Hay hazañas que deben ser contadas. Todos conocemos por lo menos alguna. Cuando se trata de acciones que transformaron o de alguna manera trastocaron el mundo, lo más lógico es pensar que habrá alguien interesado en contarlo. La película que comentaremos hoy es de esas hazañas. Pero que se tardó muchos años en aparecer en el mundo. Ser el primero en el espacio se dice fácil pero por supuesto que no lo es. Si además pensamos en la tecnología de hace 56 años, en realidad es una verdadera hazaña.
Me refiero a Yuri Alekséyevich Gagarin, el primero humano en viajar al espacio. El 12 de abril de 1961 el joven teniente de la fuerza aérea soviética pasó a la historia de la astronáutica. A pesar de que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) quiso aprovechar el acto con fines de propaganda, la situación de enfrentamiento con los Estados Unidos le quitó mucho de la épica, al grado que el cine seguía teniendo una deuda con Gagarin y con todo el programa espacial ruso. Los EUA hacían lo posible por minimizar el hecho, mientras que los soviéticos a su vez, hacían sus esfuerzos para ensalzarlo a través de elementos ideológicos. De manera que cualquier película se contaminaba de la guerra fría y resultaba poco creíble. Hasta ahora…
En 2013, el director una película de Pável Parkhomenko nos entregó Gagarin, el primero en el espacio (Rusia, 2013). Parkhomenko realizó este film de la mano de Netflix, el lider mundial de contenidos bajo demanda. Y la verdad es que hizo un trabajo francamente bueno. Primero es una película rusa, con actores rusos y hablada en ruso y esto es importante con el asunto de la credibilidad, pero también del ritmo y los colores de la cinta. No se trata de una superproducción hollywoodense que nos impone su visión y su estética del mundo y donde se hace lo posible por insertarnos un heróe gringo y su manejo de lo politicamente correcto.
Otro aspecto muy bueno es que a pesar de que parece ser una película sobre la vida de Gagarin, no lo es. Es algo más, una narración de la gesta heroica de muchos, donde Gagarin es el personaje central, pero no el único. Llevar al primer hombre al espacio fue una obra colectiva. La vida de Yuri, representada de manera estupenda por Yaroslav Zhalnin se nos cuenta a través de flashbacks, un recurso del que a veces se abusa, pero que en esta ocasión funciona muy bien. Es a través de este recurso que vamos entendiendo por que se eligió a este joven para ser el primero en el espacio: Como un hijo de campesinos pobres de un pueblo de Smolensk se alzó hasta alcanzar la gloria, su carácter, su tezón y su manera de enfrentar las enormes dificultades de la vida.
Decía que la hazaña de Gagarin fue una obra colectiva. Además de Yuri, destaca la presencia del padre del programa espacial soviético Serguéi Pávlovich Koroliov (caracterizado de manera impresionante por Mijaíl Filippov), diseñador de cohetes y verdadero lider y fuerza moral detrás del éxito del viaje y de todos los programas Spútnik y Vostok. Además están presentes sus compañeros de entrenamiento, muchos de los cuales se convirtieron a su vez en cosmonautas muy conocidos por sus propias hazañas como German Titov (Vadim Michman), segundo hombre en el espacio y hasta ahora, el más joven en llegar a él.
Ahora cuando parece rutinario y sencillo mandar un hombre al espacio, cuando hay una estación espacial permanente, cuando se ha llegado a la luna y algunos se aprestan a llegar a marte, pudiera pensarse que la gesta de Gagarin y el programa espacial soviético son un poco “arcaicos”. Pero no es así, ellos fueron los pioneros y su trabajo sentó las bases del futuro –el que ya ocurrió y el que está por venir- de los viajes espaciales.
En 1961 no se sabían muchas cosas de los viajes espaciales y en la ciencia las creencias y suposiciones no tienen importancia si no se prueban en los hechos, de manera que había muchas preguntas que requerían evidencias para responderse y que en la tierra no somo capaces de responder: ¿Un hombre puede sobrevivir y tener una existencia en gravedad cero? La perrita Laika se había convertido, en 1957, en el primer ser vivo en orbitar la tierra y –también hay que decirlo- el primer ser vivo en morir en el espacio. Se desconocía casi todo de las respuestas fisiológicas al espacio. Su viaje demostró que había mecanismos de adaptación a las condiciones agrestes de este lugar y se podía sobrevivir. Sin embargo, surgió otra pregunta ¿El cerebro humano puede funcionar sin gravedad? ¿Un hombre podría perder la capacidad de actuar racionalmente bajo el “horror” cósmico?
De manera que el viaje de Gagarin fue una verdadera proeza, no solo de la ciencia y la tecnología soviéticas, sino de la posibilidad del hombre para extender sus capacidades más allá de la cuna. Por que no hay duda, en palabras de Koroliov, “…la tierra es la cuna de la mente, pero no se puede vivir en una cuna por siempre”.
La película funciona muy bien para estimular estas y otras interrogantes y mostrar cómo la ciencia es la herramienta más adecuada para abordar su respuesta. Salir al espacio, tanto como levantar el vuelo, resistir la radiación, darle la vuela al mundo y regresar vivo no son cosas que simplemente soñemos, algunos calculan y diseñan los instrumentos para hacerlo posible, otros lo hacen realidad y unos más, realmente pocos, lo llevan a la práctica.
La película es llevada con buen ritmo. Nos muestra las dificultades, los aspectos no científicos, no tangibles inmersos en el proyecto, como el carácter de Yuri, su dedicación al programa, pero también sus temores y el de todos los involucrados. Es muy emotiva, no solo al mostrarnos la vida de aquel campesino pobre que pudo levantarse de todas las dificultades de su condición económica y del terror de un mundo en guerra para ser el primero en el espacio.
Vean Gagarin, ahora está disponible en Netflix y es una excelente oportunidad de acercarnos a esta gesta heroica y a una muestra del poder del conocimiento… es una lástima que hasta ahora nos llegue esta cinta, cuatro años después de su estreno. En palabras de Titov “miles volarán al espacio, pero sólo se acordarán del primero”.