Intolerancia a la lactosa

Escrito por Jaqueline Gutiérrez López y Gabriel Fernando Romo Ramírez

En 1995 el Subcomité de Reacciones Adversas de la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica propuso una clasificación de las reacciones adversas a los alimentos. De acuerdo a esta clasificación, existen dos terminologías: alergia alimentaria, que es cuando intervienen mecanismos inmunológicos e intolerancia alimentaria, cuando no están regidos por un mecanismo inmunológico.

La intolerancia a la lactosa se encuentra presente entre un 50% y 70% de la población mundial aumentado cada vez más y es el mayor componente alimentario que origina intolerancias. Generalmente se presenta con menor cantidad en americanos de origen europeo, escandinavos y en mayor cantidad en afroamericanos, hispanoamericanos, americanos de origen asiático y nativos americanos. Se considera que alrededor del mundo, dos tercios de la población adulta se ven afectados.

El consumo de la leche ya sea de vaca, oveja y cabra ha sido por mucho tiempo parte de la alimentación, ingiriéndose después del período de lactancia. Se considera que es el líquido que posee mayor cantidad de lactosa.

La lactasa es una enzima de tipo beta-galactosidasa producida en el intestino delgado, que desdobla a la lactosa en dos componentes: glucosa y galactosa. Si los niveles de lactasa son disminuidos, no podrá ejercer su función de desdoblamiento, y si no hay este desdoblamiento, la lactosa pasa al colon sin ser digerida, lo que ocasiona síntomas como distensión o dolor abdominal, flatulencia excesiva, diarrea y en ocasiones náuseas.

 

Etiología

Dentro de las causas más comunes de este padecimiento, se encuentran: un error congénito en el desarrollo de la lactasa y un déficit de la enzima en niños mayores y adultos. Existen también enfermedades y condiciones tales como la enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, colitis ulcerativa, síndrome del colon irritable, malnutrición asociada a fármacos (antibióticos principalmente, ciertos analgésicos y aspirina), tal como en el caso de la quimioterapia, e infecciones en el intestino delgado que pudieran originar la intolerancia.

 

Diagnóstico y pruebas

La confirmación del diagnóstico de este padecimiento se puede realizar con una buena anamnesis, indagando en su salud gástrica y nutricional; cuando no hay probabilidad de determinarlo, existen pruebas para confirmar el padecimiento hacia la intolerancia a la lactosa, éstas pueden ser invasivas tales como intubación intestinal para tomar una biopsia o endoscopía o no invasivas como pruebas fecales, pruebas séricas, urinarias y del aliento. La prueba más rápida, sencilla y económica dentro de las antes mencionadas, es la prueba del aliento, consiste en darle al paciente a que beba leche o lactosa y esperar un determinado tiempo para verificar la presencia de hidrógeno. El paciente debe de estar en ayunas y haber realizado una cena pobre en carbohidratos. El análisis se realiza sobre las muestras de aire exhalado en intervalos de 30 minutos hasta completar 3 a 5 horas. Si en el test obtenemos un resultado de 20 a 25 partes por millón tenemos una mala absorción e intolerancia a la lactosa. Estas pruebas son realizadas por un especialista en el tema.

 

Tratamiento

El tratamiento para esta deficiencia de tolerar la lactosa, consiste en evitar consumir alimentos como leche y sus derivados, tales como leche entera, leche descremada, yogurt, queso, mantequilla, helado, chocolate, margarina y galletas. Depende de la sensibilidad de los pacientes y de la causa de la intolerancia a la lactosa, será la medida que tomaremos para determinar si es conveniente disminuir la ingesta o dejarla.

 

Alimentos alternativos

Existen sustitutos que pudieran aportar las ventajas y nutrientes necesarios que aporta la leche, tal como el calcio, que es un ingrediente fundamental para los huesos y el crecimiento. Dentro de los recomendados se encuentran la leche de soya, de almendra, de coco, de arroz, de quinoa, de avena, o consumir tofu, amaranto, sardinas, lentejas, avellanas, acelgas o espinacas. El consumo de lactosa presente en la leche de vaca, cabra y oveja ha aumentado notablemente en las últimas décadas. Todos los cambios que ha sufrido esta sustancia, la mezcla de aditamentos presentes en la leche, la disminución de la enzima en el intestino delgado y las enfermedades sistémicas, origina cambios y síntomas en el organismo.

Cuando se establece el correcto diagnóstico es indispensable tomar medidas para disminuir los síntomas y evitar la presencia de enfermedades o de posibilidad de padecer cáncer de colón o de algún aparato del sistema digestivo.

Actualmente existen alternativas que mejoran la calidad de vida, y el pronóstico de la persona. Estos alimentos que reemplazan a la leche, se ha demostrado que poseen mejores nutrientes como minerales, aminoácidos esenciales y vitaminas.

 

SABER MÁS

Arguelles-Arias, F. et al. (2017). Puesta al día en común en la intolerancia a la lactosa. 1ª edición, capítulo 4:69, capítulo 5:79, capítulo 8:117. http://senpe.com/documentacion/privado/7-puesta-al-dia-en-comun-en-la-intolerancia-a-la-lactosa.pdf.

Zúñiga, G.A. 1995. Intolerancia a la Lactosa. Revista Médica Hondureña, 63(1):21. http://www.bvs.hn/RMH/pdf/1995/pdf/Vol63-1-1995.pdf.

 

Dra. Jaqueline Gutiérrez López. Universidad Autónoma de Coahuila. Cirujano Dentista.

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Dr. Gabriel Fernando Romo Ramírez. Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Especialidad en Odontología Restauradora. Coordinador de EOCRI

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