El “FRACKING” es un término muy utilizado en la actualidad cuando se refiere a la extracción de petróleo y gas natural no convencionales, atrapados en los poros de formaciones rocosas poco permeables, denominadas lutitas bituminosas situadas en el subsuelo. En realidad, es un término en inglés, utilizado para explicar la técnica de fracturación hidráulica que se utiliza para obtener hidrocarburos.
Aunque es reciente su popularidad, esta técnica existe desde mediados del siglo XX, aunque su implementación ha ido cambiando con el paso de las décadas, debido a la necesidad creciente de combustibles fósiles y la certeza de que cada vez quedan menos.
Los hidrocarburos no convencionales son aquellos que no fluyen de forma espontánea de su yacimiento geológico a un pozo y a la superficie. Necesitan del “fracking” para ser extraídos, los más nombrados son el «shale gas», también llamado gas de esquisto o gas de pizarra y el «shale oil», el petróleo de esquistos bituminosos.
El “fracking” consiste en fracturar la roca poco porosa con el propósito de extraer los hidrocarburos atrapados en ella. Para llegar a este tipo de roca, se realizan perforaciones de hasta 5 kilómetros (Km) en vertical, posteriormente se hace una perforación horizontal en diversas direcciones que puede ser entre 2 y 5 Km, y por último se inyecta a gran presión agua con arena y una serie de aditivos químicos en una proporción de 98:2. Esto fractura la roca y se liberan los hidrocarburos, que sube a la superficie a través de un pozo. Parte de la mezcla inyectada vuelve a la superficie (entre un 15 y un 85 %).
Aunque lleva varios años aplicándose con éxito en varios países, sobre todo en Estados Unidos de América (EEUU), hay gran controversia por el uso de esta técnica, ya que se presentan diversos problemas asociados a este tipo de extracción de gas natural. Puede ocasionar contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, contaminación del aire, afecciones a la salud humana, alteraciones del paisaje y el terreno, contaminación de suelos al cerrar los pozos y riesgo sísmico.
Con diversos estudios científicos, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA en sus siglas en inglés) y la Academia Nacional de Ciencias e Ingeniería de Alemania (Acatech), han confirmado recientemente que el “fracking” es seguro y se puede desarrollar sin riesgos cuando se aplican las mejores prácticas de la industria y bajo una regulación adecuada.
Lo que sí es comprobable, es que la técnica de la fractura hidráulica ofrece el potencial de extraer gran cantidad de hidrocarburos, en comparación a otros métodos convencionales. Con esta técnica, la producción de hidrocarburos en EEUU ha crecido de 600 mil a 3.5 millones de barriles diarios.
En México, la Reforma Energética recién aprobada promueve la extracción de “gas shale” por medio del “fracking”, actualmente existen pozos en experimentación en zonas del noreste del país. Algunas zonas candidatas de diferentes estados de la república mexicana para la extracción de hidrocarburos con esta técnica están en: Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, Veracruz, Puebla y Oaxaca.
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