El colibrí esmeralda cozumeleño

Escrito por Haziel Eleazar Dzib-Baak

Haziel Eleazar Dzib-Baak.
Estudiante del posgrado en Ciencias Biológicas,
opción Recursos Naturales,
Centro de Investigación Científica de Yucatán,
Mérida, Yucatán.
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El colibrí esmeralda (Chlorostilbon forficatus) es un habitante endémico de la isla de Cozumel, Quintana Roo. Se puede observar durante todo el año en el interior de la selva y en jardines urbanos, aunque es necesario tener una buena visión debido a que llega a medir de 6-9 cm, tanto en machos como en hembras, pero con una marcada diferencia en el plumaje. Los machos se distinguen por presentar un plumaje verde esmeralda brillante en gran parte del cuerpo que muestra diferentes tonalidades a la luz del sol, haciendo un contraste con sus alas oscuras. Además, presentan una notable cola larga en forma de tijera de color negro azulado, con un pico recto que es más largo que la cabeza. En cambio, el plumaje de las hembras es de un color verde pálido con gris en la garganta y el vientre, con una cola más corta.

 

Colibrí esmeralda macho de Cozumel. Fotografía: Telmo-Villanueva.

 

La reproducción sucede durante los primeros meses del año. Las hembras ponen dos huevos en pequeños nidos en forma de taza hechos de finas fibras vegetales, donde se distinguen algunas especies nativas de la región como el algodón (Gossypium hirsutum) o el chaká (Bursera simaruba). Las hembras, frecuentemente, construyen sus nidos a baja altura, a orillas de la selva o dentro de jardines en zonas urbanas. Incluso se tiene registro de que las hembras construyen sus nidos sobre cables eléctricos en los interiores de las casas. Como ocurre con la mayoría de las especies de aves, en el colibrí esmeralda es común ver a la madre defendiendo el nido y cuidando a los polluelos recién nacidos. Este comportamiento es tan sorprendente que se ha observado al colibrí esmeralda batirse a duelo con reptiles de gran tamaño, como las iguanas.

Como otras especies de colibríes, el colibrí esmeralda tiene un acelerado metabolismo. Su corazón puede llegar a latir hasta mil veces por minuto y tiene la capacidad de batir sus alas hasta 60 veces por segundo durante el vuelo. Las tasas de consumo de energía en sus músculos son hasta diez veces mayores que las de un atleta olímpico. Como es de imaginarse, el colibrí esmeralda necesita cubrir esta enorme demanda de energía. Para ello, basa la mayor parte de su alimentación en el néctar floral, una sustancia rica en azúcares, con la que obtiene la mayoría de la energía necesaria para sus actividades diarias y complementa su dieta con pequeños insectos como hormigas y arañas. Lo interesante es que, para obtener el néctar, ha desarrollado una bonita relación de mutuo beneficio con las plantas florales de la isla.

 

 

Colibrí esmeralda de Cozumel anidando. Fotografía: Telmo-Villanueva.

 

Colibrí + planta = vida

En un ambiente natural, las interacciones que existen entre las plantas y los animales son primordiales para mantener un ecosistema saludable. Esto quiere decir, un ecosistema en equilibrio, donde los seres vivos, el medio ambiente físico y los procesos ambientales interactúan de manera sostenible. Estas interacciones se consideran mutualistas cuando las especies participantes obtienen un beneficio recíproco. Por mucho tiempo, los colibríes han establecido este tipo de interacción con las plantas florales tomando el papel de polinizadores. En algunas plantas, la polinización requiere de la intervención de otras especies, como el colibrí, el que vuela de flor en flor, buscando el néctar necesario para alimentarse, en el proceso entra en contacto con el polen de las mismas flores y lo transporta hacia otras promoviendo la reproducción de las plantas. Esta polinización cruzada es esencial para mantener la diversidad dentro de las poblaciones de plantas y para favorecer su adaptación y supervivencia a largo plazo.

Se ha documentado que el colibrí esmeralda puede obtener el néctar de hasta más de veinte especies de plantas florales, aunque se han distinguido algunas donde es más frecuente observar sus visitas. Por ejemplo, es común ver a más de un individuo compitiendo por el néctar de las flores de tulipán (Malvaviscus arboreus), una planta nativa que, además de tener un fuerte uso ornamental en parques y jardines, es una especie que tiene diversos usos medicinales, dado que las flores se emplean para tratar síntomas de enfermedades respiratorias y digestivas.

Otra especie es la albahaca silvestre (Scutellaria gaumeri), una planta aromática que también es visitada por colibríes. El colibrí esmeralda tiene la capacidad de visitar flores con una variedad de colores, formas y tamaños, por lo que podemos considerarlo como una especie que no está especializada en un grupo específico de especies vegetales. Al polinizar una amplia variedad de plantas, el colibrí esmeralda ayuda a la diversidad en el ecosistema, promueve la reproducción y la regeneración de varias especies de plantas, ayuda a proporcionar alimento y refugio para otros seres vivos que dependen de las especies vegetales, como otras aves, insectos y mamíferos.

 

 

Colibrí esmeralda de Cozumel alimentándose del néctar de las flores. Fotografía: Telmo-Villanueva.

 

Una especie en riesgo

Al ser un ave con una distribución restringida a la isla de Cozumel, las poblaciones del colibrí esmeralda son completamente vulnerables a las mínimas perturbaciones que ocurren en su ambiente. Por ejemplo, se conoce que el impacto cada vez más frecuente de fenómenos meteorológicos, como los huracanes, tiene un efecto directo sobre la diversidad de aves que se encuentran en la isla. Además, el acelerado crecimiento de la población humana en Cozumel en los últimos años, y que ha llevado a la construcción de nuevos fraccionamientos urbanos, ha tenido como resultado una elevada deforestación de las selvas y pérdida del hábitat para el colibrí esmeralda.

También, la introducción de especies invasoras representa un problema. Las especies invasoras pueden convertirse en depredadores de las especies endémicas, especialmente si no tienen depredadores naturales en el ambiente que invaden. Esto puede llevar a una disminución de las poblaciones de especies endémicas, o incluso a su extinción local. En Cozumel, la boa (Boa constrictor), los perros (Canis lupus familiaris) y gatos (Felis catus) ferales, son ejemplo de especies invasoras que tienen un impacto negativo en la avifauna local.

Como se ha mencionado, las poblaciones de especies endémicas suelen ser más vulnerables a las amenazas y tienen un mayor riesgo de extinción. Todos los factores descritos con anterioridad han causado la extinción de otras especies de aves endémicas de Cozumel, como es el caso del Cuitlacoche (Toxostoma guttatum), que no se ha registrado su avistamiento en más de 20 años. Por ello, es importante poner atención en las especies endémicas que aún podemos encontrar en la isla, en especial aquellas que participan de manera importante en la interacción con otras especies y ayudan al mantenimiento de la diversidad vegetal, como el colibrí esmeralda.

Para conservar las poblaciones del colibrí esmeralda, existen diversas acciones que podemos implementar. Primero, es fundamental diseñar programas de manejo de especies invasoras que ayuden a disminuir su impacto sobre las especies endémicas. Es importante la participación conjunta entre la sociedad local, los científicos y las autoridades en la toma de decisiones para solucionar y mitigar los efectos negativos de las actividades humanas, como la construcción de fraccionamientos.

Por último, es importante fomentar la investigación ciudadana y científica para obtener datos precisos sobre el estado de conservación de las poblaciones del colibrí esmeralda y así poder desarrollar estrategias de conservación efectivas.

En conjunto, estas acciones nos permitirán preservar la especie y asegurar su supervivencia, garantizando un equilibrio en el frágil ecosistema de la isla.

 

Agradecimientos

A José Luis Andrade Torres, Elizabeth González, Olivia Zapata Martínez, Julio Salas Rabaza, Gabriela Aguilera y Manuela Salas Herrera por sus valiosos comentarios y sugerencias para la mejora de este artículo.

 

 

Lara-Rodríguez N.Z., Díaz-Valenzuela R., Martínez-García V., Mauricio-Lopéz E., Anaid-Díaz S., Valle O.I. y Ortiz-Pulido R. (2012). Redes de interacción colibrí-planta del centro-este de México. Revista Mexicana de Biodiversidad, 83(2), 569-577. https://revista.ib.unam.mx/index.php/bio/article/view/965

Macouzet T. (2023). Aves de Cozumel. https://avesdecozumel.org/

Morales-Contreras J., Martínez-Morales M.A. y Márquez-Luna U. (2020). Recursos florales usados por el colibrí esmeralda de Cozumel (Chlorostilbon forficatus). Huitzil, 21(1). https://www.mexorn.org/index.php/huitzil/article/view/467