Regeneración natural: proceso aliado para la restauración ecológica

Escrito por Moisés Méndez Toribio e Isela E. Zermeño Hernández

 Moisés Méndez-Toribio.
Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías.
Investigador por México, Instituto de Ecología A.C.
Red de Diversidad Biológica del Occidente Mexicano,
Centro Regional del Bajío;
Pátzcuaro, Michoacán.
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Isela E. Zermeño-Hernández.
Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías.
Investigadora por México. Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo;
Morelia, Michoacán.
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Regeneración natural, restauración y reforestación son tres conceptos asociados a la recuperación de ecosistemas degradados que comúnmente se usan como sinónimos. En este artículo describimos estos conceptos, sus diferencias y la importancia de cada uno en la recuperación de los ecosistemas que han sido afectados por las actividades humanas.

 Restauración ecológica del bosque tropical caducifolio a través de la exclusión de ganado en la Reserva de la BiosferaSierra de Huautla, Morelos.

 

Regeneración natural y restauración ecológica, más allá de la reforestación

¿Qué es la regeneración natural y la restauración ecológica? ¿Qué relación tienen con la reforestación? Escuchar tantos conceptos de pronto puede generar confusión, pero desmenucemos poco a poco este entramado de ideas para poder entender la diferencia entre estos términos y la importancia de cada uno en la recuperación de los ecosistemas.

La regeneración natural es la capacidad que tienen los bosques de renovarse por sí mismos. En un artículo anterior de Saber Más, se habló sobre este increíble superpoder que los bosques tienen y los detalles clave para entender su funcionamiento. En términos generales, los bosques pueden recuperarse sin intervención humana después de una alteración ocasionada por el ser humano o un fenómeno natural.

La restauración ecológica, por otro lado, es el proceso de asistir con intervenciones humanas la recuperación de la estructura, composición y funcionalidad original de un ecosistema que ha sido dañado, degradado o destruido. Esta práctica de manejo sustentable suele priorizar el uso de especies nativas para recuperar sus ensambles originales y aspira, en el mejor de los casos, a la recuperación completa de las características del ecosistema original. Esto solo se puede lograr si el ecosistema no ha sido demasiado dañado, pero si el ecosistema está altamente degradado, la recuperación total es complicada de lograr.

En función del daño a reparar se implementan diferentes niveles de intervención, por ejemplo, si la destrucción del ecosistema fue total, la recuperación se inicia desde un «punto cero», comenzando con las funciones mínimas, como la recuperación del suelo, proceso denominado reclamación. En ocasiones, solo se desea reparar algunas funciones, procesos y servicios clave del ecosistema, aunque el nuevo ecosistema pueda llegar a tener un aspecto distinto al original, esto se conoce como rehabilitación.

En estos procesos, la regeneración natural suele ser un aliado importante para la restauración de ecosistemas, ya que muchas veces solo se requiere excluir el factor de disturbio para que el bosque pueda recuperarse.

 

 En la fotografía de la izquierda se observa un bosque recién quemado. En la imagen de la derecha se muestra el mismo lugar bajo regeneración natural después de dos años y medio que sucedió un incendio en el Parque Nacional Barranca del Cupatitzio en Uruapan, Michoacán.

 

La reforestación es el término con el que la mayoría estamos más familiarizados, la cual implica la plantación masiva de unas pocas especies de árboles (a veces solo una) en áreas sin vegetación. Esta actividad se enfoca, principalmente, en recuperar la cobertura forestal sin importar el origen ni la identidad de las especies introducidas. Esta moda de plantar miles de árboles puede ocasionar prácticas costosas e ineficientes que, incluso, pueden ser nocivas para los ecosistemas.

Ejemplo de ello es cuando se colocan árboles en ecosistemas donde nunca existieron (exóticas), tal es el caso de los bosques de eucaliptos (Eucaliptus sp.) y de casuarinas (Casuarina sp.), especies que provienen de Australia y las Islas del Pacífico, y que ahora ocupan grandes extensiones del territorio mexicano formando parte de la vegetación urbana y de los paisajes forestales.

La introducción de especies afecta la recuperación de la biodiversidad nativa y las múltiples contribuciones que esta les otorga a las sociedades humanas. Por ejemplo, los eucaliptos generan compuestos en el suelo que evitan que otras especies se desarrollen y, debido a esto, son bosques poco diversos.

La reforestación es la estrategia más adoptada por los programas de gobierno. Sin embargo, aún existen muy pocas iniciativas y programas que consideren la regeneración natural como aliado clave para la recuperación de ecosistemas degradados y su biodiversidad.

 

 ¿Cómo puede ayudar la regeneración natural a la restauración de los ecosistemas?

Siguiendo con esta línea de los superhéroes, sabemos que entre los diferentes personajes puede haber alianzas y amenazas. Las alianzas se refieren al pacto o la unión que puede existir entre personas o grupos para lograr un fin común. Por ejemplo, en el universo Marvel, una de las alianzas más importantes es la que formaron Los Vengadores, que son un equipo de poderosos superhéroes que se dedican a proteger al mundo de amenazas que son muy difícil de manejar por un solo héroe. Este grupo de valientes defensores se han enfrentado a numerosos villanos y amenazas como Loki, Kang el Conquistador, Thanos, entre otros.

En este caso, pensaremos que una alianza también puede ocurrir entre la regeneración natural y la restauración ecológica para lograr un fin común. El fin último de estos procesos y acciones es contrarrestar el impacto de las actividades humanas y recuperar biodiversidad y servicios ecosistémicos en los paisajes degradados. En este sentido, ambas estrategias se pueden convertir en aliadas clave para la restauración de ecosistemas.

En principio, los métodos de restauración basados en fomentar la regeneración natural se pueden aplicar en grandes extensiones de territorio. Para ello, se requiere asegurar la existencia de propágulos (semillas, plantas, rebrotes, etc.), una buena calidad de sitio (condiciones ambientales adecuadas) y excluir los agentes de disturbios externos (vacas, fuego y actividades de extracción de leña). Debido a esto, se reconoce cada vez más la importancia de evaluar la capacidad de regeneración de los bosques, ya que con ello se pueden identificar los parches de vegetación que tiene capacidad de recuperarse de manera natural.

 

 Reserva de la Biosfera Zicuirán Infiernillo, ubicada en la depresión del río Balsas-Tepalcatepec, Michoacán. Cuenta con 265 117 ha y es una de las áreas naturales protegidas más grandes de México. En la imagen se observa un área desprovista de vegetación que, potencialmente, se puede recuperar mediante su protección, ya que está rodeada por una abundante vegetación que forma parte de la Reserva y es fuente importante de semillas.

 

Sin embargo, a pesar del alto potencial que tiene la regeneración natural para rescatar grandes extensiones de bosques degradados, esta es comúnmente ignorada cuando se diseñan políticas y programas de restauración y conservación. Por eso es importante considerar la regeneración dentro del marco normativo y priorizar áreas que puedan ser destinadas a la recuperación natural. Pensemos en las áreas naturales protegidas de nuestro país, muchas alejadas de asentamientos urbanos y con baja densidad poblacional, estos son sitios ideales para fomentar la regeneración natural a gran escala, ya que las reservas representan una importante y diversa fuente de propágulos, tienen poca presencia de disturbios inducidos por el hombre y se puede lograr una buena calidad de sitio con pocas acciones.

A pesar de que la regeneración natural toma décadas en algunos ecosistemas, proteger este proceso de disturbios presenta varias ventajas. La diversidad genética de las especies reclutadas naturalmente es mayor que en las plantaciones con fines de restauración y mucho mayor si estas son con fines comerciales. Además, generalmente, las especies que llegan son nativas, mantienen mayor diversidad local e interacciones bióticas. Las especies reclutadas de manera natural se autoorganizan durante la regeneración natural, se adaptan a las condiciones ambientales locales y traen consigo a sus socios mutualistas que, en última instancia, generan mayor diversidad y variedad de hábitats dentro del paisaje. En comparación con una plantación de restauración de especies mixtas, genera una mayor variedad en las edades de los árboles y un sotobosque con una estructura natural y diversa. Estas características permiten que el bosque resista o se recupere mejor de perturbaciones posteriores.

Los bosques regenerados de manera natural también producen numerosos productos no maderables, con usos tradicionales conocidos que, comúnmente, son usados por los pueblos y comunidades locales, ayudando a perpetuar y mejorar sus tradiciones. La carne de animales silvestres, frutos y semillas son algunos productos alimenticios derivados de los bosques regenerados. Las hojas de palma para construir refugios y como producto ornamental, así como fibras para cuerdas y una amplia variedad de plantas medicinales, son otros productos derivados de los bosques. En conclusión, los bosques regenerados naturalmente contribuyen al mantenimiento de procesos ecológicos y tienen múltiples beneficios a las comunidades locales.

Otra ventaja de la regeneración natural es que este proceso es considerablemente menos costoso en comparación con las plantaciones de árboles o arbustos. Por ejemplo, la restauración de 3 000 ha en Río de Janeiro, Brasil, habría costado cerca de $ 15 millones de dólares mediante la plantación de especies nativas producidas en viveros.

 

 Plantaciones de casuarinas (Casuarina sp.; fotografía superior) y de eucaliptos (Eucaliptus sp.; imagen inferior). En ambas fotografías se puede observar la poca diversidad de especies que constituyen este tipo de plantaciones.

 

Producir plántulas de calidad que puedan sobrevivir a largo plazo en campo consume mucho tiempo, dinero y esfuerzo. Se requiere colectar semillas, procesarlas (limpieza y selección) y comprar sustrato para germinar. Por al menos tres a seis meses las plantas se tienen que cuidar en vivero y, una vez que la planta está lista para ser llevada al campo, existen gastos asociados al transporte (gasolina o renta de vehículo), suministros y materiales que se usan para incrementar la sobrevivencia de las plantas.

En torno a todas estas actividades, es importante mencionar la gran cantidad de recursos humanos requeridos para asegurar el éxito de las plantaciones. En contraste, el costo asociado al reclutamiento de una planta proveniente del banco de semillas, banco de plántulas o de la lluvia de semillas, es prácticamente nulo. Los gastos para la exclusión de las amenazas (agentes de disturbio) o para la protección de los sitios para fomentar la regeneración natural, suelen ser bajos en comparación con los asociados a la producción de plantas en vivero y posterior plantación y mantenimiento en campo.

Dar prioridad a la regeneración natural en áreas que son adecuadas para ello, permite destinar recursos económicos limitados a la restauración de áreas donde verdaderamente se necesitan intervenciones humanas que son costosas e intensivas, a la vez que la convierten en una aliada importante en la recuperación de grandes superficies de ecosistemas degradados.

Como podrán haberse dado cuenta, la regeneración natural es un proceso aliado, efectivo y poderoso en la recuperación de nuestros ecosistemas. Sin embargo, es importante mencionar que siempre será mejor proteger nuestros bosques existentes y detener o mitigar las fuentes que los destruyen y dañan, ya que no todo lo que destruimos lo podemos recuperar. Es momento de implementar acciones dirigidas a reducir la tala ilegal y la degradación de los diversos ecosistemas. Esto es fundamental porque no tenemos certeza si los árboles que plantemos ahora podrán adaptarse a las condiciones futuras del cambio climático. Estas son algunas razones por la cuales debemos primero conservar lo que ya existe y optar por alternativas de manejo sustentable que permitan la permanencia de nuestros recursos naturales a largo plazo.

 

 

 

Gann G.D., McDonald T., Walder B., Aronson J., Nelson C.R., Jonson J., Hallett, J.G., Eisenberg, C., Guariguata, M.R., Liu J., Hua, F., Echeverría, C., Gonzales, E., Shaw, N., Decleer, K. y Dixon K.W. (2019). Principios y estándares internacionales para la práctica de la restauración ecológica. Society for Ecological Restoration (SER). Washington, DC, EUA. https://cdn.ymaws.com/www.ser.org/resource/resmgr/Spanish_SER_International_St.pdf

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