La increíble diversidad de los árboles con flores de margarita

Escrito por Rosario Redonda Martínez y Marie Stéphanie Samain

Rosario Redonda-Martínez.
Investigador titular, Instituto de Ecología, A.C.,
Red de Diversidad Biológica del Occidente Mexicano, Centro Regional del Bajío,
Pátzcuaro, Michoacán, México.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Marie-Stéphanie Samain.
Investigador titular, Instituto de Ecología, A.C.,
Red de Diversidad Biológica del Occidente Mexicano, Centro Regional del Bajío,
Pátzcuaro, Michoacán, México.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Las margaritas son flores conocidas en todo el mundo; sus inflorescencias tienen forma de estrella y, por lo general, están integradas por flores de color blanco en la periferia y amarillas en el centro. Están agrupadas en una familia de plantas conocida con el nombre de Asteraceae, a veces también llamada Compositae. Tienen distribución cosmopolita, es decir, crecen en prácticamente cualquier tipo de vegetación, con excepción de los hielos perpetuos. Asteraceae es la familia con mayor número de especies de plantas con flor y, en México, se encuentra poco más del 10 % de la diversidad mundial. Además, nuestro país alberga una gran cantidad de especies endémicas, esto quiere decir que solo crecen en territorio nacional.

Margaritas. A. Margaritas silvestres creciendo en un jardín (Erigeron velutipes Hook. & Arn.). B. Margaritas moradas cultivadas (Chrysanthemum sp.). Fotografías: Rosario Redonda-Martínez.

 

En nuestra vida cotidiana, es común verlas en una florería; las que ahí se comercializan tienen flores de diversos colores, ya sean moradas, rojas, anaranjadas e incluso azules. Existe una gran cantidad de especies silvestres, generalmente herbáceas, que podemos encontrar creciendo en un jardín o en prados, terrenos abandonados e inclusive en grietas de las banquetas, como ocurre con los dientes de león. Por ello, las margaritas y sus parientes crecen prácticamente en cualquier sitio, entonces, ¿habrá árboles de margaritas?

Antes de conocer la respuesta a esa interrogante, es necesario abrir un paréntesis para hablar acerca de las formas o hábitos de crecimiento que desarrollan las plantas. A grandes rasgos, podemos distinguir cuatro grupos principales: hierbas, lianas, arbustos y árboles. Las hierbas se caracterizan por tener tallos generalmente de color verde que pueden ser flexibles o ligeramente rígidos, carecen de crecimiento en grosor y, por tanto, su tiempo de vida es corto. Las lianas son plantas que germinan y anclan sus raíces en el suelo, después de alcanzar algunos metros, utilizan a los árboles como soporte para crecer y alcanzar la luz del sol sobre el dosel de estos. Sus tallos pueden ser herbáceos o leñosos, pero muy flexibles y, por lo general, conducen o almacenan grandes cantidades de agua.

Los arbustos son plantas leñosas con varias ramas o ejes que surgen desde la base, pueden crecer erectos, postrados sobre el suelo u otras plantas cercanas, o bien, apoyándose sobre rocas, paredes o árboles y entonces se dice que son trepadores. Los árboles, por su parte, tienen un tronco principal definido, cuyas ramificaciones surgen por lo menos a 1 m de altura arriba del nivel del suelo. Su tamaño varía desde menos de 10 m como los copales, hasta más de 100 como el menari amarillo, descubierto hace poco en los bosques de Borneo. Los árboles presentan crecimiento en grosor, formación de leño y, por tanto, un tiempo de vida de cientos de años, como ocurre con la caoba.

Vara blanca (Montanoa grandiflora Alamán ex DC.) creciendo en vegetación secundaria. Fotografía: E.M. Martínez-Salas.

 

Ahora que ya sabemos cómo crecen las plantas con flor, comenzaremos a hablar de los árboles de margaritas o Daisy trees, como se conocen en inglés. En México, ¡hay casi 150!, con lo cual nuestro país se ubica en segundo lugar de Asteráceas arborescentes a nivel mundial. La altura de estos árboles varía de 2 a 20 o 25 m, y aunque no sean tan altos como los olmos o la caoba, forman parte importante de la estructura de los bosques, ya sean templados y húmedos, o tropicales y secos. Crecen principalmente en regiones montañosas del centro, occidente y sur del país, siendo el Eje Volcánico Transversal la porción sur de la Sierra Madre Oriental, la Sierra Norte de Oaxaca, la Sierra Madre del Sur y el Soconusco, donde se encuentra el mayor número de especies.

De las 149 especies arborescentes de margaritas que hay en el país, 65 se utilizan para algún fin. En la medicina tradicional se emplean 37, principalmente para tratar afecciones estomacales, reumáticas y epidérmicas; 21 son nectaríferas y proporcionan alimento a mariposas, abejas y colibríes. Algunas especies también se emplean en construcción, para elaborar artesanías, o bien, como plantas ornamentales, ya sea para flor de corte o como cercos vivos. En esta última categoría destacan los tacotes blancos (Montanoa bipinnatifida) o amarillos (Rumfordia floribunda), la vara blanca o viuda alegre (Montanoa grandiflora), la dalia imperial (Dahlia imperialis), las jarillas (Baccharis heterophylla, Barkleyanthus salicifolius) y el zoapatle (Montanoa tomentosa). En zonas áridas, seis especies se utilizan como forraje para chivos o vacas y ocho para obtener leña. Mientras que, en sitios cercanos a selvas húmedas o bosques de niebla, los usos principales son medicina tradicional, ornamental o sombra para café, entre ellas destaca el malacate (Vernonanthura patens).

Asteraceae arbóreas. A-B. Malacate (Vernonanthura patens (Kunth) H. Rob.), especie nectarífera empleada como cerco vivo o sombra para café. C-D. Montanoa hexagona B.L. Rob. & Greenm., especie melífera y medicinal con potencial ornamental. Fotografías: Rosario Redonda-Martínez.

 

Las poblaciones de algunas margaritas arbóreas enfrentan problemas de supervivencia debido al número reducido de individuos que las integran, su grado de rareza (concepto relacionado con la baja abundancia de individuos en una población con distribución restringida), incluso su nivel de endemismo, ya que varias especies se conocen solamente en una o dos localidades. No obstante, muchas de ellas se encuentran en Áreas Naturales Protegidas federales o comunales, con lo cual su permanencia en el corto y mediano plazo podría estar garantizada siempre y cuando dichas zonas no sean alteradas gravemente.

Las principales regiones donde se puede conservar un número significativo de margaritas arborescentes son las Reservas de la Biosfera Sierra de Manantlán y Mariposa Monarca, las cuales ocupan extensiones importantes de bosque templados; el Valle de Tehuacán-Cuicatlán donde se encuentran principalmente ecosistemas propios de zonas áridas y semiáridas; Montes Azules y El Triunfo, que albergan selvas tropicales y bosques de niebla, respectivamente, y que concentran un número importante de especies endémicas. Esos sitios estarían fungiendo como refugios antropocénicos para las asteráceas arbóreas, ya que cuentan con condiciones climáticas relativamente estables que les permitirían sobrevivir a eventos adversos provocados por el cambio climático. Esto ocurrió durante las glaciaciones del Pleistoceno, periodo en el cual algunas áreas del país mantuvieron condiciones de humedad y temperatura que permitieron la conservación de una gran cantidad de especies, con la consecuente dispersión a otros sitios después del periodo glacial.

Los refugios antropocénicos, además de ser un importante reservorio de germoplasma de Daisy trees y otras especies de plantas con flores, constituyen áreas fundamentales de recarga de mantos acuíferos para las grandes ciudades. Por ejemplo, la Sierra de Manantlán surte agua a casi medio millón de habitantes en Colima y Jalisco, mientras que la Reserva de la Mariposa Monarca provee cantidades significativas del vital líquido a la Ciudad de México y diversos municipios limítrofes de Michoacán y el Estado de México.

Ahora ya sabes que los árboles de margaritas, al igual que sus parientes herbáceos, también están por doquier y que el refrán «el que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija», tiene mucho de verdad y, por ello, a las asteráceas arbóreas debemos conservar.

Martins, A. (24 de abril de 2019). Los secretos de Menara, el gigante de los bosques tropicales (y por qué no hay árboles tan altos en la Amazonía). BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-48043265

Redonda-Martínez, R., Pliscoff P., Moreira-Muñoz A., Martínez Salas E.M. y Samain M.S. (2021). Towards conservation of the remarkably high number of daisy trees (Asteraceae) in Mexico. Plants, 10(3), 534. DOI: https://doi.org/10.3390/plants10030534

 Svampa, M. (2019). El Antropoceno como diagnóstico y paradigma. Lecturas globales desde el sur. Utopía y Praxis Latinoamericana, 24(84), 35-54. DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.2653161