GÉNESIS Y TRANSFIGURACIÓN DE LAS ESTRELLAS

Escrito por Mario Antonio Serrano Licea

Joaquín Bohigas nació en la Ciudad de México. Es investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, en donde se dedica fundamentalmente a problemas astronómicos relacionados con la física de plasmas. Ha publicado 43 artículos en revistas arbitradas, siendo primer autor en más de la mitad de ellos. Fue co-autor en dos capítulos en libros, cuenta sólo con un libro y un video de divulgación. La obra es de divulgación científica y el autor se propone escribir de modo que los temas más complejos y casi inaccesibles puedan ser entendidos por los lectores sin formación científica.

Génesis y transfiguración de las estrellas trata sobre cómo es que nacen, evolucionan, se transforman y mueren las estrellas a través de cientos de miles de años. Fue publicado por primera vez en 1990 y fue escrito con la finalidad de generar mayor interés en las personas sobre temas de la ciencia y la investigación.

El texto se divide en seis capítulos: El camino ascendente del conocimiento, aborda los inicios de la historia, que se veía en las estrellas, así como las distintas teorías que tenían las civilizaciones antiguas sobre ellas. Los mensajes de las estrellas, trata sobre las características que presentan las estrellas como su brillo, posiciones relativas, su peso, sus distancias respecto a la tierra, entre otras. Gestación, relata la formación de una estrella a través de la contracción gravitacional, esto es, una región condensada hacia la cual llega el resto del gas por efecto de su propio peso. Génesis y evolución, refiere al nacimiento las estrellas, basándose en la ecuación de Albert Einstein, también señala lo que pasa durante toda su vida en cuanto a la luz que radian. Muerte y Transfiguración, en qué se convierten las estrellas una vez concluidas sus vidas dependiendo su tamaño. La cosecha de las nuevas generaciones, una posible explicación de cómo se formó el sistema solar.

El autor inicia describiendo como las civilizaciones antiguas observaron el cielo y los astros que a simple vista se notaban en él, como formaron distintas teorías sobre ellos, una de ellas se refiere a los Incas, pues creían que los gobernantes eran mensajeros de los dioses, del cielo, o incluso sus descendientes directos. También las antiguas civilizaciones crearon representaciones del universo, los griegos pensaban que tenía una forma esférica, pues esta es la figura perfecta.

Las estrellas pueden darnos información sobre ellas a través de su color, de él se puede conocer la temperatura de su atmósfera, se descubrió que dos estrellas de distinta intensidad aparente pero igual color y luminosidad propia, deben estar a diferentes distancias; la menos brillante está más lejos.

El determinar la masa de las estrellas fue una tarea que se pudo cumplir hasta el siglo XVIII. Para lograrlo fue necesario identificar sistemas orbitantes con dos o más estrellas, William Herschel encontró tantos sistemas dobles que tuvo que llegar a la conclusión de que en su mayor parte se debe a que están asociados físicamente por la fuerza de gravedad. De esta forma se han determinado ya la masa de distintas estrellas, como la llamada Sirio, la cual tiene una masa 2.3 veces mayor a la del Sol.

En el siglo XIX se descubrió que el universo no está poblado solo de estrellas, sino que también hay gas, las nebulosas, y se dedujo que cerca del 5% del material que compone nuestra galaxia es gas y polvo interestelar, de este material se crean y continúan creándose estrellas. Sin embargo, la cantidad de gas y polvo en el universo continuará decreciendo hasta desaparecer, y llegará el día en que no se formarán más estrellas.

Para el transcurso del año 1905, Albert Einstein muestra su ecuación, E=MC2, la cual establece que la energía, E, y la masa, M, son equivalentes puesto que se relacionan a través de una constante universal, la velocidad de la luz, C. Debido a que son equivalentes, es posible que la masa se convierta en energía, y viceversa, que de la energía se genere masa. En este principio se basa la fusión nuclear, esto es, se obtiene energía al sintetizar elementos más livianos que el hierro, por medio de la fusión ya sea de protones, neutrones o núcleos de menos masa, de este proceso se generan nuevas estrellas.

Lo que le da la luminosidad a las estrellas es la fusión nuclear del hidrógeno, con la cual crean helio, pues esta es la que libera más energía, de modo que puede mantener la luminosidad estelar durante un tiempo mayor, siendo las estrellas de menor masa las que pasan más tiempo realizando este proceso pues consumen el hidrógeno más lentamente que las de mayor masa.

Una vez que terminan las reacciones de fusión nuclear las estrellas se apagan y, dependiendo de la masa con la que empezaron, pueden transformarse en una enana blanca, una estrella de neutrones o un hoyo negro.

Todas las estrellas, cuya masa inicial sea inferior a unas ocho veces la masa solar, terminarán convirtiéndose en enanas blancas. Dado que la mayor parte de las estrellas cumplen con este requisito, se ha concluido que alrededor de mil millones de enanas blancas transitan por nuestra galaxia.

Una estrella cuya masa es 1.4 veces mayor que la masa solar, tiene una densidad tan alta que los núcleos en contacto formarán un solo y gigantesco núcleo, cuando termina la fusión nuclear en una estrella de este tipo los neutrinos –la partícula más difícil de encontrar en la naturaleza, pues muy rara vez interactúa con cualquier cosa- se llevan la mayor parte de la energía, mientras que los neutrones permanecen ligados gravitacionalmente formando una estrella de neutrones.

Por último, las estrellas de masa excedente a tres veces la masa del Sol, no pueden ofrecer resistencia alguna a la fuerza de gravedad, y terminan por colapsarse. Toda la materia, así como la energía luminosa es arrastrada hacia un punto, formándose de esta manera los hoyos negros.

Se cree que la formación del Sol proviene de la explosión de una supernova cerca de una nube molecular donde se gestó el Sol, los remanentes de la explosión alcanzaron esta nube generando pequeñas condensaciones en donde se inició la contracción gravitacional, de aquí nacieron estrellas -entre ellas el Sol-.

El tema que trata el autor es vigente debido a que en el universo siempre hay cosas nuevas por descubrir y por ello es necesaria una actualización constante. La forma en que presenta la información es un poco confusa, pues se necesita un grado mínimo de estudios (bachillerato) para comprender las explicaciones. La conclusión que da es convincente, puesto que menciona que el brillo de todas las estrellas no es eterno y que llegará el día en que dejen de hacerlo y el universo quedará formado de galaxias compuestas solo de hoyos negros, enanas blancas y estrellas de neutrones.

Mario Antonio Serrano Licea de la  Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, México D.F.

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