Olivia Zapata-Martínez El filoplano se compone de una comunidad diversa de microorganismos, estructurada principalmente de bacterias, hongos y algas, los cuales viven en asociación con la superficie de las hojas de las plantas. Dichos microorganismos son importantes para la salud de la planta y para el medioambiente, ya que pueden ayudar a la planta a crecer, protegerla de otros microorganismos que pueden dañarla e incluso favorecer a reciclar las hojas viejas. Las hojas de los árboles proporcionan un entorno único para estos microorganismos, con factores como las características de la superficie de la hoja, la temperatura, la humedad y la disponibilidad de nutrientes orgánicos y minerales que influyen en la diversidad y en la abundancia de los microorganismos presentes, los cuales han desarrollado adaptaciones para sobrevivir en este entorno. Revisemos cómo influyen algunos de estos factores sobre el filoplano. Estaciones del año. Las estaciones del año pueden tener un efecto en el filoplano, especialmente en regiones donde las condiciones climáticas son muy diferentes entre ellas. Durante la primavera y el verano, la temperatura suele ser más cálida, lo que puede hacer que el filoplano sea un ambiente más favorable para el crecimiento de algunos microorganismos. Sin embargo, los rayos ultravioleta (UV) son más intensos, lo que puede tener efectos negativos para su desarrollo. Por otro lado, durante el otoño y el invierno, la luz solar es menos intensa, pero la temperatura es más fría, lo que puede hacer que las condiciones sean menos favorables para el crecimiento de los microorganismos. En algunos casos, los microorganismos pueden entrar en un estado de latencia o inactividad durante los meses más fríos y secos, para luego reactivarse cuando las condiciones vuelven a ser más favorables, esto sucede en especies de árboles que no pierden sus hojas y que se conocen como «árboles siempre verdes». Las precipitaciones también pueden tener un impacto en el filoplano. En áreas con estaciones secas y húmedas muy definidas, el filoplano puede alterarse significativamente en su composición durante los cambios de una estación a otra. Durante la estación húmeda, puede haber una mayor proliferación de bacterias y hongos, mientras que, durante la estación seca, los microorganismos pueden estar en un estado de inactividad. Algunos microorganismos tienen adaptaciones para sobrevivir en un entorno en constante cambio o en condiciones adversas. Por ejemplo, pueden producir sustancias que los protegen contra los rayos UV, o bien, ajustar su pigmentación para maximizar la captación de luz y la fotosíntesis (como las microalgas). Posición geográfica. La latitud y la altitud son puntos de referencia determinantes en el desarrollo y en la diversidad del filoplano. En su mayoría están relacionados con las condiciones climáticas, es decir, a mayor altitud y latitud se presentan climas más fríos y en algunos casos secos, lo cual es determinante para las especies de microorganismos que pueden desarrollarse en dichas condiciones. Además, el tipo de suelo y la disponibilidad de agua juegan un papel importante en el desarrollo de las plantas y, sobre todo, en sus hojas, las cuales suelen ser de mayor tamaño en lugares cálidos, húmedos y sombreados. Esto proporciona una mayor superficie para el desarrollo del filoplano. Contaminación. La contaminación puede tener un impacto negativo en el filoplano. La exposición a contaminantes como los gases de escape de los vehículos, los productos químicos agrícolas, los metales pesados y otros contaminantes pueden alterar la composición y la actividad de los microorganismos que viven en el filoplano. Los contaminantes pueden actuar directamente sobre los microorganismos del filoplano, matándolos o inhibiendo su crecimiento. Esto puede provocar una reducción en la diversidad de especies en el filoplano, o bien, se puede propiciar la proliferación de microorganismos dañinos para la planta, ya que aquellos que son benéficos y que compiten por el espacio, se ven reducidos por la presencia de los contaminantes. Además, los contaminantes pueden ser absorbidos por las plantas y acumularse en sus tejidos, lo que puede tener un efecto negativo en la salud y en el crecimiento de las hojas y, consecuentemente, en el filoplano. La presencia de contaminantes también puede afectar indirectamente al filoplano a través de cambios en las condiciones ambientales, por ejemplo, la contaminación puede afectar la cantidad de luz solar que llega a las hojas, lo que puede alterar la fotosíntesis y la producción de azúcares, lo que a su vez puede afectar la composición del filoplano. Competencia. La presencia de una comunidad microbiana diversa y saludable en el filoplano puede competir con los microorganismos patógenos por los recursos, lo que limita la capacidad de los patógenos para establecerse y proliferar en la superficie de las hojas. Antibiosis. Algunos microorganismos del filoplano pueden producir compuestos antibióticos que inhiben el crecimiento y la actividad de los patógenos, lo que reduce la probabilidad de que causen enfermedades en las plantas. Inducción de resistencia. Los microorganismos del filoplano pueden estimular la producción de compuestos protectores en las plantas, como las fitoalexinas, que aumentan la resistencia de las plantas a los patógenos. El filoplano es un ecosistema importante y único que puede variar de acuerdo con la estación del año, las condiciones climáticas, la posición geográfica de la planta y la presencia de contaminantes, a la vez que juega un papel fundamental en la salud de las plantas, pues puede protegerla de patógenos y del estrés abiótico. Las investigaciones en curso sobre el filoplano son esenciales para comprender sus interacciones complejas y para desarrollar nuevas estrategias para incrementar la salud de las plantas y el funcionamiento de los ecosistemas. Entonces, la próxima vez que veas una planta, recuerda que no es solo una planta, ¡sino que también es el hogar de toda una comunidad de microorganismos que viven en sus hojas! Agradecimientos Al Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) y al curso de Comunicación de la Ciencia ofertado por dicha institución, en especial al Dr. José Luis Andrade Torres, a C. D. Gabriela Cerón Aguilera, a la QFB Jessica Guadalupe Yam Chan y al Lic. Gen. Alexis Cadena Ramos por su apoyo en la revisión constante del presente artículo, así como sus comentarios.
Bashir I., War A.F., Rafiq I., Reshi Z.A., Rashid I. y Shouche Y.S. (2022). Phyllosphere microbiome: Diversity and functions. Microbiological Research, 254, 126888. https://doi.org/10.1016/j.micres.2021.126888 Ducid M.G., Murace M.A. y Cellini J. (2005). Diversidad fúngica en el filoplano de Osmorhiza spp. relacionado con el sistema de regeneración empleado en bosques de Nothofagus pumilio en Tierra del Fuego, Argentina. Bosque (Valdivia), 26(1), 33-42. http://dx.doi.org/10.4067/S0717-92002005000100004 Urdaneta L.M. y Delgado A.E. (2007). Identificación de la microbiota del filoplano del cacaotero (Theobroma cacao L.), en el municipio Carraciolo Parra Olmedo, estado Mérida, Venezuela. Revista de la Facultad de Agronomía, 24(1), 47-68. https://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0378-78182007000100004
Profesora, estudiante, investigadora,
Centro de Investigación Científica de Yucatán, A.C.
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