La Ciencia en el Cine

Bárbaros

Escrito por Horacio Cano Camacho

Estoy mirando una serie en uno de los canales de streaming o televisión bajo demanda, que seguramente están haciendo su agosto en esta contingencia sanitaria, pues se ha constituido en una alternativa de entretenimiento para muchos que debemos quedarnos en casa y nos permite hacer maratones de series o películas clásicas.

La serie que comento ahora es del tipo “una de romanos”. Se trata de una producción alemana de este año terrible de 2020, estrenada en su temporada 1 hace unas semanas apenas y que seguramente tendrá continuidad.

El cine y la televisión “histórica” me encantan, he de decirlo. Es claro que muchas películas de este género no son tan apegadas a los hechos históricos y se toman licencias más o menos fuertes, pero siempre han sido un buen pretexto, en mi caso, para buscar información más seria y fidedigna y aprender de ellas.

Yo insisto mucho con mis estudiantes en que el aprendizaje debe ser permanente. Siempre estamos aprendiendo y debemos considerar que existen innumerables formas de hacerlo, menos formales, pero que pueden ser efectivas. La observación detallada del entorno, la lectura, los viajes, el cine, entre otras, pueden convertirse en estímulos del aprendizaje. La condición es que se aprovechen para generar dudas y preguntas y luego estas sean resueltas con los recursos más formales, la documentación, la discusión y el análisis.

Lo importante aquí son las preguntas que nos pueden generar las imágenes y los “hechos” que miramos en la pantalla, en el caso del cine y la televisión: ¿En dónde queda el sistema estelar que se menciona en la película? ¿Existió el hecho histórico o cuál es la relevancia del personaje del programa? ¿Existe el lugar mencionado? ¿En dónde está? ¿Se corresponde la narración con la realidad? ¿Es viable o posible el evento que nos cuentan? Como pueden ver, existen miles de preguntas, y por supuesto, miles de respuestas...

Regresando a la serie Bárbaros (Barbaren en el original) es una “mirada desde el lado germano” a un suceso histórico: La batalla de Teutoburgo, en el año 9. Esta batalla, escenificada en los bosques de la actual Osnabrück, en Alemania, es conocida como una catástrofe del imperio romano, en donde un grupo de tribus “bárbaras”, lideradas por el caudillo Arminio destrozó a tres legiones romanas dirigidas por Publio Quintilio Varo, un General que pasó a la historia por esta derrota, en la cual perdió la vida.

Se parte de un suceso real, histórico y de varios personajes también históricos, pero se mezclan con sucesos y personajes ficticios para darle el pulso dramático que la nueva televisión requiere. No hay que olvidar que no se trata de un documental científico sino de televisión de “acción”, comercial y que debe competir por el mercado. Esto lo comento porque he leído muchas críticas de historiadores y gente muy purista sobre estas licencias. Sin embargo, la serie es tan buena, tan emocionante, que nos llama a saber más de ese suceso y sus personajes.

Hay básicamente cuatro personajes que soportan la serie: tres de ellos son históricos. Los Romanos estaban en plena expansión del imperio hacia el norte de Europa y mandaron a su legiones más poderosas para asentarse en esos territorios y esclavizar o cobrar peajes a los pueblos afincados en ellos. Una estrategia muy poderosa del imperio consistía en ir “romanizando” a las poblaciones conquistadas. Y una manera de hacerlo era llevarse a niños, sobre todo hijos de jefes locales, hasta Roma, en donde era educados como ciudadanos y luego ya convertidos, se regresaban a las poblaciones conquistadas. No solo hablaban latín y el idioma de nacimiento, sino que se habían asimilado por completo a la cultura y valores del conquistador, lo que ayudaba a penetrar en los territorios y lograr la aceptación del esclavo.

Un niño de estos fue Arminio, hijo de un jefe tribal, educado en Roma y regresado como heredero del mando de su pueblo al morir su padre. En esta nueva posición, Arminio debería servir al conquistador y generar la aceptación de los germanos. Arminio, por alguna razón, desobedece y se enfrenta al imperio, uniendo a varios pueblos en su contra. Arminio, junto con Thusnelda, hija de otro líder local y personaje real y Folkwin “Lanzalobo”, un personaje totalmente ficticio, organizan a los pueblos (en la serie) y les dotan de una conciencia alemana que les permite enfrentarse a una fuerza muy superior, en disciplina, armas, preparación y recursos. Las legiones romanas son dirigidas por otro personaje real, Varo.

Por supuesto, que siendo la Batalla de Teutoburgo la parte central e histórica, la serie le crea un contexto y tal vez sea la parte menos fidedigna, incluso, la mayor debilidad de la serie, pero es emocionante y muy bien construida.

No quiero abundar en detalles por el riesgo de caer en revelaciones innecesarias y groseras con quien no la ha visto, pero sí deseo marcar un par de puntos que me parece necesario que se conozcan con antelación, lo cual no le quita la emoción ni adelanta el resultado (que además ya conocemos). Los romanos eran un imperio y como tal había necesidades y demandas económicas y de protección que era necesario asumir. En la primera parte, la expansión tiene un fin eminentemente económico y para nada romántico. Se trata de incorporar territorios productivos que paguen impuestos, provean alimentos y mano de obra esclava para el sostenimiento de Roma. La asimilación cultural es más un efecto secundario que un proyecto.

Por esas épocas, Europa era un vasto territorio habitado por pueblos de distinto origen, idioma y cultura, sin identidades nacionales precisas (y eso lo podemos ver en la enorme reconfiguración del mapa europeo en los últimos siglos y el enfrentamiento constante de “nacionalidades”). El concepto pueblo alemán o pangermánico (manejados en la serie) no existían y no surgieron hasta entrado el Siglo XIX, de manera que la serie si falsea la realidad y nos muestra una conciencia nacional que estaba lejos de existir. De hecho, Roma avanzó con relativa facilidad por estos lugares, precisamente por que se trataba de pueblos pequeños, muy apegados a sus territorios y en permanente conflicto con los vecinos.

Arminio y Thusnelda simplemente aprovecharon el descontento de los pueblos rivales con los romanos por los impuestos y el esclavismo del que eran víctimas. Y esta fue realmente la fuerza impulsora del enfrentamiento. Otro aspecto que hay que notar, es que los romanos buscaban darle seguridad a sus fronteras y eso lo hacían pactando acuerdos con los jefes locales, como los padres auténticos de Arminio y Thusnelda, que en la realidad acordaron servidumbre y colaboración con los romanos a cambio de protección contra otros pueblos, aunque luego sus descendientes desoyeron esos pactos.

La serie se presenta, en la publicidad, como una mirada alemana de ese suceso histórico y esta tal vez sea la mayor falla. Alemania no existía ni como idea ni como proyecto, de manera que se autoasignan una victoria que para nada les pertenece, ni recuerdan las múltiples derrotas que esos mismos pueblos sufrieron a manos de los romanos. Y esto pasa mucho con quien de sopetón ignora la historia objetiva. He visto películas y series sobre rebeliones de pueblos en toda Europa contra el imperio, y sí, muchas de ellas son reales y sus dirigentes han pasado a la historia y se han convertido en mitos, pero ni eran ingleses, escoseses, franceses o alemanes porque esas naciones simplemente no existían en esa época, ni necesariamente esos pueblos fueron la simiente de los posteriores países.

Aquí les quiero recomendar la lectura de un ensayo fabuloso sobre la configuración de Europa a través de la historia: Reinos desaparecidos, de Norman Davies (Galaxia Gutemberg, 2013. ISBN ISBN 9788415472957) que nos muestra con mucha claridad la historia convulsa de este continente, con multitud de pueblos, reinos, ciudades que a lo largo del tiempo han cambiado, fusionado, expulsado, aliado, peleado, entre ellos hasta cambiar por completo sus orígenes y devenir. Esta reconfiguración pone muy en duda los “sentimientos” chauvinistas tan en boga ahora y cuestiona la mitología que está detrás de esas ideas nacionalistas excluyentes.

La serie “Bárbaros”, sin duda está muy bien construida, es interesante y emocionante. Da para muchas horas de entretenimiento. Pero ya después, es importante pensar un rato y documentarse, porque hay un tufo nacionalista, que mal manejado puede ser peligroso: Por principio pone a los “salvajes” como buenos y a los romanos como los “malos”. No estoy defendiendo a estos últimos, ni mucho menos, sin embargo, debemos entender que ese era el mundo y esas sus relaciones socieconómicas. Los “bárbaros” eran conflictivos con sus vecinos, también eran esclavistas, muy violentos y se aliaban con los romanos a la menor oportunidad de derrotar a sus vecinos. No son los angelitos, ni las víctimas inermes que la serie nos presenta. Muchos de los pueblos resultantes de estas historias, después fueron iguales o peores que los romanos. Recordemos que esta mitología fue usada como fundamento ideológico del nazismo…

La serie nos permite pasar el rato y divertirnos. Pero es una oportunidad también para repensar la historia real, y no sólo la europea. También es importante vernos a nosotros mismos ¿Cuándo surgió México? Porque la idea es relativamente reciente, de manera que los españoles no “invadieron” ni conquistaron México, lo cual no disculpa ninguna atrocidad. ¿Por qué algunos pueblos prehispánicos se aliaron a los españoles en su conquista de los territorios mexicas? ¿A quién “traicionaron” esos pueblos y tal “traición” realmente existió? ¿Por qué ahora nosotros nos asumimos como herederos de los aztecas? y ¿realmente lo somos? Miles de preguntas y otras tantas respuestas…

 

Horacio Cano Camacho, Profesor Investigador del Centro Multidisciplinario de Estudios en Biotecnología y Jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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