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Psitácidos: tráfico ilegal y ciencia forense al rescate

Escrito por Gabriela Padilla-Jacobo, Miguel Gerardo Ochoa-Tovar y María Guadalupe Zavala-Páramo

ARTÍCULO DE PORTADA

 

Psitácidos: tráfico ilegal y ciencia forense al rescate

Gabriela Padilla-Jacobo, Miguel Gerardo Ochoa-Tovar y María Guadalupe Zavala-Páramo

 

Resumen

Los psitácidos son un grupo de aves que incluye a los loros, pericos, guacamayas y afines. A nivel mundial, se encuentran entre los primeros lugares de sustracción y tráfico ilegal. En México se han registrado 21 especies, de las cuales 20 se encuentran bajo alguna categoría en la Norma Oficial Mexicana 059. Las principales amenazas a sus poblaciones son la destrucción del hábitat y la sustracción con fines de comercio ilegal; en pocos años estas amenazas han diezmado sus poblaciones naturales. El Periquito Atolero (Eupsittula canicularis) distribuido en la vertiente del Pacífico desde Costa Rica hasta Sinaloa en México, encabeza la lista de los psitácidos con mayor sustracción en nuestro país. La evaluación de los datos genéticos de algunas poblaciones del Periquito Atolero ha revelado los niveles de diversidad genética y la presencia de al menos dos grupos genéticos en Michoacán, uno en la cuenca del Balsas y otro compartido con poblaciones de Jalisco, Nayarit y Sinaloa. Tratándose de una especie vulnerable, sus datos genéticos son la base de propuestas para su conservación. Esta información ha sido útil en el campo de la ciencia forense aplicada a especies silvestres, permitiendo la asignación de un grupo de individuos decomisados a una zona geográfica.

Palabras clave: Ciencia forense, genética de poblaciones, psitácidos, tráfico ilegal.

 

RECIBIDO: 15/03/2025; ACEPTADO: 07/07/2025; PUBLICADO: 19/12/2025

 

¿Qué son los psitácidos?

Estamos familiarizados con tener diversas especies de aves como mascotas, desde canarios, gorriones, jilgueros, cenzontles, hasta patos y pavorreales. Pero entre todas ellas, quizá las que más nos llaman la atención son los loros, guacamayas y pericos, grupo vistoso y bullicioso al que llamamos cotorros. En el área biológica, estas aves son conocidas como psitácidos y pertenecen al Orden Psitaciformes. Estas aves viven en diversos hábitats, desde selvas en tierras bajas hasta bosques en las montañas, pero siempre en las regiones tropicales y subtropicales del planeta.

Los psitácidos presentan características que comparten como grupo: todos tienen el pico robusto y curvo orientado hacia abajo; tienen patas zigodáctilas, es decir, tienen dos dedos (interno y medio) hacia el frente y dos (externo y pulgar) hacia atrás; y sus polluelos son altriciales, lo que significa que nacen prácticamente desnudos, sin plumas, ciegos y sin poder alimentarse solos, por lo que permanecen por un tiempo dentro del nido bajo el cuidado parental.

Pero las características más llamativas de este grupo son sus colores vivos y brillantes, su inteligencia y su capacidad para imitar la voz humana. Además, por si fuera poco, al observar con detenimiento a los loros en sus hogares humanos, encontramos que tienen habilidades sociales para integrarse a las familias.

 

¿Cómo llegan los psitácidos a los mercados?

Desafortunadamente, por sus atributos, los psitácidos son muy cotizados como mascotas, fomentando su comercio ilegal la mayoría de las veces. Cada año se incautan centenas de ejemplares en las aduanas internacionales, cuyo origen está frecuentemente en África, Centro y Sudamérica. Los principales destinos de comercialización son países del Medio Oriente, Europa y EUA en América. En América, los pericos de los géneros Eupsittula y Aratinga (endémicos de América) son los más incautados en las aduanas internacionales.

En México, el tráfico ilegal surte la demanda de mercados locales, donde el Periquito Atolero (Eupsittula canicularis o Perico Frente Naranja) se ha mantenido, a lo largo de los años, como el psitácido más comercializado, con una sustracción estimada de aproximadamente 23 000 ejemplares por año. En el periodo de 2017 a 2019, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) reportó un decomiso de 2 012 ejemplares de esta especie, en comparación con el segundo lugar ocupado por el Loro Cachetes Amarillos (Amazona autumnalis) con 182 individuos.

 

El tráfico ilegal y otras amenazas afectan a los psitácidos

El saqueo de nidos para la venta ilegal representa grandes pérdidas para las poblaciones silvestres. Se ha calculado que, durante el proceso de sustracción y venta, alrededor del 70 % de los individuos mueren por diversas causas, todas vinculadas al maltrato y al mal manejo. Los captores comúnmente sustraen de sus nidos a las crías cuando aún no pueden volar (recordemos que son altriciales); en esta etapa de sus vidas son particularmente vulnerables, necesitan la alimentación, el calor, el cuidado parental que los captores no brindan. Enseguida, se compromete su salud debido a las condiciones de estrés al que son sometidos al ser enjaulados y transportados en espacios muy limitados y hacinados; adicionalmente, se contagian fácilmente con infecciones causadas por virus, bacterias, hongos o ectoparásitos (por ej., garrapatas).

Otra gran amenaza es la pérdida de hábitat que, en buena medida, tiene un origen antrópico. Actividades como la agricultura, silvicultura ilegal, pastoreo o incluso el cambio climático provocan que cada año se pierda cobertura vegetal y con ella los sitios de alimentación, descanso o anidamiento de las poblaciones silvestres. Este panorama triste, pero real, se repite por todo el mundo y ha llevado a que prácticamente todas las especies de psitácidos se encuentren bajo algún grado de alerta.

 

¿Qué se hace para proteger a los psitácidos en México?

En México, las especies de psitácidos están protegidas por la ley en la Norma Oficial Mexicana 059, donde se definen cuatro categorías que establecen el grado de riesgo para las poblaciones de diferentes especies. De manera que, de las 21 especies de psitácidos con distribución en México, 10 están en peligro de extinción (P), 6 están amenazadas (A), 4 están sujetas a protección especial (Pr) y de dos aún no hay datos para llegar a su categorización. Adicionalmente, de acuerdo con el artículo 420, fracciones IV y V del Código Penal Federal, se castiga con hasta doce años de prisión a quien ilícitamente realice tráfico, captura, posesión, transporte, acopio, introduzca al país o extraiga del mismo algún ejemplar, sus productos o subproductos y demás recursos genéticos de una especie de flora o fauna silvestres.

Sin embargo, la práctica persiste y cada año son saqueados miles de ejemplares de diferentes especies para su venta ilegal. Cuando la PROFEPA realiza un decomiso, deposita a los individuos en zoológicos o en Centros para la Investigación de Vida Silvestre (CIVS). Permanecen en estos sitios de manera indefinida y con ello se pierde para siempre su contribución genética a la población de origen, empobreciéndola, disminuyendo su diversidad genética, haciéndolas vulnerables a cambios ambientales o a procesos poblacionales que podrían llevarlos a la extinción.

Para tratar de disminuir este impacto genético debido al saqueo, se recomienda regresar a los individuos a la población de origen. Sin embargo, la manera en que opera la sustracción y venta ilegal de estas especies imposibilita que los individuos incautados se puedan regresar a sus localidades, ya que existe una red donde participan diferentes personas:algunas son recolectoras, otras acopiadoras, otras transportadoras y, finalmente, otras los vendedores, de manera que la pista de origen de los individuos se pierde. 

 

La ciencia forense al rescate

La ciencia forense aplicada a la fauna silvestre provee herramientas basadas en la comparación de polimorfismos del ADN. Mediante técnicas de biología molecular se puede extraer el ADN de cada individuo y realizar comparaciones de las diferencias y similitudes genéticas entre ejemplares, poblaciones, especies, etc. Los datos moleculares obtenidos ayudan a resolver crímenes en fauna silvestre y han demostrado efectividad en el reconocimiento del tráfico de especies en peligro de extinción. Por ejemplo, en ciertas artesanías donde se utiliza madera, semillas o, en el caso de animales, plumas, pieles, cuernos o cualquier otra parte de un individuo, es casi imposible identificar su pertenencia a un ejemplar de una especie en peligro o no. Sin embargo, el análisis de su ADN permite identificar a qué especie pertenece, o incluso el origen geográfico del individuo en cuestión.

Por otro lado, el análisis del ADN también permite identificar poblaciones con mayor o menor vulnerabilidad o presión por el saqueo. En cualquier caso, para resolver efectivamente las controversias legales, es necesario llevar un registro previo de los polimorfismos del ADN identificados en poblaciones silvestres. En este sentido, en el laboratorio de Genética de Poblaciones de Fauna Silvestre del Centro Multidisciplinario de Estudios en Biotecnología de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, hemos desarrollado el estudio genético molecular de diferentes especies de psitácidos distribuidos en México.

 

El caso del Periquito Atolero

Una especie de nuestro interés es el Periquito Atolero que, al encabezar la lista de los psitácidos con mayor presión de sustracción en México, requiere de atención urgente en la obtención de información para proponer planes de manejo y conservación. Esta especie es de tamaño pequeño (23-25.5 cm), de color verde olivo, con la corona en verde-azul y con un manchón de plumas color naranja en la frente. Se distribuye desde Costa Rica hasta México, donde se encuentra en la vertiente del Pacífico desde Sinaloa hasta Chiapas. Los datos de ADN son una fuente excelente de información para su conservación, y su análisis ha permitido identificar líneas genéticas (linajes maternos) en poblaciones distribuidas en Michoacán, Guerrero, Sinaloa y Nayarit.

Estos datos moleculares han brindado información sobre la historia evolutiva de la especie, y han revelado que las poblaciones de la cuenca del Balsas en Michoacán tienen mayor diferenciación genética entre ellas que con otras de la vertiente del Pacífico, mientras que las de la costa michoacana están más estrechamente relacionadas con las de Sinaloa, Jalisco y Nayarit que con las de la cuenca del Balsas. Así, en Michoacán se han identificado al menos dos grupos genéticos (Costa y Balsas) que cumplen con el concepto de Unidades Evolutivamente Significativas (ESU, por sus siglas en inglés), que reconoce el camino evolutivo único de las poblaciones visto a través de sus diferencias genéticas, por lo cual estos datos sirven para hacer propuestas de conservación para la especie.

 

La ciencia forense aplicada en el Periquito Atolero

En el campo de la ciencia forense aplicada a especies silvestres, la información genética del Periquito Atolero fue útil para la asignación de individuos decomisados a una zona geográfica. En 2014, en Tlajomulco de Zúñiga (Jalisco), la PROFEPA realizó un decomiso de más de 200 individuos que fueron depositados en un CIVS. La comparación de los linajes maternos identificados en el ADN de estos ejemplares con los de la base de datos generada previamente en poblaciones silvestres reveló al grupo genético de origen más probable y con ello su ubicación en la región de la costa norte de Michoacán hasta Jalisco, contradiciendo los dichos del vendedor de que procedían de Sinaloa. Adicionalmente, se estimó el impacto de la sustracción sobre la diversidad genética de las poblaciones, dando cuenta de la diversidad que se pierde por el saqueo. Finalmente, se identificó la ruta de sustracción y venta, a la vez que se confirmó que la sustracción en México surte, en mayor medida, al mercado ilegal interno.

La evaluación de los datos genéticos de las especies permite conocer sus historias evolutivas y, cuando se trata de especies vulnerables, estos datos pueden ser la base de propuestas para su conservación. Pero, además, en el caso de las especies afectadas por el tráfico ilegal, es básico obtener información genética de sus poblaciones, ya que su aplicación permite resolver incertidumbres legales

 

Gabriela Padilla-Jacobo Bióloga, Maestra en Ciencias Biológicas y Doctora en Ciencias

Biológicas por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Profesora de asignatura en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia y en la Facultad de Enfermería de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Sus líneas de interés en investigación son la biodiversidad y la genética de la conservación. Ha realizado descripciones de la diversidad genética en diferentes especies de psitácidos, considerando esta información en propuestas de estrategias de conservación en especies en peligro de extinción. Además, la exploración del origen de la biodiversidad y la relación entre la distribución geográfica y la diversidad genética en distintas especies de vertebrados silvestres y domésticos en México.

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Miguel Gerardo Ochoa-Tovar. Biólogo por la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y M.C. en Ciencias Ambientales por la Universidad Autónoma de Barcelona. Cuenta con más de 10 años de experiencia como fotógrafo de naturaleza. Algunas de sus fotografías han sido publicadas en varios libros y artículos científicos en el ámbito nacional e internacional. Además, su trabajo ha sido reconocido en The Nature Conservancy y el Concurso Nacional de Fotografía Científica de la UNAM. También ha resultado ganador en el Festival Internacional de Fotografía de León y en el Concurso Nacional “Lo Hecho en México”. Actualmente se desempeña como encargado del área multimedia del Departamento de Comunicación de la Ciencia de la Coordinación de la Investigación Científica de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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María Guadalupe Zavala-Páramo. Bióloga por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Maestra en Ciencias en Biología Experimental por la Universidad de Guanajuato y Doctora en Ciencias con especialidad en biotecnología de plantas por el CINVESTAV, Instituto Politécnico Nacional, Irapuato. Profesora Investigadora del Centro Multidisciplinario de Estudios en Biotecnología, FMVZ, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, nivel II. Una de sus líneas de investigación es el estudio de la diversidad genética,genealogía, filogenetica, demografía de poblaciones y filogeografía de fauna silvestre y recursos zoogeneticos. Destaca la generación de bases de datos genéticos de las poblaciones silvestres de pericos y guacamayas útiles en el campo de la ciencia forense para la asignación de grupos de individuos decomisados a sus zonas geográficas de origen. 

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Diario Oficial de la Federación (DOF). (2002). Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de los códigos Penal Federal y Federal de Procedimientos Penales. Ciudad de México. https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=736057&fecha=06/02/2002#gsc.tab=0

 

eBird - Discover a new world of birding. Perico Frente Naranja (Eupsittula canicularis). https://ebird.org/species/orfpar

Padilla-Jacobo G., Monterrubio-Rico T.C., Cano-Camacho H. y Zavala-Páramo M.G. (2021). Genealogical relationship inference to identify areas of intensive poaching of the Orange-fronted Parakeet (Eupsittula canicularis). BMC Zoology, 6(1). https://bmczool.biomedcentral.com/articles/10.1186/s40850-021-00080-y