LAS LAGARTIJAS NO SE HACEN PREGUNTAS

Escrito por Horacio Cano Camacho

“Los humanos quizá no seamos el último grito en condición física, pero gozamos de la habilidad de complementar el instinto con la razón y, lo que es más importante para nuestros propósitos, de hacernos preguntas sobre nuestro entorno. Esos son los prerrequisitos del pensamiento científico, y son características cruciales de nuestra especie”.

Esta es la tesis central del libro que ahora recomiendo. Se trata de uno de nombre simpático: “Las lagartijas no se hacen preguntas”, de Leonard Mlodinow (Editorial Crítica, España. ISBN: 978-84-9892-1). El viaje apasionante del hombre desde los árboles hasta la comprensión del cosmos.

Muchas ocasiones los libros que tratan del recorrido histórico de la humanidad hasta el surgimiento de la ciencia como herramienta central para generar conocimientos pueden resultar aburridos o demasiado especializados para el lector común. No es el caso de este libro. Se trata de una bocanada de aire fresco en el tema. Me atrevo a decir, que junto a Sapiens de Yuval Noah Harari que ya comentamos en Saber más, es el libro más atractivo y divertido sobre este tema. Una forma de acercarse a la historia del conocimiento científico, el desarrollo del pensamiento y la gran revolución del conocimiento.

Según Mlodinow, ésta comenzó cuando el hombre inició a ejercitar su capacidad para el pensamiento simbólico complejo. Y este salto llevo a nuestros ancestros a desarrollar el mayor talento que puede poseer, la habilidad para formularse las preguntas adecuadas.

Un problema fundamental de la educación en México es que se sustenta en certezas, en “verdades sabidas” y la memorización de datos, cifras, fechas, nombres, sin apenas conexión con el desarrollo de la habilidad para identificar problemas y hacerse las preguntas adecuadas. Esto significa que estamos enseñando –y aprendiendo- ciencias con métodos profundamente anticientíficos. Incluso, preguntar está “mal visto”. En lugar de estimular la duda, se premia la memorización. Nos enseñan como si fuésemos lagartijas…

Leonard Mlodinow nos compara con otras especies, como las lagartijas. La mayoría de los animales no se cuestionan las situaciones de su existencia y su entorno, se adaptan, actuando únicamente por instinto. “Los humanos, en cambio desde temprana edad buscamos respuestas, una comprensión teórica de nuestro entorno, nos preguntamos ¿por qué?”. Y desde luego, su libro es un ejercicio constante de preguntas, dudas y la manera en que la humanidad ha ido satisfaciendo su curiosidad natural hasta la creación de la principal herramienta, la ciencia.

El libro aborda el desarrollo de la habilidad de hacer preguntas de una manera muy apasionante, describiendo primero cómo surgió o suponemos que surgió esa capacidad que luego devino en curiosidad, cultura, civilización y la razón, es decir, el desarrollo de la ciencia. En un lenguaje muy sencillo y sentido, nos va contando la historia del pensamiento, primero mágico, religioso hasta la revolución cognitiva.

Yo me senté con el libro, primero un tanto escéptico ante la probabilidad muy alta de estar ante otro ladrillo de datos, fechas y cifras. Mi sorpresa fue muy grata. El libro se lee casi como una novela de aventuras, pero llena de reflexiones, anécdotas, pero todo cuidado y con gran rigor. Podemos encontrar las referencias en la que sustenta sus dichos. Otro aspecto fundamental es que la obra no nos “vende” la idea –muy usada en las escuelas- del científico como un genio que saca de la chistera el conocimiento. No. Las lagartijas no se hacen preguntas plantea a la ciencia como una construcción social, como un esfuerzo colectivo, si negar la existencia de hombres y mujeres muy brillantes que se plantaron sobre le conocimiento ya construido para ir forjando uno nuevo, que muchas veces constituyó el elemento central de grandes revoluciones. Newton no se sentó debajo de un árbol a pensar y cuando le golpeó la cabeza una manzana, entonces descubrió las leyes de la gravitación universal… Newton, en cambio, era un hombre muy estudioso que comprendió las grandes preguntas que sus antecesores y sus propios contemporáneos se hicieron y usó ese conocimiento para responder él mismo las grandes preguntas de su tiempo.

Leonard Mlodinow es un doctor en física y miembro del California Institute of Technology, becario del Instituto Max Plank de Física y astrofísica en Múnich (Alemania). Ha publicado dos libros anteriores El arcoíris de Feynman (2004) y El andar del borracho (2008), ambos en editorial Crítica.

Recomiendo ampliamente este libro, tanto para estudiantes como profesores, es un viaje de aventuras fascinante e inspirador. Obligado para cualquiera que desee comprender la ciencia y su método…