Actualmente escuchamos y usamos mucho el término “producto orgánico”, como alimentos, plantas, animales, semillas, ropa, y cosméticos orgánicos, lo que para algunos es ambiguo por el significado estricto y para otros es un término relacionado con productos libres de químicos sintéticos y que fueron obtenidos sin generar contaminantes al ambiente.
En un intento de aclarar dudas sobre este término, primero hablaremos del significado de producto orgánico, que en biología es aquello referente a un organismo o a una parte de éste, pero esencialmente compuesto por carbono. En química, es aquella sustancia compuesta primeramente por el carbono, en combinación con otros elementos como el oxígeno, el hidrógeno y el nitrógeno. De hecho, éstos componen dos tipos de moléculas orgánicas: las naturales que son sintetizadas por los organismos vivos denominadas biomoléculas (ácidos nucleicos, carbohidratos, lípidos y proteínas) y otras derivadas del metabolismos secundario como pigmentos, aromas, edulcorantes y saborizantes; y las moléculas orgánicas artificiales, sustancias no naturales como los plásticos elaborados por el hombre. Desde este significado, los productos sintéticos fabricados con estos elementos también son orgánicos, de ahí la ambigüedad del término.
Sin embargo, el término “Producto Orgánico” no está mal empleado, éste ha sido definido y utilizado con el propósito de diferenciarlo de aquellos productos sintéticos, o producidos a partir de medios industriales. El término no es tan reciente, fue acuñado en 1940’s cuando tomaron auge los productos químicos sintéticos utilizados en la agricultura, pero su uso generalizado fue hasta el 2002 cuando El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de Norteamérica (USDA, por las siglas en inglés), fijó los requisitos para certificar este tipo de productos, como: productos no irradiados, no modificados genéticamente, obtenidos sin uso de aguas residuales e irrigadas solo con sustancias “orgánicas” aprobadas, sin la aplicación de antibióticos, plaguicidas y fertilizantes contaminantes, que muestren una producción sostenible con el ambiente y en el caso de animales y sus productos, debe de considerarse el bienestar en todo sentido de éstos. Un producto orgánico estricto debe de contar con una certificación vigente avalada por alguna instancia reconocida.
Entre los productos orgánicos podemos mencionar primeramente a los abonos orgánicos como el humus, el estiércol y el guano; los alimentos derivados de plantas y animales que durante su producción y procesamiento no fueron utilizadas sustancias riesgosas o que provoquen daños a la salud, y que además no hayan generado un daño al ambiente. En éstos no se incluye a los organismos o productos de éstos que hayan sido modificados genéticamente.
Para el caso de plantas, un alimento es considerado orgánico cuando se produce bajo condiciones naturales, pueden utilizarse fertilizantes especiales (biofertilizantes) que ayuden al crecimiento de las plantas pero que devuelvan al suelo los nutrientes que se pierden; cultivar en áreas con las que se evite la erosión y reforzar la rotación de cultivos; también puede recurrirse a productos naturales (no sintéticos) para el control de plagas y enfermedades, que no dañen a los cultivos y a los animales que estén en la zona de cultivo o se alimenten de esa producción. En el caso de los animales, debe de evitarse el uso de hormonas y antibióticos para incrementar la producción o calidad de los productos.
Por supuesto el consumo de productos orgánicos es una opción saludable debido a que se encuentran en su estado integral sin estar altamente procesados. La gran industria utiliza este término “Producto orgánico” como eslogan comercial para muchos tipos de productos, haciendo creer al consumidor que el producto es saludable. ¡Cuidado!, no todos esos productos son realmente orgánicos.