Chris Buskes, La herencia de Darwin, la evolución en nuestra visión del mundo. Ed. Herder, Barcelona 2009. ISBN 9788425425578. Buskes es un profesor de filosofía de la ciencia en la Universidad Radboud, en Holanda. La herencia de Darwin familiariza al lector con las principales ideas procedentes de la biología evolutiva moderna y ofrece un amplio repaso de sus consecuencias para la lingüística, las ciencias culturales, las ciencias del hombre y las ciencias sociales. En 2007, esta obra ganó el premio Sócrates al libro de filosofía más estimulante escrito en neerlandés.
En el ámbito de la ciencia es muy difícil suponer que un libro por si solo tenga la capacidad de transformar el paradigma vigente y socialmente dominante, pero el libro de Darwin lo hizo. La publicación de El Origen de las especies inició una revolución no solo en las ciencias biológicas sino en la concepción moral, ética y filosófica del hombre en todo el mundo. La sacudida provocada por sus ideas aún se siente.
Tal vez el único libro que se le acerca, si bien de una forma no tan evidente, es el publicado en 1944 por el físico Erwin Schrödinger, ¿Qué es la vida? en el cual se expone que los sistemas biológicos no violan las leyes de la física y que son susceptibles de ser entendidos a través de comprender los principios que rigen los otros componentes del universo. Junto con el libro de Darwin, ambos textos pusieron las bases de la biología moderna y de los más grandes avances en la comprensión de la naturaleza.
Mucha gente habla de Darwin, para bien y para mal. Para los biólogos, Darwin constituye una referencia obligada y como solemos decir, nada tienen sentido si no se analiza a la luz de la evolución. Fuera de la biología la actitud puede variar, desde quien aun cuando no lo comprenda a cabalidad, acepta que el cambio y la evolución son un hecho, hasta quien abomina de la teoría de la evolución por que no la comprende o choca con sus convicciones ideológicas.
Hoy difícilmente alguien se siente ofendido por que le digan que las distancias entre las estrellas se miden en años luz, o que el universo es producto de una gran explosión o que la luna no es de queso o en ella no habitan los ángeles. Sin embargo, hay sectores que no le pueden perdonar a la biología que surgió de Darwin que haya reemplazado la creación divina de la vida por reacciones químicas y procesos de flujo de energía.
Vivimos en el centro de una revolución en el conocimiento del mundo, del universo: la física y las matemáticas demostraron que el universo responde patrones naturales, cuyas leyes son susceptibles de ser comprendidas en toda su complejidad y la biología, en particular el trabajo de Darwin, socavó la posición “especial” del ser humano en este universo.
¿Cómo medir el impacto de la teoría de la evolución? ¿Cómo hacerlo desde la óptica y los recursos del público no especializado? La biología está avanzando a pasos agigantados. Nadie duda de la enorme importancia del descubrimiento de una enzima llamada telomerasa o del gran logro de obtener imágenes por cristalografía del ribosoma. El avance en el conocimiento aportado por la biología de las últimas décadas es sin duda fundamental. Sin embargo, el debate sobre ellos se restringe a los cubículos y los ambientes académicos y con dificultad salta más allá de algunos enterados. ¿Será por lo especializado de los temas o por que estos no alcanzan a mostrar su dimensión e impacto en la vida diaria? En cambio, el trabajo de Darwin constituye un terremoto conceptual sin precedentes en la historia de la ciencia.
Darwin cambió de forma radical e irreversible la visión que tenemos de nosotros mismos ¿Cómo entender su trabajo sin caer en tentaciones y los peligros ideológicos y pseudocientíficos de un mal uso de sus ideas?
El libro que hoy recomiendo tiene el propósito de ayudarnos a conocer la teoría de la evolución y sus implicaciones en nuestra vida cotidiana. Tiene un estilo muy dinámico e interesante, prescindiendo, en la medida de lo posible de la terminología técnica, o explicándola en términos muy sencillos para los que no poseen una formación de biólogos.
Los postulados de la teoría generada por Darwin han sido probados con gran éxito por las generalizaciones establecidas por la biología estableciendo la verdadera dimensión de su aporte. La teoría de la evolución es un hecho irrefutable. Darwin era un verdadero científico que pudo sustraer sus convicciones personales y supeditarlas a los hechos objetivos. Introducir la noción de cambio, de transformación en un mundo inamovible dominado por la ideología es quizá, su mayor aportación, así como demostrar que ese mismo mundo es susceptible de ser entendido si comprendemos las fuerzas internas que lo determinan y la amplitud de los estímulos externos que lo guían.
Horacio Cano Camacho, Profesor Investigador del Centro Multidisciplinario de Estudios en Biotecnología y Jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.