¿Cómo y para qué se nombran las plantas?

Escrito por Rosario Redonda-Martínez e Itzi Fragoso-Martínez

Cuando somos aficionados a las plantas podemos tenerlas en un jardín o en macetas ubicadas en distintos rincones o espacios de la casa. Sea cual fuere el sitio destinado para ellas, es común que conozcamos su nombre, ya sea porque nos lo dijo la persona que nos las vendió u obsequió, o porque lo encontramos en internet. Pero, ¿qué tan probable es que una planta tenga el mismo nombre común aquí y en China, o incluso en Michoacán y Veracruz?

Esa pregunta es relativamente fácil de responder si pensamos en nombres científicos, aquellos que utilizamos los botánicos para denominar a una especie, ya que independientemente del sitio donde se encuentre, ese nombre será único en todo el planeta. Sin embargo, los nombres comunes, es decir, los que utilizamos en nuestra vida cotidiana, varían de una región a otra y a nivel global esto es más notorio. Por ejemplo, la nochebuena suele emplearse en las festividades de fin de año en varias regiones del mundo y, a pesar de ello, se le conoce con nombres diversos: en México la denominamos nochebuena, cuetlaxóchitl (náhuatl), flor de nochebuena y a veces flor de pascua, como también se nombra en Cuba, España y Guatemala. En Estados Unidos y otros países de habla inglesa es conocida como Poinsettia, en reconocimiento a Joel R. Poinsett, primer embajador estadounidense en México, quien quedó fascinado con su belleza y la introdujo en su país. En Costa Rica y Nicaragua la llaman pastora, mientras que en Argentina se le conoce como estrella federal; corona de los andes en Chile y flor de navidad o flor de papagayo en Venezuela. No obstante, su nombre científico es Euphorbia pulcherrima Willd. ex Klotzch, con el cual se conoce en todo el mundo, independientemente de que la planta se haya registrado en estudios florísticos o empleado en trabajos fitoquímicos, moleculares o ecológicos.

 

¿Por qué los botánicos utilizan un nombre tan «raro» para la nochebuena?

Aunque para muchos resulte raro e impronunciable, existen reglas que los taxónomos vegetales, o sea las personas encargadas de «bautizar científicamente» a las plantas, seguimos para proponer un nombre. Esas normas están contenidas en el Código Internacional de Nomenclatura para algas, hongos y plantas, que se revisa cada cuatro años durante la sesión de nomenclatura que se celebra en el Congreso Internacional de Botánica.

A grandes rasgos, el Código Internacional de Nomenclatura establece que cualquier nombre científico debe ser único e irrepetible, lo cual permitirá que se aplique por igual en México, China o Australia. Además, el nombre deberá escribirse en latín (o estar latinizado) e ir acompañado de las iniciales y/o apellidos del o los taxónomos que lo propusieron o clasificaron en el género correcto.

Retomando el ejemplo de la nochebuena, notamos que consta de tres partes: la primera corresponde al género, Euphorbia (se pronuncia Euforbia); la siguiente es el epíteto específico, pulcherrima (se dice pulquérrima) que hace referencia a una característica única de esa especie, en este caso significa hermoso y todos estamos de acuerdo en que la flor de nochebuena tiene una belleza excepcional. Por último, aunque no menos importante, se encuentran los nombres o apellidos de los botánicos que describieron por primera vez esa especie: Willd. ex Klotzch, la primera abreviatura corresponde a Carl Ludwig von Willdenow, botánico y farmacéutico alemán que estudió principalmente helechos y hongos; mientras que Klotzch es la abreviatura de Johann Friedrich Klotzch, quién además de trabajar con los mismos grupos que Willdenow, se dedicó a estudiar animales.

A. Nochebuena o estrella federal, Euphorbia pulcherrima Willd. ex Klotzch (foto: Rosario Redonda Martínez); B. Ejemplar herborizado del helecho Gaga marginata (Kunth) Fay W. Li & Windham (MEXU1434386, disponible en: https://datosabiertos.unam.mx/IBUNAM:MEXU:1434386).

Nombres científicos de plantas, ¿se pueden dedicar?

Los nombres científicos de las plantas, ya sea el género o el epíteto específico, también pueden dedicarse a un personaje famoso, ya sea botánico o no. En el primer caso tenemos a Linnea borealis L., nombrada así por Carlos Linneo, considerado el padre de la nomenclatura binomial, quién estableció las reglas básicas del sistema universal para proponer nombres científicos de todos los organismos vivos. La abreviatura L. corresponde a Linneo, es decir, él mismo se dedicó el género Linnea. Actualmente, el código de nomenclatura prohíbe que un taxónomo se auto dedique un nombre científico. Otro ejemplo, son los helechos del género Gaga Pryer, Fay W. Li & Windham, el cual está dedicado a la cantante Lady Gaga. También existen nombres científicos dedicados a personajes ficticios, por ejemplo, Begonia darthvaderiana C.W. Lin & C.-I. Peng que, como seguramente adivinaste, se nombró en honor de Darth Vader, aquel mítico villano de la saga Star Wars. Por otro lado, Prosopanche demogorgoni Funez, es una planta parásita cuyas flores asemejan la cara del «demogorgon» de la serie Stranger Things.

Los nombres de las plantas también se pueden dedicar a animales de compañía muy queridos, como es el caso de Salvia leninae Epling de Guerrero. Lenina fue la mula del gran explorador botánico James Hinton, cuyas colectas en lugares poco conocidos derivaron en la descripción de muchas especies vegetales nuevas para la ciencia. Hinton pidió al taxónomo que identificaba sus colectas, que nombrara a alguna especie en honor de su mula, ya que ella había contribuido por más de diez años a su trabajo en campo y que, en consecuencia, había jugado un papel primordial en el descubrimiento de varias salvias nuevas para México. El taxónomo Carl Epling revisó el código de nomenclatura botánica y no encontró ninguna regla en contra de dedicar especies a animales de compañía, por lo que rindió homenaje a Lenina.

Ejemplos de especies con nombres dedicados a sitios geográficos: A. Lacandonia schismatica E. Martínez & Ramos (foto: Esteban Manuel Martínez Salas); B. Salvia ozolotepecensis J.G. González & Fragoso (foto: Itzi Fragoso Martínez); C. Mixtecalia teitaensis Redonda-Mart., A. García & Sandoval-Gutiérrez (foto: Abisaí Josué García Mendoza); D. Critoniopsis tomentosa (Lex.) H. Rob., cuyo nombre resalta la principal característicabde la especie (foto: Rosario Redonda Martínez).

Nombres que indican el lugar de ubicación

A veces, los nombres hacen referencia al lugar donde se encontró la especie, tal es el caso de Lacandonia schismatica E. Martínez & Ramos, taxón endémico a la Selva Lacandona; Salvia ozolotepecensis J.G. González & Fragoso, que se recolectó en San Juan Ozolotepec, Oaxaca; o Mixtecalia teitaensis Redonda-Mart., A. García & Sandoval-Gutiérrez, que es endémica de la región mixteca oaxaqueña y crece específicamente en San Juan Teita, Oaxaca. También es posible que un nombre científico indique el hábitat de la planta, como ocurre con Quercus palustris Münchh., un encino nativo de Norteamérica que crece en áreas pantanosas o Hydropectis aquatica (S. Watson) Rydb., una asterácea acuática endémica de cuerpos de agua del noroccidente de México.

También es común que los nombres resalten alguna característica distintiva de las especies, por ejemplo, Monotropha uniflora L., cuyo nombre hace referencia a que la planta presenta una sola flor; o Critoniopsis tomentosa (Lex.) H. Rob., un árbol cuyas ramas y hojas están cubiertas de tricomas o pelos blanquecinos.

Un nombre científico es una llave que te da acceso a un mundo de conocimiento, ya que al conocer el nombre de las plantas podemos encontrar un sinfín de información relacionada con ellas, por ejemplo, si contiene algún compuesto dañino o benéfico, si son comestibles o empleadas en la medicina tradicional, incluso si han sido plasmadas en alguna obra de arte.

Esperamos que con esta lectura, ahora tengas una idea de cómo se acuñan los nombres científicos de las plantas, cuál es su importancia y el valor del trabajo que realizamos los taxónomos diariamente. Para Saber más: 

Greuter, W. y Rankin-Rodríguez, R. (trad.). (2018). Código Internacional de Nomenclatura para algas, hongos y plantas (Código de Shenzen), Fundación Herbario Greuter, Berlín, Alemania, 378 pp. https://jolube.files.wordpress.com/2018/08/codigo_nomenclatura_botanica_shenzhen2018.pdf

 

Martínez, E. y Ramos, C.H. (1989). Lacandoniaceae (Triuridales): una nueva familia de México. Annals of the Missouri Botanical Garden, 76(1), 128-135. https://www.biodiversitylibrary.org/item/89020#page/130/mode/1up

 

Redonda-Martínez, R. y Fragoso-Martínez, I. (2021). ¿Qué hace un taxónomo? Saber Más, 60, 77-80. https://www.sabermas.umich.mx/archivo/la-ciencia-en-pocas-palabras/540-numero-60/1058-que-hace-un-taxonomo.html

 

Rosario Redonda-Martínez. Investigadora titular, Instituto de Ecología, A. C. Red de Diversidad Biológica del Occidente Mexicano, Pátzcuaro, Michoacán, México.

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Itzi Fragoso-Martínez. Investigador titular, Instituto de Ecología, A. C. Flora de Veracruz, Secretaría Académica, El Haya, Xalapa, Veracruz, México.

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