¿Qué son los patrones de consumo energético en comunidades?

Escrito por Luis Bernardo López Sosa y Carlos A. García Bustamante

Luis Bernardo López-Sosa.
Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad Morelia,
Universidad Nacional Autónoma de México.
Morelia, Michoacán, México.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Carlos A. García-Bustamante.
Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad Morelia,
Universidad Nacional Autónoma de México.
Morelia, Michoacán, México.
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Este trabajo aborda una visión de los patrones de consumo energéticos. Particulariza sobre aquellos enfocados al sector rural, discerniendo entre los patrones de consumo de zonas urbanas y rurales. También se ejemplifica un caso de estudio donde se han estimado estos patrones en una comunidad rural. Se muestra, además, la importancia del estudio de estos patrones, así como su vínculo con impactos económicos y socioambientales, al tiempo que se sugiere el uso de una plataforma web de libre acceso desarrollada por los autores para conocer estos impactos en el tiempo. Finalmente, se concluye señalando la relevancia del uso de esta información en la toma de decisiones locales orientada a la mejora en los procesos de uso de la energía.

De forma habitual, la sociedad satisface necesidades que requieren de algún tipo de energía. La movilidad, la cocción de alimentos, el entretenimiento, el calentamiento de agua para uso sanitario, son algunos ejemplos. Esta energía que se consume para atender tareas específicas es conocida como energía final, la cual previamente pasa por un proceso de transformación, transmisión y distribución hasta llegar a los diferentes sectores, como el residencial, el industrial, el transporte y el agropecuario. La forma como se consume la energía es diversa, en cantidad y por sector, pero es importante conocerla en sus fuentes, vectores energéticos y usos finales para entender la dinámica de las necesidades, así como los impactos ambientales y económicos de la actual demanda energética. Si bien este tipo de análisis es bastante conocido en las zonas urbanas y se presenta en informes técnicos gubernamentales, no siempre ocurre lo mismo para espacios rurales e indígenas. Por lo anterior, resulta importante conocer en términos generales esta información que se asocia a los patrones de consumo energético en dichas poblaciones.

 Taller participativo para la construcción de los patrones de consumo energético comunitarios. Fuente: Víctor Valencia-Castro.

 

Patrones de consumo

Un patrón de consumo energético es la forma en cómo se consume la energía a diferentes escalas geográficas (localidad, región, país, planeta), y toma en cuenta los recursos energéticos o combustibles que se utilizan, las tecnologías que los transforman, los sectores que los consumen y los usos finales a los que se destina esta energía. De manera que, estudiar los patrones de consumo energéticos, representa un proceso diagnóstico que posibilita saber cuánta energía se consume y cómo se consume.

Para realizar una estimación de los patrones de consumo energético es necesario identificar las prácticas de uso, los combustibles y las tecnologías con las que se satisfacen las diferentes necesidades energéticas que, en muchos casos, en las zonas urbanas se determinan a partir de cada uno de los sectores: comercial, residencial y público, industrial, transporte y agropecuario. Por su parte, en comunidades rurales los sectores, aunque son los mismos, difieren en magnitudes del consumo, en las fuentes primarias y, en algunos casos, en las tecnologías de uso final.

 
(a) Integración de los patrones de consumo por categorías comunitarias; (b) Clasificación de la demanda por tipo de energía.

 

Un ejemplo de los patrones de consumo energético en el sector rural se puede apreciar en el proyecto denominado «Desarrollo e implementación de alternativas energéticas sustentables en comunidades rurales de la Meseta Purépecha, Michoacán, No. 319333 (2022)», financiado por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) en el marco del Programa Nacional de Energía y Cambio Climático, donde se ha definido una estrategia para la estimación de estos patrones a escala comunitaria. La comunidad indígena de San Francisco Pichátaro, en Michoacán, en el occidente de México, es una población de vocación agrícola y artesanal que funge como población piloto de dicho proyecto, mediante la cual se ha identificado, a partir de diagnósticos participativos consensuados y de diálogo de saberes, tres categorías de necesidades energéticas que engloban los sectores donde se consume la energía:

 

Residenciales, que incluyen la cocción de alimentos, iluminación, calentamiento de agua para uso sanitario, uso de tecnologías y entretenimiento, movilidad y servicios educativos.

Comunitarias, que son necesidades colectivas que integran el alumbrado público, el bombeo de agua, el uso de espacios deportivos, los servicios de administración pública local y los servicios de salud comunitarios.

Productivas, que consideran las vocaciones artesanales y agrícolas.

 Interfaz de la plataforma web sobre planeación energética y patrones de consumo. Disponible en: https://www.planeacionenergetica.
org/

 

Los patrones de consumo en esta localidad muestran que las actividades requieren de diversos tipos de combustibles y se han documentado a partir de la demanda energética. En la siguiente figura se observa que, de la demanda de energía total, el 95 % corresponde a las necesidades del sector residencial, en tanto que el 3 % representa las actividades que consumen energía para los servicios de necesidades comunitarias, mientras que el 2 % se orienta hacia el uso de energía para la operación de talleres artesanales y el uso de combustible para la agricultura.

Toda la demanda energética de las necesidades que se atienden proviene de diversas fuentes de energía, que en particular se pueden identificar tres tipos:

 

Térmica, derivada de todos los procesos de combustión y representa el consumo mayoritario con el 91 %. Se asocia a combustibles, en el caso del estudio planteado, a la leña que se consume en el sector residencial.

Termomecánica, de los motores de los vehículos que utilizan combustibles líquidos, el cual representa el 7 % del total del consumo, vinculado, principalmente, al sector transporte y, minoritariamente, a las actividades agrícolas de siembra local.

Eléctrica, que proviene de la red de suministro de la Comisión Federal de Electricidad y satisface todas las necesidades colectivas, la operación de la maquinaria de los talleres artesanales, así como la iluminación y el uso de tecnologías domésticas y de entretenimiento en el sector residencial. Este consumo representa solo el 2 %.

Estos resultados ilustran la información que se puede obtener de los patrones de consumo energético en comunidades rurales. En el caso presentado, a diferencia de las zonas urbanas, mantienen una perspectiva participativa y consensuada, a la vez que la población local identifica las necesidades.

 

¿Para qué sirven?

La estimación de los patrones de consumo no solo permite conocer la demanda de energía y las particularidades de esta, sino que también es una herramienta cuantitativa y cualitativa que sirve para hacer estimaciones del impacto ambiental que genera el consumo, por ejemplo, en términos de las emisiones de los kilogramos de bióxido y monóxido carbono, óxidos nitrosos y metano, los cuales contribuyen al calentamiento global; así como material particulado que afecta la salud de las personas. Además, son útiles para conocer los costos de la energía, hacer análisis sobre condiciones de pobreza energética y para generar escenarios de implementación de nuevas tecnologías más eficientes, donde se puede proyectar su uso en el tiempo y explorar sus posibles beneficios energéticos, económicos y ambientales.

En este sentido, una herramienta que se ha puesto al servicio de las comunidades es la plataforma web «Sistema integral de planeación energética para la generación de alternativas sustentables en comunidades rurales 2022», la cual es de libre acceso y cuenta con una calculadora de análisis preliminares de impactos ambientales, análisis de costo y proyección de la demanda energética en el tiempo.

Esta plataforma se alimenta de datos de los patrones de consumo energéticos locales y es útil para conocer el estatus actual del consumo energético, sus impactos presentes y futuros hasta en 20 años.

Finalmente, es importante resaltar que todas las estrategias de mejora en las prácticas de consumo energético, parten de un diagnóstico que identifique las áreas de oportunidad y, sobre ello, se puedan construir estrategias de optimización de procesos, tecnologías, hábitos y fuentes de energía, esto relacionado con la satisfacción de necesidades energéticas, por lo que los patrones de consumo constituyen una herramienta fundamental para mejorar el uso de la energía en el sector rural.

 

 

 

 

Balance Nacional de Energía. (2023). Secretaría de Energía. https://www.gob.mx/sener/documentos/balance-nacional-de-energia-2019

 López-Sosa L.B. y García C.A. (2022). Towards the construction of a sustainable rural energy system: Case study of an indigenous community in Mexico. Energy Sustain. Dev., 70, 524-36. https://doi.org/10.1016/j.esd.2022.08.022

Martínez-Bravo R.D. y García-Bustamante C.A. (2022). Energía, ambiente y sociedad. Libro de apoyo a la docencia (2022). Primera Edición, UNAM. http://www.librosoa.unam.mx/bitstream/handle/123456789/3473/Energia_ambiente.pdf?sequence=4&isAllowed=y