Uno podría pensar que hablar de ciencia es una cuestión de cifras, dimensiones, fórmulas y conceptos muy complejos y …aburridos. Y claro, cada área de la ciencia tienen un idioma particular con el cual puede comunicar su trabajo. Pero cuando se habla de ciencia con un no especialista, la comunicación debe cambiar. La ciencia es, ante todo, una forma de mirar el mundo. Y cuando lo miramos, nos damos cuenta que es maravilloso.
¿Somos capaces de transmitir ese sentido de sorpresa, de emoción? Entender por qué suceden las cosas, cómo están organizadas, cómo surgieron, a dónde van, es algo emocionante. Cultivar la incertidumbre, estimular las dudas, es una manera de acercarnos a ese aspecto sorprendente del mundo. Pensemos un momento: siento incertidumbre porque no sé las respuestas, siento la curiosidad por conocer las respuestas y luego me aplico a buscar esas mismas respuestas. Luego me doy cuenta que siento una gran satisfacción porque tengo las respuestas confiables y luego me surgen preguntas nuevas a partir de las respuestas obtenidas a partir de las observaciones. Así nos vamos apropiando del conocimiento.
Ese nivel de comunicación de la ciencia no es fácil de encontrar, pero existe. Hay divulgadores que tienen esa manera de enamorarnos del conocimiento, de maravillarnos con lo que ellos se maravillan. Son muchos, por suerte. Pero hay unos mejores que otros, no hay duda. Y el autor y el libro que ahora recomendamos es uno de esos.
Bill Bryson es un escritor muy divertido, especializado en las crónicas de viajes que ha convertido en textos memorables. En algún momento se le ocurrió escribir de ciencia y lo hizo tan bien, que su libro Una breve historia de casi todo (RBA Libros, 2016. ISBN 9788492966790) rápido se convirtió en un verdadero clásico. No es casual que yo apunté que Bryson era un escritor de crónicas de viaje por que este texto nos propone un largo recorrido por la historia del universo y de cómo lo podemos comprender mejor, de cómo nos expandimos por el planeta y llegamos a lugares imposibles... Lo hace de una manera muy divertida, con un fino sentido del humor, pero cuidando siempre que lo que dice sea preciso sin ser abrumador o abrurrido para nosotros, los legos.
El sentido del humor se percibe en cada página. Esa manera relajada de comprender y explicar temas complejos nos acerca a ellos y nos dice que la ciencia es algo más cercano a nosotros de lo que a veces pensamos. Y destaca la curiosidad insasiable de nuestra especie. Esa incertidumbre y el deseo por el conocimiento que parece ser lo que nos distingue de otros animales y de la que yo hablo arriba.
Su libro es facinante, creo sin dudarlo que es un texto obligado para todos: a los que pretendemos dedicarnos a la divulgación nos enseña como explicar, como contar historias de una manera que conectemos con nuestros potenciales lectores; a los investigadores les da un toque de sentido del humor para mirar su propio trabajo, que mucha falta les (nos) hace y a los lectores les encantara lo que cuenta y como lo cuenta.
Dice Bill Bryson “Cuanto más estudiamos el universo, más extraordinario me parece que estemos aquí. Para mí es la conclusión más importante: lo inverosímil que es nuestra existencia, desde la individual hasta su sentido más global. Desde cualquier punto de vista es increíble que existamos”. Y ese sentido de sorpresa y emosión impregna todo su libro y en realidad todos sus libros.
Y si pensamos en lectores más chiquitos, Bryson también lo hizo y publicó una versión para ellos: “Una muy breve historia de casi todo” (RBA libros, 2008) con un estilo muy pensado para fascinarlos a ello, que son tan dificiles de complacer.
Bryson explica en una entrevista por qué escribió ese libro maravilloso y concluyó con ella como una forma de invitarlos a leer esta breve historia de casi todo “Lo escribí a causa de mi propio fracaso para entender la ciencia. Era muy malo en la escuela. Y tenía la convicción de que se puede conectar con la ciencia sin ser científico. La ciencia es interesante aunque no sepas nada de ecuaciones: estoy interesado en saber quién soy, qué hago aquí, en las cosas que nos convierten en nosotros. Y eso me llevó a contar las historias de los científicos. El libro no ofrece realmente tanta ciencia, más bien cuenta lo que hicieron los científicos y cómo descubrieron sus teorías”.