Frecuentemente escucho (o leo) que tales alimentos son un veneno, que su consumo nos está matando o por el contrario, que el consumo de tales o cuales es casi casi un milagro, capaz de curar hasta enfermedades que la medicina no puede… En redes sociales circulan listas negras de los cinco, o los diez alimentos que deberíamos sacar de nuestras dietas, so pena de morir por desobediencia. Que si las papas tienen acrilamida y producen cáncer, que si la leche es el peor veneno, que si el trigo nos está matando… Cada nuevo “gurú” de la alimentación escoge un producto que llevamos miles de años consumiendo y le descubre, así, por sus dichos y sin la más mínima prueba, todos los males del planeta. O lo contrario, resulta que no nos habíamos enterado que comer guanábana curaba el cáncer, o que comer plátano terminaba con la diabetes…
Nuestra relación con los alimentos se está volviendo demasiado complicada y por momentos, de miedo. Y como si no tuviera suficiente, hoy fui a comprar harina de trigo, claro, yo la como integral, por aquello de dificultarle a mi organismo la absorción de almidón que es malo para mi salud… y la chica dependiente me preguntó si la prefería sin gluten o que si lo que deseaba era harina “orgánica” estaba en la sección equivocada. ¿Orgánica?¿acaso hay harina “inorgánica?; nos encontramos con anuncios de aceite vegetal sin colesterol (claro, si es vegetal no tiene colesterol); galletas sin azúcar (adicionada, debería decir, puesto que si tiene harina, claro que contienen azúcar); alimentos ligh, leche deslactosada, agua bendita…
¿Y qué decir de los alimentos transgénicos? Aquí la reacción de muchas personas llega al nivel del pánico. En redes he visto que le atribuimos todo tipo de males, por supuesto sin evidencia alguna, incluso el comercio que todo lo ensucia ya estableció como estrategia de mercadotecnia el señalar que tal producto “esta libre de transgénicos” y tengo varios amigos que ya no beben cerveza “industrial” por que es transgénica y ahora sólo toman cerveza artesanal… La estupidez se ha instalado en nuestras mesas.
En fin, me siento abrumado y por ello recomiendo la lectura de Comer sin miedo, libro de J. M. Mulet (2014, Ediciones Destino, Barcelona, ISBN 978842334775), un ensayo sobre los mitos, falacias y mentiras sobre la alimentación en el siglo XXI. De este autor ya hemos hablado en Saber más. Se trata de un investigador en bioquímica y biología molecular por la Universidad de Valencia, en donde también imparte clases de Biotecnología Criminal y Forense. Mulet es un divulgador muy interesante y muy activo: Tiene otros dos libros, uno que intenta derribar muchos mitos alrededor de la la autonombrada “medicina alternativa” (Medicina sin engaños, ISBN 9788423350841), y otro sobre la investigación forense, ya comentado en esta sección (La ciencia en la sombra, ISBN 9788423350926) ambos en Ed. DESTINO.
El libro esta organizado en varios capítulos que nos van mostrando la importancia de la alimentación, la artificialidad de todo tipo de alimentos actuales, la falacia de los orgánicos, la química detrás de toda la alimentación y la mentira de las dietas basadas en creencias y fe…
Lean Comer sin miedo, tal vez su digestión mejore.