TECNOLOGÍA
Tecnologías digitales en espacios de vulnerabilidad y exclusión social
José Federico Benítez-Jaramillo
Resumen
Durante la transición de la pandemia y pospandemia de COVID-19, se posibilitó hacer visibles los contextos y situar las brechas de la desigualdad digital y de vulnerabilidad cognitiva respecto al uso de las plataformas digitales y de las tecnologías en los y las jóvenes que asistían a la escuela y que, de forma abrupta, se trasladó a los hogares en este periodo. En este artículo se develan las desigualdades cognitivas, de acceso y disponibilidad de las tecnologías de comunicación digital, utilizando la perspectiva teórica decolonial y una metodología que asume una perspectiva cualitativa, usando los diálogos horizontales. Se describen algunos de los hallazgos y experiencias de la Línea de Generación y Aplicación de Conocimiento que alude a los alfabetismos emergentes a la que pertenezco, puntualizando las prácticas escolares que emanan de la virtualidad en contextos de vulnerabilidad y exclusión social en jóvenes que estudian Telesecundaria.
Palabras clave: Escuela y juventudes, tecnologías, vulnerabilidad.
RECIBIDO: 04/06/2024; ACEPTADO: 23/11/2024;
PUBLICADO: 18/07/2025
«Eje temático: 4.5 para 2030, eliminar las disparidades de género en la educación y garantizar el acceso en condiciones de igualdad de las personas vulnerables, incluidas las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y los niños en situaciones de vulnerabilidad, a todos los niveles de la enseñanza y la formación profesional»
Jóvenes de Telesecundaria en vulnerabilidad y exclusión social
Referir a las juventudes rurales en la actualidad, no implica solo reconocer el estatuto social de dichas franjas de población, sino un problema que manifiestan las nuevas configuraciones de la cultura contemporánea, los modos en que construyen sus lecturas de mundo, formas de habitar la escuela, de ser y de estar en la ruralidad en contextos de vulnerabilidad y exclusión social. En este sentido, se devela a través de las voces de los jóvenes rurales que asisten a la Telesecundaria, una realidad que vivieron y que muchos siguen viviendo, como las afectaciones provocadas por la pandemia de la COVID-19,situación que ha generado retos y desafíos como sociedad, ya que implicó nuevas formas de comunicación para estar en la escuela.
Si bien, durante la pandemia hubo ciertos avances en el uso de la Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC), aun con ello, consideramos que la brecha digital en México y en la mayoría de los países de América Latina sigue siendo abismal, sobre todo, en los espacios rurales. Esto se pudo apreciar con las y los jóvenes que participaron en la investigación, quienes refirieron que en su vida nunca habían tenido la necesidad de usar las tecnologías con fines educativos, ya que, en su caso, es la televisión educativa satelital, por la modalidad de Telesecundaria, el único medio para mirar más allá de los libros; además, argumentaron que sí usan el celular, pero únicamente para juegos. Así lo relata Alejandra: «Yo únicamente uso el celular para juegos, escuchar música, mandar mensajes de texto, estar en las redes sociales como: Facebook, Instagram, WhatsApp, pero nunca lo he usado para tomar clases» (Alejandra, 15 años).
Brecha digital en educación
En este contexto, se dejó ver la brecha digital de los y las jóvenes rurales cuando la escuela se trasladó a casa. Por ejemplo, en el caso de México, en el lapso de un mes, la Secretaría de Educación Pública (SEP) tomó medidas «de emergencia» enfocadas a mantener, en la medida de lo posible, la educación de cerca de 36 millones de estudiantes. Lamentablemente, las condiciones materiales, sociales y educativas en las que viven millones de mexicanos no tardaron en revelar que esas medidas eran insuficientes. Esto es atribuible a razones tan diversas como la falta de capacitación de sus docentes en el uso de la TIC.
Asumimos la premisa de que la pandemia retrató las más profundas desigualdades cognitivas y tecnológicas que ya estaban, pero que posibilitaron dibujar el mapa de la vulnerabilidad en la que habitan los y las jóvenes rurales, así como de otras zonas urbano marginales de nuestro país y, en general, del continente Latinoamericano.
Por tanto, la propuesta es develar las desigualdades cognitivas, de acceso y disponibilidad de las tecnologías de comunicación digital, así como el uso de las plataformas digitales a las que se recurrieron en el periodo de la pandemia para llevar a cabo las clases en el nivel educativo de Telesecundaria. Para documentar lo señalado, se usó la perspectiva teórica decolonial reportada por Walter Mignolo en 2007, mientras que metodológicamente se asumió una perspectiva cualitativa, interpretativa, comprensiva, poniendo la mirada en las subjetividades de los y las jóvenes por medio de los diálogos horizontales de Corona y Kaltmeier (2012), además de talleres que partieron de las necesidades institucionales con temas como el uso de las tecnologías en la escuela, violencia y convivencia escolar.
Estos talleres usados como técnicas de investigación posibilitaron la construcción de encuentros dialógicos, conversatorios, además de la escritura de cartas donde los jóvenes externaron las diferentes problemáticas a las que se enfrentaron cuando la escuela se llevó a casa por cerca de dos años. En suma, el escrito, en un primer momento, alude las perspectivas teórico-metodológicas asumidas; posteriormente, señala grosso modo un acercamiento al contexto de la Telesecundaria donde se realizó la indagación, así como los y las jóvenes participantes con la indagación. El tercer apartado alude al uso de las tecnologías a través de las voces de los y las jóvenes rurales para, finalmente, inscribir las conclusiones.
El uso de las tecnologías. Retos y posibilidades en contextos de vulnerabilidad
La brecha digital narrada por los y las jóvenes rurales tiene que ver con la disponibilidad de un artefacto de comunicación y con la conectividad, entendida como el servicio de banda ancha con una velocidad adecuada, puesto que la conectividad es una condición necesaria, aunque no suficiente, para apropiarse del valor que generan las tecnologías digitales. Empero, el espacio donde se realizó la investigación, en la que participaron nueve mujeres y seis hombres, coincide con lo que a continuación se señala: El uso de soluciones de educación en línea solo es posible para quienes cuentan con conexión a Internet y dispositivos de acceso. El 46 % de los niños y niñas de entre 5 y 12 años de la región vive en hogares que no están conectados a Internet, dato que implica un alto porcentaje de exclusión. Se ha documentado que cerca del 40 % de los mexicanos no tienen acceso a un dispositivo y, un porcentaje mayor, no tienen acceso a internet.
En este sentido, la educación, como el acceso a Internet, son derechos humanos reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas y, en concordancia, por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Sin embargo, el ejercicio de ambos derechos está limitado en nuestro país, sobre todo en las zonas rurales del sur del Estado de México, donde está ubicada la Telesecundaria a la que asisten los y las jóvenes. Por tanto, la brecha digital pone en riesgo el ejercicio del derecho a la educación de las personas afectadas, como se alude en el eje temático 4.5, ya que no se garantiza el acceso igual para los y las jóvenes que habitan en contextos de vulnerabilidad y exclusión social.
Así lo menciona Enrique:
Nosotros en nuestra casa éramos cinco hermanos estudiando, tres en el nivel primaria y mi hermana y yo en Telesecundaria. Pues no teníamos, y ahorita tampoco, un celular cada uno para tener las clases. Mi mamá tenía un celular viejito y ahí, cuando había internet, nos enviaba la maestra los ejercicios que teníamos que hacer (Enrique, 14 años).
En esta narrativa percibimos que las condiciones de vulnerabilidad en la que habitan los y las jóvenes, los coloca en contextos diferenciados para aprender, ya que como hemos venido señalando, el acceso y la disponibilidad de medios tecnológicos para comunicarse y estar en la escuela ante la presencia de la pandemia, fue una situación que irrumpió de forma abrupta la vida cotidiana en la escuela, lo que hizo que afloraran las diferentes formas de desigualdad y exclusión social.
En el espacio donde se realizó la investigación, percibimos que la escuela se constituye en el pensamiento de los y las jóvenes rurales como una instancia privilegiada para «ser alguien en la vida». Como el espacio que les forma, pero que también les ayuda, como ellos señalan, a tener un certificado que les dé posibilidad de seguir preparándose, aunque señalan que la pandemia vino a reconfigurar la escuela y a evidenciar otras formas de aprender que no han sido, a decir de sus voces, muy favorables.
Frente a dichas situaciones, leer la realidad a través de las voces de los y las jóvenes, posibilitó tener elementos y argumentos que nos apoyaron para analizar el uso de las tecnologías, develando la vulnerabilidad de los jóvenes y poniendo la realidad desde sus propios términos. La condición de desigualdad en el acceso y permanencia en la educación de las juventudes en contextos de vulnerabilidad, se ha constituido en un problema histórico y estructural en México y América Latina.
Garantizar una educación inclusiva y equitativa en el ámbito digital
En la investigación realizada, encontramos que los y las jóvenes que participaron en la investigación, regularmente son jóvenes que sus condiciones socioeconómicas los configuran en sujetos vulnerados y vulnerables, ya que muchos de ellos no tienen los recursos suficientes para adquirir un celular o una computadora para lograr cumplir con los requerimientos institucionales y pedagógicas con relación al uso de las tecnologías.
Para garantizar una educación inclusiva, equitativa y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de todo el ciclo educativo, se debe aumentar no solo la conectividad y la infraestructura digital, sino también las habilidades digitales de maestros y profesores, así como la adecuación de los contenidos educativos al ámbito digital.
Finalmente, generar una propuesta educativa a distancia más inclusiva, supone considerar el contexto y las posibilidades que ofrece la infraestructura digital y el acceso a servicios de Internet y a dispositivos, es decir, remirar a las juventudes que se sitúan en las franjas de vulnerabilidad y de desigualdad social.
José Federico Benítez-Jaramillo. Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México. Chalco de Díaz Covarrubias, Estado de México.
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Corona S. y Kaltmeier O. (2012). En diálogo. Metodologías horizontales en Ciencias Sociales y Culturales. España, Gedisa. https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-252X2013000200012
Mignolo W.D. (2007). El pensamiento decolonial: desprendimiento y apertura. Un manifiesto y un caso. Tabula Rasa, 8, 243-281. https://revistatabularasa.org/numero-8/mignolo1.pdf
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Villareal K. y Alvarado I. (2014). La discriminación y exclusión de los jóvenes en América Latina. México, Universidad Autónoma de Sinaloa.
Villela, C. y Contreras, I. (2021). La brecha digital como una nueva capa de vulnerabilidad que afecta el acceso a la educación en México. Academia y Virtualidad, 14(1), 169-187. https://doi.org/10.18359/ravi.5395