ALEXANDRA SAPOVALOVA VOJACKOVA

Escrito por Roberto Carlos Martínez Trujillo y Fernando Covián Mendoza

Nació en Uherské Hradiste, en Moravia del Sur, Checoslovaquia (República Checa). Vino a México y radica en Morelia, Michoacán desde mediados de los años setenta.

Trabajó durante 25 años en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en la Preparatoria "Isaac Arriaga", en el Centro de Didáctica y Comunicación Educativa, en el Departamento de Idiomas y en el puesto de Relaciones Públicas.

En 1987 con Ciencia para Niños y sus Papás inició en la Universidad Michoacana una amplia y constante labor de actividades de divulgación de la ciencia y la técnica. Fue presidenta de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica de 1999-2001 y El Consejo Estatal de Ciencias y Tecnología (Coecyt) la galardonó en 2009 por sus aportaciones para difundir la actividad científica en Michoacán y el país.

Ha tenido una amplia participación personal en actividades culturales en Morelia que le han valido, entre otros reconocimientos, en 2004 el Premio “Gratias Agit” por la gama de actividades culturales realizadas en Morelia sobre la República Checa.

A usted se le reconoce como una de las personas pioneras de la promoción formal de la divulgación de la ciencia en Michoacán ¿Por qué esa decisión y en qué consistió el primer resultado?

En realidad esta actividad nace sin proponérmela. Mi hija Irena estaba estudiando en la primaria Rector Miguel Hidalgo donde muchos de los escolares eran hijos de los profesores universitarios. Un día les pregunté si sabían dónde trabajaban sus papás. ¡Sí, En la Universidad! respondieron. Sí ¿pero dónde? ¿Qué hacen? Casi nadie de los niños lo sabía. Entonces, decidimos con algunos compañeros platicarles y llevarlos a la Universidad para que conocieran el lugar del trabajo de sus papás. Y así nació, en esa escuela en 1987, el programa Ciencia para Niños y sus Papás.

Cada mes alguno de los papás iba a la escuela y les decía sobre lo que él hacía. Además llevábamos al grupo a visitar la Ciudad Universitaria. Tuvo tanto éxito que pensamos en ampliarlo. Primero acudimos a la primaria Hijos del Ejército y luego tras un recorrido por varios lugares, entre ellos el Museo Regional Michoacano y la Casa Natal de Morelos, ya con ciclos formales de conferencias, quedamos en el Planetario de Morelia, donde se desarrolló hasta hace poco.

Fue un trabajo voluntario, los sábados, sin goce de sueldo, ni como carga del trabajo, y empezamos a tener contactos con la Academia Mexicana de Ciencias y la Sociedad Mexicana de Divulgación de la Ciencia y la Técnica.

Díganos sucesivamente los programas establecidos a partir de esa primera experiencia.

Uno de los más importantes fue el Tianguis de la Ciencia. El primero fue en el Planetario de Morelia el 30 de abril de 1988, para celebrar el Día del Niño. Participaron algunos compañeros de la Universidad, de las facultades de Biología, Veterinaria, Química y Físico Matemáticas. No había presupuesto, se hizo como una actividad del área universitaria de Difusión Cultural con apoyos de la Secretaría de Educación y del Planetario.

Llegó tanta gente que había escolares formando filas tanto ante los microscopios como para entrar a las funciones del Planetario y para ver a los “Caballeros de la Naturaleza”. Entonces nos dijimos: Esto hace falta en Morelia, hay que llevarlo a los más niños que se pueda. Así, empezamos a participar en la Semana de la Investigación Científica.

Después, en 1990 iniciamos el programa Presencia de El Colegio Nacional en la Universidad Michoacana que luego se convirtió en Cátedra de El Colegio Nacional. El programa nació en Ciencia para Niños y sus Papás durante una charla de Arcadio Poveda quien, encantado por los 150 niños asistentes y que le preguntaron muchas cosas, propuso que la Universidad tuviera un programa especial con El Colegio Nacional. Ese mismo año, en otoño vinieron el doctor Rosenblueth, Moshinsky y Eduardo Matos, con la participación del Cuarteto Latinoamericano; después cada año y hasta hoy Miguel León Portilla, Héctor Fix Zamudio, Ruy Pérez Tamayo, Luis Felipe Rodríguez, Silvio Zavala, Luis González y González, entre muchos otros.

Surgieron luego otros programas como el Tráiler de la Ciencia, el Tianguis de la Ciencia trasladado a la Ciudad Universitaria, Presencia de la Universidad Michoacana en los Municipios, exposiciones itinerantes y la participación de la Universidad con la Comisión Federal de Electricidad, entre otras actividades.

¿Hasta dónde ha llegado, desde sus expectativas originales, el programa Ciencia para Niños y sus Papás?

Creo que lo más importante es que en primer lugar después de 26 años el programa sigue, que se fortaleció, que nacieron de él, otros programas y que también se reforzó con la participación interinstitucional con la Secretaría de Educación, el Planetario de Morelia, la UNAM, la Academia Mexicana de Ciencias, el CONACYT y muchas otras instituciones.

¿Cuánto sabe usted de quienes habiendo sido niños llevados por sus papás a Ciencia para Niños… se decidieron después por una carrera científica?

No tengo los datos precisos de cuántos, pero con varios me he encontrado, ellos ya siendo papás y con doctorado. Sin embargo, el objetivo principal de la divulgación no es que sean científicos, sino que se ubiquen en la vida, que se interesen por la ciencia. Si después resultan serlo ¡qué maravilla!

Sé de quienes están en su doctorado, uno en Guadalajara, otro en Inglaterra… otros son médicos… en fin. Los he visto a unos que a través de los años se convirtieron en divulgadores y a otros, jovencitos, en los Tianguis de la Ciencia impartiendo talleres para niños. Uno de aquellos jóvenes, es ahora el encargado del Planetario de Morelia, a la vez que realiza actividades de divulgación para niños y jóvenes.

Si por cada año surgiera un solo científico (y pienso que son más). Para mí no es la tarea principal de la divulgación científica, sino ayudar a que tengamos una visión del mundo más real, que nos demos cuenta que estamos rodeados de ciencia y tecnología todo el tiempo. Que nos sirva para reflexionar.

¿Estas mismas ideas motivaron crear el Tianguis de la Ciencia?

Sí, más el primer Tianguis de la Ciencia realizado en la Ciudad Universitaria tuvo como objetivo que la Universidad abriera las puertas al público, de forma que quien quisiera, también los niños, se dieran cuenta de que en es esta institución se enseña, se investiga, se divulga, etc., para mí ese es el objetivo del Tianguis.

Creo que el Tianguis orienta a los niños sobre la gama de especialidades de estudio que hay para elegir, no solamente para ser abogado o médico…

Así, el Tianguis fue más amplio en alcances que Ciencia para Niños…?

Desde el primer momento, en 1988. Pero sobre todo a partir de 1993, cuando la actividad había crecido y fue conformado el Comité Ciencia para Todos ante la necesidad que había de organizar un gran Tianguis de la Ciencia en la Ciudad Universitaria.

Este comité organizador se conformó con Jorge Osorio y Cruz Castillo, cada uno responsable de las dos oficinas coordinadoras que hubo entonces, una la de Ciencias y Humanidades y otra la de Ingenierías. Otras personas se integraron para apoyarnos: José Fernando Rodríguez, Martín Cendejas, Hilda Tello, Guadalupe Lemarroy, fueron muchísimos más compañeros universitarios, sin los cuales no habría sido posible realizarlo.

El primer Tianguis en Ciudad Universitaria organizado por el Comité resultó de los más bonitos. Hay que recalcar el apoyo de la Secretaría de Educación, porque a partir de éste, esa Secretaría coordinó la presencia de los niños en esta actividad. Tan buena fue la respuesta, tanto de los de los ponentes, como de las autoridades, así como del público, que a partir de entonces todos los años ha habido Tianguis de la Ciencia. Y ya son más de 20 años.

Ya nos anticipó algo sobre el origen del programa Presencia de El Colegio Nacional en la Universidad Michoacana, pero ¿cuál ha sido su desarrollo y cómo se consolidó?

Al principio, tuvimos algunos problemas de logística, pero finalmente la Universidad Michoacana figura como la primera universidad en México que cuenta con este programa. Después, en Monterrey y en otras universidades del país se están llevando a cabo programas semejantes. En lo personal me siento muy orgullosa que fue nuestra Casa de Estudios la que logró primero esta presencia tan importante.

En 1993 hubo aquí un evento muy significativo con motivo del 50 aniversario de El Colegio Nacional. El programa cumplió ya 23 años, y durante ese tiempo han venido casi todos los miembros de esa institución. Debemos mencionar que en esto un motor muy importante ha sido el doctor Ruy Pérez Tamayo.

Yo pienso que la presencia de científicos tan reconocidos así como los miembros de El Colegio Nacional que han dedicado toda su vida a la ciencia y a las humanidades es decisiva para los jóvenes. Porque este es un programa de divulgación, que forma parte muy importante de El Colegio Nacional, porque su lema es “Libertad por el Saber”.

¿Cómo han trascendido estos programas, principalmente estos tres que ha dicho, fuera de Michoacán?

El primer congreso de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica se llevó a cabo en 1991 en Michoacán. A partir de entonces hay una relación muy cercana: varios de Michoacán somos miembros de ella; después fueron realizados aquí tres o cuatro más congresos nacionales.

Durante los eventos, hay informes sobre el quehacer de cada uno de los estados. Al principio esta sociedad fue conformada por los mejores divulgadores del Distrito Federal, y ahora desde hace varios años están representados casi todos los estados de la República Mexicana. Por los trabajos de divulgación que han mostrado, yo sé que en varias entidades ha sido organizado el Tianguis de la Ciencia y otros programas que nacieron en la Universidad Michoacana.

Michoacán sigue siendo considerado el ejemplo por la variedad de sus actividades. Hay que mencionar también programas universitarios de radio, páginas en los periódicos y ahora una revista en la internet, como la de Saber Más.

¿Cuándo fue institucionalizada la divulgación de la ciencia en la Universidad Michoacana?

Primero he de decir que somos universitarios casi todos los que hemos participado desde el inicio y que casi el 100 por ciento de nuestros logros han sido posibles gracias al apoyo y al trabajo en equipo de la comunidad nicolaita.

Un logro importante fue la creación del Comité Ciencia para Todos, que habiendo sido iniciado por un pequeño grupo de personas, a través de los años se reforzó y propició la institucionalización del trabajo de la divulgación de la ciencia al ser fundado en 1998 el Departamento de Comunicación de la Ciencia, siendo su primer jefe Jorge Osorio Ramos, uno de los integrantes originales del comité. Este hecho significó el reconocimiento institucional de una labor de diez años anteriores.

¿Hubo alguna promoción emprendida pero no lograda durante la gestión que a usted correspondió?

El Museo de la Ciencia. Porque desde 1988 ya teníamos una propuesta muy concreta para un museo, que se volvía a elaborar y a retomar casi todos los años. Pero se requiere no solo de la voluntad universitaria, sino de la voluntad política de los gobiernos del estado y del federal, porque son proyectos costosos. Considero, que no se entiende a veces, que la mejor inversión es la educación.

Fuimos de los primeros estados, después del Universum, que ya contábamos con un proyecto y que solicitamos apoyos todos esos años.

Ahora los museos son diferentes, ya no necesariamente como Explora o Universum, son centros que tienen posibilidades de ir cambiando exposiciones y de propuestas de intercambio con otros museos de ciencia. Bueno, yo nada más espero que me inviten algún día a inaugurar el museo de ciencia de Michoacán. Eso ya corresponde a los niños de Ciencia para Niños y sus Papás.

La idea sigue vigente. Sí, se puede ir retomando y podría resultar en un museo más interesante, porque ya hay muchas experiencias, son ya muchos museos, en casi todos los estados existe al menos uno.

¿Cómo fue que emigró usted de su país natal en Europa a México y finalmente llegó a la Universidad Michoacana?

Pues me casé con un mexicano, sin planearlo, simplemente nos conocimos, nos enamoramos. Fue en un momento difícil en Europa, en el 68, en Checoslovaquia exactamente. En el 69 decidimos venirnos a México. Vivimos siete años en el Distrito Federal, mi esposo trabajaba en el Politécnico. Pero estuvimos buscando una calidad de vida que no nos podía dar ese lugar y decimos irnos a una ciudad más pequeña. Nos encontramos con que en el Tecnológico de Morelia había la especialidad que estudió mi esposo: tratamiento térmico de metales, y en esto él fue fundador del posgrado aquí.

Radicando ya en esta ciudad, de pronto se dio en 1977 la oportunidad de dar clases de Literatura en la Preparatoria Isaac Arriaga, y así empecé a trabajar en la Universidad Michoacana. Un año después ingresé al Departamento de Idiomas impartiendo la clase de ruso.

Podría decirse que un corolario de su trabajo fue su elección como presidenta de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, ¿Qué experiencias le dejó?

El hecho en sí de pertenecer a la SOMEDICYT fue para mí un enriquecimiento para toda la vida porque he conocido y tenido ahí compañeros tan extraordinarios divulgadores como Jorge Flores y Julieta Fierro. El doctor Sarukhán y el mismo Ruy Pérez Tamayo son miembros de esta sociedad, al igual que José de la Herrán y Luis Estrada (fundador de la revista Naturaleza). Yo de ellos aprendí muchísimo y les estaré agradecida toda la vida, sobre todo de su entrega, su gran conocimiento, de su no quedarse, sino dar todo lo que uno puede, porque finalmente para qué estamos aquí, si no es para dar. También fui la primera presidenta del interior de México.

Los integrantes de la SOMEDICYT fueron los pioneros de la divulgación en México antes de que naciera esta sociedad. Jorge Flores, también Julieta Fierro recibieron el Premio Kalinga de divulgación de la ciencia que otorga la UNESCO.

Además del tiempo dedicado a su desempeño como profesora y funcionaria a cargo de las relaciones públicas de la Universidad Michoacana, así como a la promoción de la divulgación de la ciencia ¿cómo daba lugar a otros intereses como la recreación y las aficiones personales?

No sé. Me lo estoy preguntando ahora… Es que para mí laborar en la Universidad nunca lo vi como trabajo, tampoco como diversión, pero fue algo que me llenaba mucho personalmente. Yo pienso que a veces seguramente mis hijas me extrañaban, pero ahora las tres son adultas y tenemos muy buena relación. Ahora ya me jubilé y me puedo dedicar más a los nietos, que me encanta dedicarme a ellos…

También usted dedicaba tiempo personal a la promoción de actividades de carácter social fuera de las universitarias…

Sí, como fue el caso, durante veinte años del Festival Internacional de Música de Morelia y otras de índole artístico y cultural en Michoacán., y más de 30 años estuve produciendo y conduciendo en programa Viajando con la Música, en la estación de Radio Nicolaita. Asimismo, me tocó coordinar algunas actividades con diversas embajadas acreditadas en México, entre ellos, la organización de los Festivales de cine para niños.

Cumplió usted 25 años de labores universitarias y ha transcurrido una década como jubilada ¿Qué le interesa ahora?

La vida. Vivir la vida aquí cada minuto, cada segundo; familia, amigos, libros, la música y viajar cuando se pueda. Yo siempre, siempre me acuerdo de Máximo Gorki, quien dijo: “La gente llegaba a mi alma como las abejas al panal, enriqueciéndola cada quien con lo que podía.