Hongos microscópicos, un enemigo silencioso en los cultivos

Escrito por Juan Mendoza-Churape y Ma. Blanca Nieves Lara-Chávez

Hongos microscópicos, un enemigo silencioso en los cultivos

Juan Mendoza-Churape y Ma. Blanca Nieves Lara-Chávez
Año 13 / Número 78 / 2024
RECIBIDO: 14/11/2023; ACEPTADO: 26/02/2024; PUBLICADO: 31/01/2025

Resumen

Hablar de hongos es mucho más complejo de lo que creemos, ya que existen diversos grupos con diferentes hábitos de crecimiento y tamaño, algunos son beneficiosos, pero también podemos encontrar patógenos de otros organismos, a la vez que pueden ser microscópicos y macroscópicos. En nuestro país hay una gran diversidad de hongos que son utilizados como alimento, aprovechados por sus propiedades medicinales y para realizar rituales. Asimismo, están los hongos denominados fitopatógenos, los cuales causan enfermedades en las plantas y, en ocasiones, las llevan a la muerte. En este artículo te presentamos a este grupo de hongos microscópicos, los daños que provocan en las plantas y cómo llevar a cabo su control en los cultivos.

Palabras clave: enfermedades, hongos fitopatógenos, plantas.

Juan Mendoza-Churape
Estudiante del Programa Institucional de Doctorado en Ciencias Biológicas,
Laboratorio de Fitopatología, Facultad de Agrobiología «Presidente Juárez»,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Morelia, Michoacán.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Ma. Blanca Nieves Lara-Chávez
Profesor e Investigador del Laboratorio de Fitopatología,
Facultad de Agrobiología «Presidente Juárez»,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Morelia, Michoacán.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Seguramente, si hablamos de hongos, la primera imagen que se viene a la mente es el típico hongo de sombrero color rojo con manchas blancas o los que consumimos habitualmente conocidos como champiñones. Sin embargo, hablar de hongos es mucho más complejo, ya que estos organismos conforman el reino Fungi y, dentro de ellos, existen un sinfín de miembros con hábitos de vida muy diversos, desde saprófitos, fitopatógenos y benéficos, hasta otros que forman estructuras microscópicas que, en ocasiones, no son detectables por el ojo humano.

México cuenta con una abundante diversidad de hongos; no obstante, aún quedan muchas especies por describir. Desde tiempos antiguos han formado parte no solo de la cultura prehispánica como alimento y componente de rituales, sino que también han cumplido una importante tarea desde el punto de vista ecológico, entre los que encontramos descomponedores de materia orgánica y contrastantemente como benéficos al formar asociaciones simbióticas con las plantas.

Otros destacan por sus propiedades medicinales o sus efectos nocivos al producir sustancias tóxicas para otros organismos, como aves, mamíferos y al mismo ser humano. En el caso de las plantas, al desarrollar sus ciclos biológicos, los hongos producen diversos síntomas en ellas; a estos se les denomina fitopatógenos que, en ocasiones, causan la muerte de las plantas. Por tal razón, es necesario informar de estos grupos de hongos microscópicos, cómo se identifican y cuál es el impacto que tienen como fitopatógenos en especies vegetales.

 

¿Qué es un hongo fitopatógeno microscópico?

Para darnos una idea de la importancia de estos hongos, se tienen registros de que más de la mitad de los géneros identificados pertenecientes al reino Fungi son microscópicos, pero, paradójicamente, la mayoría de los estudios en este reino se ha centrado en hongos macromicetos, es decir, los que sí podemos ver a simple vista. Los microscópicos, generalmente, causan enfermedades en las plantas, tanto cultivadas como silvestres y su ciclo de vida lo completan dentro del hospedero (en la planta que atacan). Sin embargo, esto no sucede siempre, ya que en ocasiones necesita un hospedero alterno, por lo que son tan devastadores.

 

 

¿Qué determina esta clasificación?

Se clasifican por el tamaño de sus cuerpos fructíferos o también conocidos como esporóforos o conidióforos, estructuras reproductivas que generan conidios o esporas, las cuales son las células reproductoras de los hongos. Estas estructuras que producen los hongos microscópicos se miden en micrómetros y para su observación se requiere de un microscopio compuesto, por lo que son llamados micromicetos que no podemos verlos a simple vista. Estos cuerpos fructíferos presentan una morfología variada, pero a la vez muy compleja, lo que requiere de técnicas más específicas para su identificación y caracterización.

Por lo anterior, el desarrollo de los antecedentes de los micromicetos está relacionado con las investigaciones y desarrollo de técnicas como la identificación molecular basada en la secuenciación de fragmentos de ADN, herramienta que ha ayudado a su identificación para conocer la biodiversidad dentro de las enfermedades de las plantas y comprender la biología de estos organismos capaces de acabar con plantaciones enteras de interés agrícola. Con esto, se han desarrollado técnicas de manejo y control de estos fitopatógenos, lo que ha permitido comprender el maravilloso mundo fúngico microscópico.

 

 

Algunos hongos microscópicos con importancia fitopatógena en cultivos agrícolas

Existen cientos de micromicetos causantes de enfermedades en cultivos agrícolas, pero destacan ciertos géneros por su gran rango de hospederos, severidad, virulencia y por ser cosmopolitas. Por ejemplo, Fusarium, Rhizoctonia, Verticillium, Giberella, Botrytis, Pestalotia y Alternaria, hongos fitopatógenos que tienen un gran impacto negativo, ya que se reporta que son los responsables de mermar hasta un tercio de la producción mundial de los alimentos. Se sabe que infectan plantas de varios alimentos de la canasta básica a nivel mundial, como arroz, frijol, trigo, maíz, papa y soya. También están estrechamente relacionados con enfermedades en plantas leñosas, frutales y maderas preciosas, así como de árboles de interés ecológico, a los cuales les causan la muerte.

El control de estos hongos eleva los costos de producción en el campo, ya que se utilizan fungicidas, mayormente derivados de síntesis química, que además de ser nocivos para la salud humana, son contaminantes del ambiente por su residualidad y son responsables de generar resistencia a estos compuestos en algunos de ellos.

 

Síntomas y signos que producen los hongos micromicetos en las plantas

Los micromicetos fitopatógenos expresan síntomas localizados o multisitio de manera simultánea o sistemática en la planta. Entre los síntomas más destacables se encuentra la pérdida de vigor de la planta, el amarillamiento de las hojas, las pudriciones de frutos y del sistema radicular, cancros en tallos, muerte descendente de ramas, defoliaciones, tizones en panículas, brotes y marchitez, síntoma ocasionado por daño a los vasos conductores del xilema y floema. Asociados a estos síntomas, el tejido infectado expresa signos (evidencia física del fitopatógeno) que, generalmente, son microscópicos. Los síntomas aparecen según la fase del ciclo de vida en la que se encuentre el hongo.

Si el hongo se encuentra en su fase asexual, es posible que desarrolle esporangióforos, esporangios, conidióforos, picnidios, acérvulos, esporodóquios o conidios. Si se encuentra en su fase sexual, produce estructuras como peritecios, cleistotecios, apotecios, uredosporas y teliosporas. En ambas fases se puede encontrar micelio con hifas cenocíticas (sin septos) o septadas. Algunos hongos producen clamidosporas y esclerocios que son estructuras esféricas de resistencia para sobrevivir a condiciones ambientales adversas, como el género Fusarium, que puede permanecer por mucho tiempo inactivo hasta que se den las condiciones ideales para germinar y continuar su ciclo de vida.

Estas estructuras son de vital importancia para la identificación, ya que aportan caracteres taxonómicos que nos ayudan a dilucidar entre géneros, inclusive entre especies. El tipo de signo también es útil para darnos una idea de qué condiciones favorecen la diseminación del fitopatógeno, por ejemplo, todas aquellas estructuras que se encuentren de manera libre en el tejido, como los conidióforos, esporangióforos, uredosporas y teliosporas, son fácilmente dispersadas por el viento. Las que se encuentran inmersas en el tejido vegetal o cuerpo fructífero necesitan de la escorrentía y salpicadura de lluvia para ser dispersadas, como es el caso de los acérvulos, picnidios y peritecios. Esta información es útil desde el punto de vista de manejo de la enfermedad para tomar las medidas pertinentes.

  

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