No es rural, no es urbano, es el periurbano

Escrito por Santiago Luján Rueda y Erna Martha López Granados; No. 75, 2024

Santiago Luján-Rueda.
Estudiante de la Maestría en Geociencias y Planificación del Territorio,
Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Tierra,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia,
Michoacán, México.
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Erna Martha López-Granados.
Profesora e Investigadora, Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Tierra,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Morelia, Michoacán, México.
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Ya no muge la vaca, ni cacarea la gallina. Lo
que suena son martillos golpeando clavos y
palas mezclando cemento; es el periurbano
anunciando que viene la ciudad.

 

El periurbano

En la naturaleza existen pocos límites que son claros como es el caso de las líneas que dividen los océanos de los continentes; en las playas y acantilados es relativamente sencillo definir dónde empieza o finaliza el uno del otro, en otros casos es más difícil establecer una demarcación, por ejemplo, en la frontera entre un ecosistema compuesto por bosques de pino y otro de bosques de encino. En México, ambos tipos de árboles crecen en altitudes y con requerimientos climáticos diferentes; sin embargo, entre un tipo de bosque y otro, existe una zona de transición donde es posible ver árboles pertenecientes a ambos ecosistemas, haciendo muy difícil determinar dónde termina el bosque de encino o donde empieza el de pino. A este proceso de transición entre un ecosistema y otro se le llama ecotono.
En asentamientos humanos como las grandes ciudades y los pequeños poblados se pueden visualizar dos espacios claramente diferenciados: la zona rural y la zona urbana.
La zona rural se caracteriza por casas dispersas en el paisaje, extensos campos de cultivos donde el trabajo cotidiano es principalmente físico y la economía se basa en actividades agrarias, pecuarias y forestales, es decir, hay una dependencia económica muy estricta al aprovechamiento de las riquezas naturales. En tanto, las zonas urbanas se caracterizan por ser espacios transformados por el ser humano, con grandes cantidades de cemento para las carreteras y edificios, con mayor concentración de personas, carros y casas, siendo el sustento principal producto del trabajo en el sector público, la industria, el comercio y otros servicios como el turismo y la educación.
En las ciudades medias y grandes, la diferenciación entre zona rural y zona urbana no se da de un modo estricto mediante una línea divisoria, puesto que existe una transición espacial donde se mezclan características urbanas y rurales: a esta zona se le llama periurbano. El periurbano se puede entender como una franja de transición, así como lo es el ecotono para los ecosistemas, un espacio en movimiento y construcción constante en el que, de modo continuo, en algunos casos rápido y en otros lento dependiendo de los procesos que estén construyendo al periurbano, la zona urbana se va apropiando de zonas rurales, quitándole sus características, cambiándolas progresivamente o de facto por características urbanas; las ciudades crecen en la zona periurbana.

Asentamientos dispersos. Fotografía: Santiago Luján-Rueda.

 

Procesos que construyen al periurbano

En una misma ciudad se pueden dar simultáneamente varios procesos que construyen al periurbano, los cuatro procesos más frecuentes son:

  1. Dinámicas de autogestión formales o informales, donde las familias compran lotes directamente a los propietarios del suelo, o simplemente ocupan lotes baldíos y espacios abandonados sin el consentimiento de las autoridades para después construir sus casas según sus ingresos o con materiales reutilizados. Este proceso de periurbanización es el más lento y, generalmente, propicia escenarios de alta marginalidad y vulnerabilidad tanto social como económica, debido al escaso o nulo acceso a equipamientos y servicios públicos.
  2. Proyectos inmobiliarios para personas que no cuentan con el poder adquisitivo para comprar vivienda en zonas céntricas. Este periurbano también se caracteriza por fraccionamientos en suelos más baratos a las afueras de la ciudad en medio de campos de cultivos o pastizales, con pocas vías de acceso. En este caso, los servicios como transporte público, educación y salud van llegando de manera paulatina.
  3. La construcción de casas por iniciativa individual o de empresas, con la promesa de brindar espacios tranquilos y seguros para la vivienda, la recreación o el descanso, como es el caso de las casas de campo y los clubes campestres, los cuales, generalmente, se ubican a las afueras de la ciudad y son espacios a los cuales solo se puede acceder mediante un alto poder adquisitivo por los servicios y amenidades que se encuentran dentro del asentamiento.
  4. Polos de desarrollo generados por grandes proyectos infraestructurales, como aeropuertos, centros educativos, centros administrativos, parques industriales y centros comerciales, ubicados a las afueras de la ciudad. Estos funcionan como atractores para las familias, puesto que son lugares con gran oferta de empleo y demás servicios; igualmente, en muchos casos cumplen la función de pequeñas centralidades fuera de la ciudad.

Periurbano oriental ciudad de Morelia. Fotografía: Santiago Luján-Rueda.

 

Problemáticas del periurbano

La mayoría de las problemáticas que surgen en el periurbano de las ciudades latinoamericanas tienen su origen en la falta de planificación integral de la ciudad, entre las más recurrentes están las siguientes:

  • Problemáticas ambientales: deforestación, pérdida de suelo agrícola y degradación de zonas de recarga de acuíferos.
  • Problemáticas sociales: marginación de la población más vulnerable por el escaso acceso a equipamientos o servicios públicos como agua potable, alcantarillado y energía eléctrica; aumento de vulnerabilidad frente a peligros hidrológicos y geológicos; y mayor tiempo de desplazamiento de los habitantes entre su zona de vivienda y las zonas de trabajo, lo que implica una disminución en la calidad de vida.
  • Problemáticas de administración pública: aumento de los costos de mantenimiento de servicios públicos debido a la necesidad de ampliar la cobertura en áreas distantes con una menor densidad poblacional; y litigios en la tenencia de suelos y evasión de impuestos en casas de origen informal.

Las problemáticas que surgen en el periurbano pueden ser evidentes, como la deforestación o la vulnerabilidad frente a peligros naturales, como las inundaciones que suelen ser periódicas. Sin embargo, hay problemáticas que no son tan evidentes, pero que suceden y transgreden la cotidianidad de la población, por ejemplo, la angustia que surge entre la población rural que ve cómo la ciudad los va arrinconando y va desapareciendo el mundo que conocían, así como la especulación de sus terrenos en el cual cada vez es menos rentable la producción agrícola en comparación del aumento del precio del suelo para la construcción de viviendas.
Las soluciones a estas problemáticas son complejas y, en ocasiones, costosas (económica y socialmente), por ello, la mejor solución es evitar que se generen y anticiparlas mediante una adecuada planificación del territorio.

 

Oportunidades del periurbano

La planificación permite encaminar de un modo claro y ordenado una serie de acciones que conducen al uso adecuado del territorio. El periurbano presenta una oportunidad para la planificación al ser un espacio de transformación, en construcción, el cual brinda una ventana de tiempo para anticipar las problemáticas venideras (como las que se describieron anteriormente), y permite la creación de corredores ecológicos, rondas de protección a arroyos, así como restringir la construcción de vivienda en lugares con algún tipo de amenaza como fallas geológicas. En síntesis, el periurbano es la oportunidad que tiene la ciudad para brindar entornos de seguridad y bienestar tanto para la población como para los ecosistemas.
De esta manera, al planificar los procesos de construcción del periurbano, el crecimiento de la ciudad se estaría dando de un modo que exprese los objetivos ambientales, sociales y económicos que desea la ciudad, enfrentando directamente sus retos, tales como el déficit de vivienda para las familias que no cuentan con una casa propia, la declaración de zonas de preservación agrícola y conservación ambiental, espacios como reservorios de suelo urbanizable y parques industriales y comerciales con vías de acceso acorde a la demanda de movilización de la población, de materias primas y producción requeridas. En conclusión, el conocimiento del periurbano como el lugar donde crecen las ciudades, puede conducir a prácticas gubernamentales y sociales que anticipen las problemáticas futuras.

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