Los peligros de viajar en el tiempo

Escrito por Horacio Cano Camacho

Los viajes en el tiempo son probablemente uno de los mayores sueños de mucho. La posibilidad de encontrarse presente en sucesos históricos fundamentales o mirar en primera persona parte de la historia natural del planeta. Los viajes al pasado son motivo de atención de la literatura, del cine y desde luego de la televisión. Y el futuro no se queda atrás.

En estos momentos estoy recordando un libro fascinante de Isaac Asimov, El fin de la eternidad que nos habla de un intento de corrección del pasado. La Eternidad, una organización de viajeros del tiempo es la encargada de alterar ligeramente la historia con la finalidad de “proteger” a la humanidad de errores cometidos y que condicionan el devenir de la sociedad. Pero ¿podemos movernos libremente en un mundo así o hasta dónde podríamos alterar completamente la realidad si cometemos un error con un supuesto motivo correcto? Asimov introdujo en esta novela (1955), el concepto de paradoja del viaje en el tiempo donde postula que el mundo actual es el resultado de procesos y sucesos anteriores, de manera que alterar cualquiera de estos tendrá efectos incontrolados en la realidad actual. Imagine al viajero encontrándose consigo mismo del pasado (la infancia, por ejemplo) o modificando un pequeño detalle por el cual, su abuelo no conoció a su abuela… por lo tanto él no nació.

Otra historia poderosa que me viene a la mente es Retorno de las estrellas de Stanislaw Lem en donde un grupo de cosmonautas viajan a una galaxia lejana durante diez años, al volver y de acuerdo con las leyes físicas, en la tierra han transcurrido cien años. Nada de lo que conocieron existe ya, ni sus amigos, su familia o las interacciones sociales, el sistema de gobierno, los valores éticos y morales que ellos sostienen. El resultado es una profunda soledad social…

En fin, todo esto me viene a la mente con el libro que les quiero recomendar hoy: Viajar en el tiempo, de James Gleick (Crítica, 2017. ISBN 9788416771989), un libro que nos lleva (literalmente) a visitar diversos aspectos de esta fascinante, aunque enloquecedora idea de viajar no en el espacio, sino en el tiempo. Más allá de que sea posible o no tal aventura, y el autor nos propone diversas hipótesis al respecto, nos propone reflexiones muy interesantes desde la perspectiva filosófica, histórica, ética y hasta poética.

El autor nos recuerda al inventor de la máquina para viajar en el tiempo, H.G. Wells quien ya reflexionaba no solo sobre la posibilidad, sino fundamentalmente de las consecuencias. Y analiza un tema muy interesante ¿el viaje en el tiempo es una aspiración de la humanidad desde sus orígenes o en que momento surgió? Es interesante saber que, durante siglos, la humanidad se concretaba a pensar en el presente y en ocasiones en el pasado, pero no para visitarlo, sino para entender ese presente, precisamente. Pero en todo caso, era una ocupación de los entendidos, un núcleo pequeño de personas, de manera que el autor nos revela los cambios profundos en el conocimiento y el desarrollo científico-técnico que hicieron posible que socialmente comenzáramos a meditar en esa posibilidad.

H.G. Wells entonces, trata de responder esa inquietud recién surgida en su entorno, y lo hace en la literatura. Pero paralelamente ya hay físicos interesados en el problema, hasta encontrarnos con Albert Einstein o Hermann Minkowski quienes, tratando de explicar el universo, se encuentran con la posibilidad de los viajes en el tiempo.

Después el autor nos hace una descripción muy amena de los diferentes enfoques del problema, desde la ciencia, la filosofía o la literatura y la fantasía. El autor propone que en realidad todos nosotros, en la actualidad, somos de alguna manera viajeros del tiempo, en los sueños, el arte o la tecnología que nos pone al instante en el pasado o el futuro, dependiendo de la zona horaria donde estemos… Y eso me recuerda otro libro, La isla del día de antes de Umberto Eco en donde sitúa a su protagonista en un punto en donde el tiempo se divide y puede contemplar el futuro o el pasado.

Les recomiendo mucho este texto, es sencillamente fascinante y si usted contempla comprar un boleto para situarse en un safari con dinosaurios o mirar el billete ganador de la lotería de tres años atrás, le recomiendo su lectura antes de aventurarse…

 

Horacio Cano Camacho, Profesor Investigador del Centro Multidisciplinario de Estudios en Biotecnología y Jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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