RECIBIDO: 11/11/2024; ACEPTADO: 28/11/2024; PUBLICADO: 14/02/2025
La obesidad es la enfermedad más alarmante en México y en el mundo, ya que es un factor para el desarrollo de la diabetes, enfermedades cardiovasculares e inclusive el cáncer. Con la obesidad, la economía y la calidad de vida de las personas involucradas se ven afectadas. Por ello, encontrar soluciones para contrarrestar esta enfermedad es urgente, puesto que no existen tratamientos efectivos a largo plazo. La obesidad comienza por un daño en el hipotálamo, en el cerebro, el cual sufre una inflamación por el consumo de alimentos con exceso de azúcar y grasas saturadas. Es factible revertir o proteger de la obesidad con la adición de fuentes de moléculas especiales, capaces de reparar el daño causado por la mala alimentación. Las fuentes de dichas moléculas son llamados alimentos funcionales, como el aguacate, el aceite de oliva y los cítricos.
Palabras clave: Alimento funcional, cerebro, hipotálamo, obesidad.
Estefanía Farías-Gaytán Omar Guzmán-Quevedo Pues bien, esta región del cerebro posee ciertos poderes que nos dicen cuándo comer y cuándo dejar de hacerlo. Cuando pasamos un periodo largo de tiempo sin comer, unas neuronas del hipotálamo nos producen apetito, pero al comenzar a comer, otras neuronas comienzan a quitarnos el hambre poco a poco… hasta parar de comer. ¡Maravilloso! Sin embargo, esta capacidad del hipotálamo se puede ver afectada por la comida con alto contenido de azúcares y grasas, lo que llamamos «comida chatarra». Tomar refrescos, comer pizzas, hamburguesas, panes ultraprocesados, entre otros alimentos, produce una inflamación en el hipotálamo, la cual rompe el magnífico equilibrio y se comienza a ganar peso. Si la alimentación sigue siendo de comida chatarra, la ganancia de peso no cesa y se produce la obesidad. ¡Problemón! La persona con obesidad puede desarrollar diabetes, hipertensión, colesterol alto y, eventualmente, problemas del corazón. ¿Te imaginas que pudieras comer de todo lo que te apetece sin subir de peso? Suena a una idea utópica o hasta sacada de una película; sin embargo, resulta que podría ser una realidad, y la respuesta siempre estuvo frente a nosotros. ¿Dónde?, se preguntarán. Bueno, si van a la cocina y exploran por ahí, tal vez encuentren en la alacena una botella de aceite de oliva, o si buscan en su refrigerador, puede que al lado de los tomates y la cebolla haya una bolsa de limones esperando ser comidos. Sí, es así, ¡eureka! Los encontraron, alimentos de la dieta que siempre han estado presentes y que pocas veces nos ponemos a pensar, lo mucho que pueden aportar a nuestra salud. La oliva (aceituna), en sus diversas presentaciones, como el famoso y bien recomendado aceite de oliva extra virgen, o los cítricos como el limón o la mandarina, entran en un grupo de alimentos que se conocen como alimentos funcionales. No todos los alimentos entran en esta tan prestigiosa categoría, y es que resulta que hay una variedad de requisitos que deben de tener los alimentos para entrar en este selecto grupo. Por ejemplo, deben tener la capacidad de hacernos sentir mejor, o ayudarnos a evitar un resfriado, o protegernos de un infarto, o subir de peso, todo esto de manera segura para quienes los consumen. Entonces, al englobar todas estas características, podemos definir a los alimentos funcionales como alimentos que, además de aportarnos nutrientes como proteínas, carbohidratos, lípidos, vitaminas y minerales, pueden mejorar la salud y prevenir enfermedades sin causar daño al consumirlos. Se sabe que estos alimentos impactan a nuestra salud de diversas maneras, gracias a que contienen ciertas moléculas especiales con la grandiosa capacidad de llegar a nuestro cerebro y tener efectos tan positivos como ayudarnos a dormir, mejorar los niveles de ansiedad o depresión y mejorar nuestra capacidad de aprender. Dentro de estas moléculas especiales, existen algunas cuya región predilecta en el cerebro, es el hipotálamo. Cuando llegan a este centro de mando, las moléculas especiales inhiben el apetito; además, a través de unas fibras nerviosas que salen del hipotálamo y que se conectan con el tejido adiposo, promueven la quema de la grasa acumulada, evitando la ganancia de peso, coloquialmente hablando, «engordar». Algo muy importante de lo anterior, es que estas moléculas especiales queman la grasa aun cuando esta proviene de las calorías de la comida chatarra. En años recientes, los investigadores se han dado a la tarea de estudiar con mucho detalle el hipotálamo, debido a su gran importancia en la obesidad, es decir, su relación con el aumento o la pérdida de peso. El hipotálamo es una pequeñita zona del cerebro que pesa entre cinco y ocho gramos, y representa el 0.3 % del volumen total del cerebro de un adulto. Aun cuando puede sonar insignificante en tamaño, el hipotálamo es asombrosamente poderoso y sus funciones son cruciales para la vida, pues regula el ritmo cardiaco, la temperatura corporal y el balance energético, muy relacionado con la obesidad. En investigaciones que se han realizado, se ha descubierto que los compuestos provenientes de alimentos funcionales son capaces de decidir cuánta comida debemos ingerir. Pero también, regula el gasto de la energía que obtenemos con la ingesta de alimentos; las señales que llegan al hipotálamo llevan a afinar el balance energético. Pero, ¿qué es el balance energético? Imaginémonos una balanza, como la que porta la diosa romana Iustitia (Justicia); en un lado ponemos toda la comida que ingerimos en un día y del otro lado ponemos toda la energía que necesitamos para las funciones vitales, como respirar o movernos. Esta delicada balanza estará en equilibrio cuando lo ingerido es igual a lo gastado; no obstante, si comemos en exceso, la balanza se rendirá hacia un lado (mayor peso) y el resultado será la ganancia de peso y, con el tiempo, obesidad. Por el contrario, si dejamos de comer y seguimos llevando a cabo nuestras actividades normalmente, lo que sucederá será que la balanza se inclinará al lado de mayor energía, bajaremos de peso y, si esta situación persiste, posiblemente se llegará a la enfermedad. Este fino balance en el hipotálamo se ha estudiado intensamente, encontrando que puede ser reparado, cuando está alterado por la obesidad, por diversos compuestos provenientes de nuestros alimentos. Surge la pregunta: ¿Qué hacen estos alimentos para reparar el balance y revertir la obesidad? A través de estudios experimentales se ha demostrado que compuestos de tipo flavonoide, como el kaempferol, llegan al hipotálamo para reparar los daños de la comida chatarra. Primero desinflaman el hipotálamo, luego reparan el balance energético y, finalmente, promueven la pérdida de peso corporal. Otros compuestos como el ácido oleanólico y la nomilina, provenientes del aceite de oliva y de cítricos, respectivamente, también surten los mismos efectos en el hipotálamo, haciendo perder peso. Esto se explica porque el aceite de oliva y el limón son aliados históricos contra la obesidad. Todavía se están estudiando estos grandiosos alimentos, sus componentes y cómo actúan en el cuerpo humano, por lo que muchas sorpresas fabulosas están por llegar. Lo que parecía un sueño, cada día está más cerca de hacerse realidad. ¿Te imaginas poder comer todo lo que te apetece sin subir de peso? La respuesta a esta pregunta sería ¡SÍ!, siempre y cuando consumamos fuentes de moléculas especiales provenientes de los alimentos funcionales.
Jankiewicz A.C., Guzmán O. y Cota D. (2019). El origen de la obesidad: ¿Está todo en el cerebro? Ciencia (Academia Mexicana de Ciencias), 70, 1-4. https://www.revistaciencia.amc.edu.mx/online/X1_70_2_1198_Obesidad.pdf Meléndez-Sosa M.F., García-Barrales A.M., Ventura-García N.A. (2020). Perspectivas e impacto en la salud del consumo de los alimentos funcionales y nutracéuticos en México. RD-ICUAP BUAP, 16, 114-136. http://www.apps.buap.mx/ojs3/index.php/rdicuap/article/download/1745/1331 Romero-Juárez P. y Guzmán O. (2022). Fitoquímicos bioactivos en el control de la obesidad. Saber Más. Revista de Divulgación, (63). https://www.sabermas.umich.mx/archivo/articulos/562-numero-63/1107-fitoquimicos-bioactivos-en-el-control-de-la-obesidad.html
Resumen
Estudiante del Programa Institucional de Doctorado en Ciencias Biológicas,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Morelia, Michoacán.
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Profesor e Investigador del Tecnológico Nacional de México (TECNM) / Instituto Superior Tecnológico de Tacámbaro,
líder del Laboratorio de Neuronutrición Experimental e Ingeniería de Alimentos.
Tacámbaro, Michoacán.
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¡La guerra no está perdida!
El hipotálamo y la obesidad
¡La investigación ha dado respuesta!