Microbiota específica en mujeres: Importancia de la salud genital

Escrito por J. Betzabe González-Campos

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A lo largo de nuestra vida, las mujeres experimentamos varios cambios fisiológicos naturales, todos ellos relacionados a cambios hormonales. Primero la pubertad, donde tiene lugar la gran transformación, que incluye el crecimiento de los pechos, el ensanchamiento de las caderas y la llegada de la menstruación, acompañada de los cambios en el estado de ánimo, lo cual será parte de nuestra vida durante algunos años. Después, si es el caso, el embarazo, que conlleva el aumento de peso, del tamaño de los pechos y del volumen abdominal, hiperpigmentación en algunas zonas, náuseas, cambios cardiovasculares, gastrointestinales, hematológicos y demás. Y, al final, la tan temida menopausia.

Pero, ¡no estamos solas en esto! Existe un ecosistema en nuestro cuerpo que es muy solidario y también cambia mientras las mujeres experimentamos los cambios en nuestro cuerpo en cada una de estas etapas… Estoy hablando de un ecosistema específico llamado microbiota vaginal.

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¿Qué o quiénes conforman este ecosistema?

El término microbiota se refiere al conjunto de hongos, bacterias, arqueas, virus y parásitos que residen en nuestro cuerpo y que son parte fundamental para el buen funcionamiento de nuestro sistema inmune. Estos microorganismos están presentes en varias partes de nuestro cuerpo, como en el intestino —seguramente ya lo sabes—, pero también en el tracto respiratorio (pulmones y bronquios), en la piel, en las orejas, en la nariz y en la boca. En las mujeres se encuentra también la microbiota vaginal ¿Lo sabías?

La microbiota vaginal está compuesta especialmente por Lactobacillus crispatus, L. jensenii y L. gasseri. Estos Lactobacilos protegen la mucosa vaginal ante la presencia de microorganismos dañinos que pueden provocar enfermedades, y son los responsables de la producción del ácido láctico y del peróxido de hidrógeno, compuestos que contribuyen al mantenimiento del valor saludable del pH vaginal, el cual, a su vez, es un factor clave para no presentar enfermedades en esta zona, así como de la creación de un microambiente en el que se previene el ataque y el crecimiento de microorganismos dañinos.

La composición de la microbiota vaginal varía dependiendo de la zona de la vagina, del momento del ciclo menstrual y de la actividad sexual. Existen estudios consistentes que demuestran que la menstruación es uno de los factores que afectan la microbiota vaginal de manera considerable, con grandes reducciones de la población de Lactobacilos durante este proceso fisiológico.

Al igual que la microbiota intestinal, por diferentes factores, la microbiota vaginal puede alterarse y ser desplazada por organismos indeseables. Al desbalance de este ecosistema se le denomina disbiosis vaginal, el cual puede provocar infecciones bacterianas; infecciones del tracto urinario inferior con síntomas realmente molestos y dolorosos; candidiasis, la cual provoca ardor, comezón, irritación y flujo vaginal con mal olor; tricomoniasis, una enfermedad de trasmisión sexual; e incluso aumenta el riesgo de infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y del papiloma que, a su vez, aumenta el riesgo de padecer cáncer de cuello uterino. Las condiciones en que se encuentre el entorno de la vagina no solo están relacionadas a síntomas genitales, también pueden afectar la concepción, ya que no se proporciona el ambiente adecuado para llevar a término un embarazo y aumentar el riesgo de malignidades ginecológicas.

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La microbiota vaginal y la etapa de la vida en la que se encuentre la mujer

El ecosistema vaginal es un sistema dinámico que cambia en cada etapa de la vida de la mujer, ya que depende de los niveles de hormonas sexuales, del ciclo menstrual, del pH vaginal, de la respuesta inmune y del contenido de glucógeno en el epitelio vaginal. A su vez, la cantidad de glucógeno en la zona vaginal es dependiente de la cantidad de estrógenos, hormonas sexuales, principalmente femeninas, producidas por los ovarios.

El aumento repentino de los niveles de hormonas sexuales durante la pubertad, se asocia con una menor diversidad de microbiota vaginal, lo cual sugiere que el aumento de las hormonas sexuales en la pubertad crea un nuevo entorno, dando forma a los microbiomas intestinales y vaginales de las mujeres adultas.

En mujeres embarazadas, la microbiota vaginal evoluciona a una comunidad más estable conforme el embarazo avanza, presentándose una mayor abundancia de lactobacilos en el último trimestre para proteger de infecciones el canal del parto. Por otro lado, se ha observado que el desbalance de la microbiota vaginal está relacionado con partos prematuros espontáneos.

Al llegar a la menopausia, la producción de estrógenos disminuye y la producción de glucógeno se altera, lo que reduce la cantidad de especies de lactobacilos. Los cambios asociados a la menopausia producen un aumento de la biodiversidad y del pH vaginal. En particular, estos cambios en el ecosistema vaginal relacionados con la menopausia han comenzado a ser un tema de investigación de gran interés, debido al aumento de los síntomas genitourinarios experimentados por mujeres que están en esta etapa de la vida.

Microbiota vaginal y la menopausia

Aproximadamente, la mitad de las mujeres posmenopáusicas occidentales han experimentado síntomas relacionados a la atrofia vulvovaginal y a los denominados síntomas genitourinarios de la menopausia, que incluyen ardor, sequedad, irritación, comezón, infecciones urinarias, entre otras. Es por eso que muchos investigadores se han centrado en comprender la interacción entre la microbiota vaginal y la menopausia, lo que promete abordar este problema bajo nuevas interpretaciones para aliviar estos molestos síntomas de la menopausia y mejorar la calidad de vida de las mujeres en esta etapa.

Un hecho reconocido es que: cuidar la microbiota vaginal ayuda a reducir los síntomas de la menopausia. Un estudio de 2018, indicó que las mujeres que tenían una microbiota dominante de lactobacilos experimentaron la mayor mejora en los síntomas más molestos de la menopausia. Los lactobacilos parecen disminuir con los cambios menopáusicos, pero pueden restaurarse con terapia de reemplazo hormonal en mujeres posmenopáusicas. Otra forma de abordar estos problemas es con el uso de probióticos vaginales… Sí, leíste bien, «probióticos vaginales».

https://www.lavanguardia.com/vivo/psicologia/20210607/7503436/sintomas-perimenopausia.html 

Probióticos vaginales

A menudo se recetan antibióticos y antifúngicos para el tratamiento de las enfermedades vaginales provocadas por bacterias y por candidiasis vulvovaginal, enfermedades muy comunes en mujeres que están experimentando la menopausia. Pero estos, generalmente, no son la opción más efectiva, ya que al ingerirlos afectan de manera negativa la población de microorganismos buenos, por lo que no son la respuesta para el tratamiento o la prevención a largo plazo.

Pero, así como es posible el consumo de probióticos para mejorar el estado de nuestra microbiota intestinal, también existen probióticos vaginales, los cuales pueden ayudar a restaurar el ecosistema vaginal. Los probióticos parecen ser prometedores en el reequilibrio de la microbiota vaginal durante las fases de la menopausia. Por eso, su uso combinado con antibióticos y antifúngicos, es un tratamiento que actualmente ha mostrado prevenir la recurrencia de estas infecciones en mujeres con niveles bajos de estrógeno.

Los probióticos destinados a la salud vaginal se consideran medios naturales y seguros para equilibrar la composición y el apoyo a la microbiota vaginal. Se encuentran disponibles en forma de cápsulas, supositorios vaginales y geles. En las aplicaciones vaginales, los probióticos se aplican directamente en el sitio de acción, mientras que los orales deben pasar primero por el tracto gastrointestinal antes de migrar al tracto vaginal. Las investigaciones han mostrado que ambas vías de aplicación son eficaces, pero se ha reportado que los probióticos administrados por vía oral, pueden proporcionar efectos beneficiosos adicionales para la salud vaginal debido a que, al equilibrar la microbiota intestinal, se puede inhibir o prevenir la ascensión de patógenos urogenitales desde el recto hasta el tracto urinario.

Como todas las investigaciones respecto a los medicamentos y suplementos, las referidas a los probióticos vaginales es continua, y existe una gran variación entre los estudios en términos de tipos y combinaciones de probióticos utilizados, y de la población objetivo por etnia y etapa de vida. Incluso, una posibilidad para las mujeres que padecen disbiosis vaginal podría ser el trasplante de microbiota vaginal de mujeres sanas, tal y como se ha aplicado con éxito el trasplante de microbiota fecal para tratar infecciones del tracto digestivo, pero las investigaciones al respecto siguen.

 

¿Cómo mantener una microbiota vaginal sana en todas las etapas de la vida, pero en especial durante la menopausia?

Cuando una mujer está experimentando la menopausia, es importante comenzar a prestar atención a la humedad y al equilibrio del pH para mantener una buena salud vaginal a través de estos cambios naturales y así conservar una buena calidad de vida. El consumo de una dieta equilibrada también es clave para mantener las funciones corporales en un estado de estabilidad en cualquier etapa de nuestra vida. Especialmente, el consumo excesivo de azúcares y carbohidratos no es recomendable, ya que pueden favorecer el crecimiento de bacterias patógenas en el tracto intestinal y urinario.

Las mujeres que atraviesan una etapa tan importante como lo es la menopausia, deben poner énfasis en estos aspectos. Hay que evitar el uso de duchas y aspersores vaginales, es recomendable el uso de ropa interior de fibras naturales como el algodón y mantener la zona genital limpia y seca. El consumo de alcohol y tabaco también afecta la dinámica de la microbiota vaginal, por lo que hay que evitar o moderar su consumo. Respecto a los hábitos sexuales, las parejas sexuales múltiples son un factor de riesgo conocido de padecimientos de vaginitis bacteriana y de la reducción de los lactobacilos vaginales. Además, mantener una lubricación adecuada y extremar la higiene durante las relaciones sexuales es muy importante.

Finalmente, si eres mujer y estás experimentando síntomas genitourinarios de la menopausia, el chequeo ginecológico con un especialista es de gran importancia, ya que es quién puede brindarte la atención, el diagnóstico y el tratamiento adecuados, a la vez que determinará si el uso de probióticos es recomendable.

  

Dra. Betzabe González-Campos. Profesora e investigadora del Instituto de Investigaciones Químico Biológicas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia, Michoacán.

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Lehtoranta L., Ala-Jaakkola R., Laitila A. y Maukonen J. (2022). Healthy vaginal microbiota and influence of probiotic across the female life span. Frontiers in microbiology, 3, 819958, 1-17. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9024219/

 

Martín R., Soberón N., Vázquez F. y Suárez J.E. (2008). La microbiota vaginal: Composición, papel protector, patología asociada y perspectivas terapéuticas. Enfermedades Infecciosas Microbiología Clínica, 26(3), 160-167. https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-articulo-la-microbiota-vaginal-composicion-papel-S0213005X08726806

 

Vázquez F., Fernández-Blázquez A. y García B. (2018). Vaginosis. Microbiota vaginal. Enfermedades Infecciosas Microbiología Clínica, 37(9), 592-602. https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-articulo-vaginosis-microbiota-vaginal-S0213005X1830380X