«Modern Family»: de lo tradicional a lo emergente

Escrito por Luis Arturo Montoya Rivera; No. 75, 2024

Luis Arturo Montoya Rivera.
Maestro en Terapia Familiar,
Profesor de Tiempo Completo en la Facultad de Ingeniería y Negocios,
Guadalupe Victoria,
Universidad Autónoma de Baja California.
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¿Sabes qué tienen en común series como «Malcolm el de en medio», «Los Simpson», «Family Guy» o incluso «La familia Peluche»? Correcto, todas tienen tramas en torno a la vida familiar, pero no solo eso, todas ellas tratan de familias tradicionales. Aunque, por supuesto, existen series, películas y otros formatos de entretenimiento que plasman la experiencia de personas que viven en grupos no tradicionales (tal es el caso de Modern Family), la realidad es que son excepciones. En general, lo que vemos y consumimos a través de los medios y la cultura, comúnmente es una configuración familiar tradicional.

 

Pero, ¿qué es eso de familias tradicionales y no tradicionales?

Se les considera tradicionales a todas aquellas familias que están integradas por una pareja heterosexual monógama, en otras palabras, por la pareja exclusiva formada por padre y madre, además de la descendencia de los mismos, es decir, sus hijos. Se les llama así, ya que en la sociedad en la que vivimos, es la forma de agruparse que por costumbre o tradición se supone «ideal», por eso es más común verlo en series como las que mencionamos al inicio, también en películas, comerciales o fotos colocadas en espectaculares que promocionan zonas habitacionales para vivir «mejor» en las grandes ciudades.
Por otro lado, se les llama «no tradicionales» a aquellos grupos familiares que no están compuestos por el esquema nuclear (padres e hijos). Ejemplos son las familias con solo papá e hijos (monoparentales), con solo mamá e hijos (monomarentales), con padres o madres del mismo sexo (homoparentales y lesbomarentales) e incluso las parejas que no tienen hijos, por mencionar algunas de las múltiples formas en que las personas nos agrupamos y que podemos considerar familia.

 

Tal vez en este momento te podrías estar preguntando, ¿entonces se puede llamar familia a cualquier agrupación entre personas? Pues la respuesta es sí y no, te explico.

Lo primero que hay que considerar es el contexto en el que dichas agrupaciones existen, ya que la idea de familia en general está influida por el medio social, cultural e histórico en el que se desarrollan. Las familias que existen ahora, no son iguales a las que existieron en la época medieval y, seguramente, no serán las mismas que existirán dentro de algunos años. De manera similar, las familias en México no son iguales a las de China o India, por mencionar algunas, esto porque la cultura y la sociedad también son distintas. Pero de la relación entre la sociedad y la familia seguiremos hablando más adelante.
Otro aspecto a considerar para poder contestar a nuestra pregunta es que, a pesar de que comúnmente se piensa que los lazos familiares están dados únicamente por vínculos consanguíneos o legales, no son los únicos componentes o tipos de relaciones que definen a una familia. Algunos estudiosos de este tema, refieren que otros aspectos a considerar pueden ser el vivir bajo el mismo techo, los vínculos afectivos y, por supuesto, que sean identificados por sí mismos y la sociedad como tal. Aunado a esto, este grupo debe cumplir ciertas funciones de acuerdo con la sociedad en la que se desenvuelven y a las necesidades de sus miembros, entre ellas, podemos nombrar las funciones de protección, de afecto, de reproducción y de socialización.
En ese sentido, no todas las agrupaciones pueden considerarse familia, a menos que se identifiquen así, y cumplan con la satisfacción de las necesidades y funciones ya mencionadas. De hecho, de acuerdo con el Instituto de Investigaciones Sociales de México, los «roomies» (grupo de personas que comparten residencia sin vínculos sanguíneos o legales) son uno de los once tipos de familias que existen en nuestro país. Además, se cataloga a estos 11 tipos de familia dentro de tres grandes grupos: las tradicionales, las que están en transición y las emergentes.

 

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Cambios en la sociedad-familia

Para el 2016, las familias tradicionales que ya fueron definidas previamente, representaron un poco más de la mitad de las familias dentro del país. Los grupos familiares en transición, que son aquellos que por alguna circunstancia han modificado su configuración dejando fuera a alguno de los miembros nucleares (como uno de los padres o los hijos), fueron un 42 % de los hogares. Y, por último, las emergentes que son aquellos tipos de familia que se han presentado y están en desarrollo a partir de este milenio, tuvieron apenas un 7 %, pero marcando tendencia en cuanto a crecimiento, siendo una clara muestra de cómo nuestra sociedad sigue cambiando y, por lo tanto, la forma en la que nos agrupamos para vivir también.
Hablando de la sociedad, retomemos un poco su relación con la familia. El grupo familiar, entendido como institución social, es un pilar dentro de la colectividad, considerado incluso el núcleo de la misma. Es así como las familias son un reflejo de nuestra sociedad, a la vez que la sociedad se mantiene viva a través de las familias. Esta relación es recíproca, de forma que, una alteración en la sociedad, trae consigo modificaciones en las familias que, a su vez, traen transformaciones en la sociedad. Algunos de los cambios sociales que han tenido impacto en la forma en que nos agrupamos son: la globalización, los movimientos de género —de los cuales se ha desencadenado una mayor participación de las mujeres en actividades fuera del hogar—, también la diferenciación entre la reproducción y la vida sexual, un incremento de los divorcios y separaciones, y por supuesto, las crisis económicas.
Sin embargo, no siempre los cambios sociales vienen acompañados de aceptación social, por el contrario, se puede revisar que, a lo largo de la historia, este tipo de cambios generalmente enfrentan oposición, a fin de cuentas, ¿cómo puede ser fácil cambiar algo que durante toda tu vida te habían dicho que era de una determinada manera? Más allá de si es fácil o no, en el caso de las nuevas formas de familia, esta oposición representa juicios sociales, cuestionamientos, poca aceptación y en algunos casos hasta discriminación y violencia. Es común escuchar o leer cosas como que los niños que crecen con solo uno de sus padres no se desarrollan adecuadamente, o que tener padres o madres del mismo sexo dañará a los hijos, o incluso que es obligación de una pareja tener hijos para poder realizarse personalmente y, aunque no lo veamos así, en mayor o menor medida, todos participamos de eso.

 

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¿Qué dice la ciencia al respecto?

¿Son mejores las familias tradicionales? ¿Las familias nuevas o emergentes son malas para los niños? Hay distintas personas estudiando esto, pero si tenemos que mencionar a alguien sobresaliente, sería a Susan Golombok, directora del Centro de Investigación sobre la Familia de la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Ella ha llevado a cabo una investigación para poder contestar los cuestionamientos acerca de si características como la configuración, la cantidad de miembros, la genética, la orientación sexual y el género son importantes, en especial, para el bienestar psicológico de los niños. Sus resultados han retado las creencias típicas sobre ello, concluyendo que la calidad de vida poco tiene que ver con eso, pero sí con los lazos afectivos estables y seguros, así como con la responsabilidad y el apoyo incondicional. Aunado a ello, refiere que los prejuicios y la estigmatización de la sociedad, sí causan daño a los niños.
Sin duda, aún hay camino por recorrer en el estudio de las familias, pero trabajos como el de Susan Golombok pueden y tienen que ser replicados en un país como el nuestro, además que sus resultados deben ser transmitidos a la población para colaborar en la erradicación de creencias y sistemas que afectan o invisibilizan la diversidad familiar. Ojo, no hay ningún problema con las familias tradicionales o con que en los medios de comunicación sigan apareciendo estas, el problema es creer que todas las familias tienen que ser así, a fin de cuentas, todos tenemos el derecho a desarrollarnos dentro de una familia que nos apoye, nos cuide y nos proteja, independientemente de que sea una forma tradicional o una moderna.

 

Golombok S. e Imrie S. (2020). El impacto de las nuevas formas de familia en la crianza y el desarrollo infantil. Annual Review of Developmental Psychology, 2, 295-318. https://redlara.com/images/arquivo/Golombok.pdf

López-Romo H. (2016). Los once tipos de familias en México. El Instituto de Investigaciones Sociales, 26-31. https://amai.org/revistaAMAI/47-2016/6.pdf

Valdivia C. (2008). La familia: Concepto, cambios y nuevos modelos. La Revue du REDIF, 1, 15-22. https://www.edumargen.org/docs/2018/curso44/intro/apunte04.pdf