades infecciosas que se producen al ingerir quistes, huevos de protozoarios o larvas de gusanos, lo cual constituye un problema de salud pública mundial. Es la segunda causa de muerte más importante entre los niños menores de 5 años.
¿Cómo se transmiten y quiénes son los responsables de una parasitosis intestinal?
La transmisión puede darse por contacto fecal-oral de persona a persona, y los parásitos causales pueden utilizar a animales como reservorios, tales como cerdos, vacas y animales de compañía. Otro medio por el cual se puede dar la infección, es al consumir alimentos que no han sido previamente tratados con los cuidados necesarios para el consumo humano y por el agua no potable.
Otros factores de riesgo a los que se le atribuyen las parasitosis intestinales son la residencia rural, un sistema deficiente en el alcantarillado y la falta de disponibilidad de agua potable, así como la presencia de animales de granja cerca de las viviendas, mala higiene por falta de lavado de manos, nivel educativo, hacinamiento y nivel socioeconómico.
¿Qué son los parásitos intestinales?
Los parásitos intestinales son microorganismos eucariotas unicelulares y pluricelulares que viven dentro de otro organismo de manera obligada, en este caso el intestino de los seres humanos. Es importante destacar que el ciclo de vida de los parásitos es bastante complejo y único de cada individuo. De manera general, estos pueden requerir de uno o dos hospederos para su desarrollo, así se distinguen hospederos intermediarios y hospederos definitivos.
Debido a que los parásitos deben adaptarse a varios tipos de hábitat, su ciclo de vida presenta dos estadios bien diferenciados: el primero, es el quístico, con resistencia y sin capacidad metabólica o reproductiva; el segundo, el trofozoíto, de baja resistencia y con alta actividad metabólica y reproductiva. La enfermedad ocurre cuando el individuo se encuentra infectado con estos microorganismos en la fase trofozoíto, es allí cuando se presentan los principales síntomas.
Síntomas
Distinguir los principales síntomas de estas infecciones podrá impactar de manera positiva en el restablecimiento de la salud del individuo. Las afecciones provocadas por parásitos a nivel digestivo, son principalmente diarrea, vómitos y náuseas, además de una debilidad física general y pérdida de peso. También se ha relacionado con el síndrome de intestino irritable y urticaria que es un proceso alérgico en la piel, hasta llegar a complicaciones mayores como anemia, desnutrición, retraso en el crecimiento, bajo desarrollo cognitivo y, en el peor de los casos, pueden causar la muerte dependiendo de los factores biológicos, ambientales y el estilo de vida que presente cada individuo.
El diagnóstico de la enfermedad
Es importante conocer cómo detectar de manera rápida y efectiva el microorganismo causante de la parasitosis intestinal para su tratamiento correcto y evitar las complicaciones propias de la enfermedad. Al mismo tiempo, debemos tener la capacidad de diferenciar los síntomas que ocasionan otro tipo de microorganismos, que al infectar podrían presentar en el cuadro clínico una sintomatología muy parecida.
Los métodos diagnósticos de parasitosis intestinales han sido mediante técnicas microscópicas estándar, que consiste en el uso de colorantes con yodo-lugol o con la tinción de Kinyoun, en búsqueda de estructuras características de cada uno de los parásitos de interés.
Además, existe el uso de pruebas comerciales para la detección de parásitos entéricos basados en reacciones inmunológicas y, recientemente, se ha dado el auge de los métodos moleculares, los cuales se basan en la identificación de genes específicos de los parásitos de interés, y que han ayudado a una mejor identificación de los agentes causantes de parasitosis. También se han llevado a cabo el análisis del genoma mediante la técnica de secuenciación de ácidos nucleicos, que están basadas en conocer cómo está constituido el ADN de los parásitos y compararlos con patrones previamente establecidos.
Aunque estas técnicas disminuyen el tiempo del diagnóstico y el aumento de la especificidad para su búsqueda, presentan desventajas como el alto costo, por lo que se convierte en una de las barreras para poder implementar de manera generalizada este tipo metodologías, y en su mayoría, solo son utilizadas en la investigación científica.
Tratamiento de parasitosis intestinales
Conocer el agente causante de la diarrea es de gran importancia para su correcto tratamiento y evitar con esto complicaciones a corto y largo plazo. El tratamiento de primera línea de las parasitosis intestinales es el metronidazol®, pero por otro lado existen infecciones como las causadas por Cryptosporidium spp, a las que no se les ha encontrado un tratamiento efectivo. Sin embargo, otro fármaco como la nitazoxanida®, es la opción viable para el control de este parásito. No obstante, no se descarta la búsqueda de nuevos antiparasitarios; una línea de estudio son los extractos de plantas y productos naturales, como aquellos que actúan sobre trofozoítos de Entamoeba histolytica. Entre los más prometedores está el extracto de cardo santo (Argemone mexicana) y de hierba de zorrillo (Petiveria alliacea), de los cuales se han obtenido las moléculas activas para poder mejorar y ampliar los tratamientos.
México frente a las parasitosis intestinales
Los estudios relacionados con infecciones parasitarias gastrointestinales en México son relativamente pocos, los que existen, están dirigidos principalmente a conocer la prevalencia y los factores de riesgo, así como determinar el potencial de nuevos antiparasitarios.
En los últimos años, la prevalencia reportada en México para las parasitosis intestinales es del 2 al 60 %, encontrando principalmente parásitos como Giardia lamblia, Cryptosporidium spp, Entamoeba histolytica/dispar, Endolimax nana, Entamoeba coli y Blastocystis hominis.
¿Qué armas tenemos contra las parasitosis intestinales?
Por ser las parasitosis gastrointestinales de las enfermedades con mayor frecuencia a nivel mundial, resulta fundamental conocer los principales factores de riesgos, síntomas, tratamiento, así como los diagnósticos oportunos con el objeto de tener las armas necesarias para combatirlas adecuadamente. Sin embargo, prevenirlas es crucial para disminuir la diseminación de los parásitos, al crear conciencia sobre las afectaciones que tendrían en la población.
Ooquiste de Cystoisospora spp observado mediante la tinción de
Kinyoun en microscopio óptico.Fotografía Hugo Sánchez
García-Cervantes P. C., Báez-Flores M. E., Delgado-Vargas F., Ponce-Macotela M., Nawa Y., de-la-Cruz M. D. C. y Díaz-Camacho S. P. (2017). «Genotipos de Giardia duodenalis entre escolares y sus familias y mascotas en zonas urbanas y rurales de Sinaloa». La revista de infección en países en desarrollo, 11(2):180-187.
https://jidc.org/index.php/journal/article/view/28248680/1665
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http://www.scielo.org.co/pdf/biosa/v15n2/v15n2a07.pdf
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https://biotecnia.unison.mx/index.php/biotecnia/article/view/24/22
M.C. Hugo Sánchez Alanís, Departamento de Patología Clínica, Hospital Universitario José Eleuterio González, Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Estudiante del Programa de Posgrado de Doctorado en Ciencias con Orientación en Microbiología.
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Dr. Néstor Casillas Vega, Departamento de Patología Clínica, Hospital Universitario José Eleuterio González, Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Profesor de la Facultad de Medicina, UANL.
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