La luz del norte

Escrito por Horacio Cano Camacho

Horacio Cano Camacho,
Profesor Investigador del Centro Multidisciplinario de Estudios en Biotecnología y
Jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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Hoy voy a recomendar una novela negra, un thriller; pero también es una oda a la arquitectura, en particular a la japonesa. Este libro es una obra que parte de una idea aparentemente sencilla sobre un arquitecto fracasado que ha dejado de tener sueños y ambición. Al parecer, un problema serio en la sociedad japonesa donde se valora la autoexigencia laboral, al grado que los que tienen «éxito» es porque abandonaron su vida personal para consagrarse de lleno a la actividad laboral en las todopoderosas compañías que impulsan y sostienen ese modelo.

 

 

La luz del norte es la segunda novela en español del escritor japonés Hideo Yokoyama (Salamandra, 2024), autor que alcanzó proyección internacional como escritor de novela negra con Seis cuatro (Salamandra, 2021).

Minoru Aose es un arquitecto con un futuro brillante, trabajador incansable de unos de los estudios de arquitectura más renombrados de Japón y con una vida cómoda y feliz al lado de su esposa, una diseñadora también de mucho renombre. Jóvenes, ambos, se ven atrapados por el sistema laboral que exige de ellos olvidar su propia vida y, poco a poco, su matrimonio se va desmoronando sin que ninguno caiga en cuenta. La crisis, que ya se anuncia inexorable, se precipita cuando estalla la burbuja inmobiliaria que afectó a buena parte del mundo occidental. Aose es despedido —como tantos otros trabajadores— y su vida, con dificultades de comunicación, aislamiento y competencia, lo frustran por completo, cae en la abulia y termina definitivamente su matrimonio.

Pero Aose, que es un profesional de origen humilde y muy talentoso, es rescatado por un antiguo compañero de estudios, Okajima, para trabajar en la compañía de este, la pequeña agencia Tokorozawa. Allí lucha con sus demonios, su sentido de fracaso y con una gran frustración. Desde pequeño, Aose sentía gran fascinación por la arquitectura y por la naturaleza, por lo que se propuso construir edificios únicos… Y tiene el talento para hacerlo.

La oportunidad llega cuando la familia Yoshino, en Shinano-Oiwake, le encarga un proyecto único: «Construya una casa donde usted mismo querría vivir». Esta sentencia despierta al diseñador y le permite expiar el trauma de no haber diseñado nunca la casa para su familia, antes de que el fracaso lo alcanzara. Con obsesión y gran determinación, diseña y construye la «Residencia Y», un proyecto que mezcla la arquitectura tradicional japonesa y las ideas del arquitecto alemán Bruno Julius Florian Taul (1880-1938), quien cambió el diseño europeo-occidental por elementos de la cultura japonesa como la madera y el bambú.

Minoru Aose diseña una gran obra para la familia Yoshino, con gran creatividad e imaginación, casi como si estuviera, efectivamente, «construyendo la casa donde él mismo viviría», al grado de ser considerada como una de las grandes obras en la «Selección de doscientas casas de la era Heisei», el periodo imperial iniciado con el ascenso de Akihito como el 125º emperador de Japón.

Lo que la hace destacar es la ubicación, los materiales y en especial el juego de la luz. La casa da al bosque y a las montañas, pero la disposición de ventanas y chimeneas de luz logra efectos inusitados que a Aose le recuerdan los bosques y las cañadas donde él mismo vivió de niño, como un nómada hijo de una familia que se dedicaba a trabajar en la construcción de presas en el periodo de consolidación de la economía japonesa en los años 60.

La vida de nuestro arquitecto da un vuelco cuando otros clientes potenciales le piden conocer la ya prestigiada «Residencia Y». No obstante, son los mismos clientes quienes luego le señalaron que allí parecía no vivir nadie. Aose se siente frustrado porque no sabe qué es lo que pasa, pues la familia estaba feliz con la obra lograda y entendía que la habitaría de inmediato, pero ya no responden a sus llamados para pedir el consentimiento de que otros clientes visiten la casa, lo que le hace suponer que los dueños finalmente despreciaron su creación.

Frustrado, visita personalmente la casa para descubrir que no existe rastro de haberse ocupado nunca, ni hay pistas sobre el paradero de los dueños. Solo una escena llama su atención. En la segunda planta hay una silla solitaria, pero no cualquier silla. Esta parece una reproducción exacta de una construida por el famoso dibujante y arquitecto Bruno Taut y se encuentra colocada de manera que recibe de la chimenea de luz, la luz del norte.

Comienza así un viaje de descubrimiento de lo que pudo haber sucedido con la familia Yoshino y el abandono de la obra de sus sueños. Este viaje es un recorrido por la arquitectura japonesa y su influencia en muchos artistas occidentales que vieron en ella un ejemplo de integración estética con el ambiente y la sustentabilidad por el uso de materiales tradicionales.

Esta es una obra de misterio, un thriller muy bien escrito, tanto que apasiona por lo fino de la construcción de la historia, pero, aún más, por sus referencias a la arquitectura y el arte en general del país de oriente. Muy recomendable para todos.