ENTREVISTA
Mtro. Eusebio Martínez Hernández
Por: Horacio Cano Camacho
El maestro Eusebio Martínez Hernández es licenciado y maestro en Historia por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Ha participado en diversos seminarios y congresos nacionales e internacionales. Es miembro activo del Seminario Nacional de Historia de la Universidad y la Educación. Trabaja en la línea de investigación en torno a la historia de la educación del siglo XIX y de la Universidad Michoacana. Es autor de los libros: La enseñanza de los estudios preparatorios y profesionales en el Colegio de San Nicolás, 1847-1901 y El servicio social en la Universidad Michoacana. Humanismo y compromiso social, además cuenta con varios capítulos de libros y artículos. Adscrito en el Archivo Histórico de la Universidad Michoacana, donde es asesor de prestadores de servicio social, participa en los procesos de clasificación y organización de fondos, ha sido docente de la Escuela Preparatoria Ing. Pascual Ortiz Rubio, Facultad de Historia, Jefe del Departamento de Archivo Histórico y actual Director de Archivos de la UMSNH.
Muchas gracias maestro, por aceptar esta charla. Ahora estamos, en nuestra institución, cumpliendo 108 años de historia, de su creación formal a partir de un decreto del Gobernador del Estado, Ing. Pascual Ortiz Rubio.
Nos gustaría mucho en Saber más, conocer algunos detalles al respecto.
Pensemos en esos años, pero para los más jóvenes ¿Cuáles fueron las circunstancias políticas y sociales que llevaron a la fundación de la Universidad Michoacana en 1917?
Si nos trasladamos al año 1917, pues en realidad todavía no terminaba de resonar las metrallas de la Revolución Mexicana en varias partes del país, empero no había tiempo que perder, los intelectuales y líderes políticos tenían claro los proyectos e iniciativas con los cuales buscarían transformar a la sociedad. Este grupo de intelectuales, desde niños habían alzado la voz por un cambio en la estructura política primero en 1884-1885 con grandes repercusiones en la política local y diez años después otras movilizaciones; por esa situación, las profesiones de Ciencias Médicas y de Jurisprudencia fueron disgregadas de este histórico plantel por las movilizaciones estudiantiles. Sí bien, el Colegio de San Nicolás había cumplido con una importante función educativa, sin embargo, solo tenía la facultad de impartir cátedra no la de acreditar grados. Asimismo, algunos jóvenes no habían encontrado una opción profesional y tuvieron que salir fuera de la ciudad como el propio ingeniero Pascual Ortiz Rubio, entre otros. Así que sabían que debían abrir una institución educativa con amplias facultades para formar y acreditar los estudios en la entidad, esa sería la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Tenemos una historia centenaria, o nosotros así lo asumimos ¿Qué papel jugó el legado del antiguo Colegio de San Nicolás en la creación de la Universidad moderna?
Nuestra Universidad es una de las pocas instituciones del país con una gran trayectoria por ser la heredera del legado del Colegio de San Nicolás, por lo tanto, tenemos una historia más que centenaria, ya que el Colegio jugó un papel preponderante desde 1540, que a pesar de muchas coyunturas siempre renació con más fuerza para responder a cada proceso o periodo de la historia para asumir el compromiso de formar a la juventud tanto michoacana como sus alrededores. Por ejemplo, en el siglo XIX el periodo más cercano a la fundación de la Universidad Michoacana se ofertaron varias cátedras destinadas a la educación secundaria, preparatoria y profesional, pero no tenía la facultad de otorgar grados académicos sino solo la de impartir cátedras y aun así era una oferta muy amplia que hacía sentir al plantel como una “verdadera universidad”, como lo anhelaba Melchor Ocampo. A finales de siglo, los estudios profesionales fueron disgregados del histórico plantel y funcionaban como escuelas independientes; así que cuando se decide fundar la Universidad ya había un gran recorrido que ayudaría para la integración de una institución moderna, por lo mismo, no fue un comienzo desde cero sino que se aprovechó legado del Colegio convirtiendo así en el Alma Mater desde ese momento.
El país estaba saliendo de un conflicto de dimensiones inmensas y transformaciones que por lo menos ya se delineaban ¿En qué medida la Revolución Mexicana influyó en el proyecto educativo nicolaita?
En realidad, desde finales del siglo XIX varios estudiantes venían alzando la voz aclamando justicia e igualdad para transformar el sistema político que les tocó vivir como el propio Pascual Ortiz Rubio. Así que, cuando inició el movimiento revolucionario varios se integraron al proceso e inmediatamente vieron una oportunidad para proyectar iniciativas en el ámbito educativo a favor del desarrollo social. Por ejemplo, la apertura de nuevas instituciones como la Escuela de Comercio en 1915 y dos años después, la iniciativa más importante del siglo pasado con la fundación de la Universidad Michoacana. Esta institución debía responder a las nuevas necesidades sociales, siendo el máximo responsable de la educación superior de la entidad, es decir, de educar y acreditar grados académicos.
Reconocemos, desde luego, el papel de Ortíz Rubio en la fundación de la Universidad, sin embargo no se menciona a otros ¿Quiénes fueron los principales impulsores intelectuales y políticos de la fundación?
Sí, en los discursos y en la historiografía siempre sale a relucir en primera instancia la figura del Ing. Pascual Ortiz Rubio, situación entendible pues era el representante del poder ejecutivo del Estado. Pero, para poder concretar un proyecto tan grande solo fue posible gracias a la colaboración de varios actores. Además del ingeniero había un selecto grupo de jóvenes que ante la imposibilidad de continuar con sus estudios en Morelia se vieron obligados a emigrar a la capital del país, entre ellos, los hermanos Rodolfo e Ignacio Chávez, Manuel Martínez Báez, Samuel Ramos, Eduardo Villaseñor. Este grupo contribuyó con ideas y experiencias para fundar una universidad, además del maestro Agustín Aragón, Alberto Oviedo Mota y Manuel Ibarrola, quienes por las ocupaciones del gobernador fueron los comisionados y los responsables del proyecto universitario. También importante referir que en la legislatura la iniciativa encontró el respaldo de nicolaitas ante el rechazo de otros legisladores.
El decreto de fundación establece claramente el carácter autónomo de la nueva institución, incluso en el nombre, ¿qué significado o simbolismo tiene en nuestro país este hecho? ¿Por qué se modificó el nombre, eliminando el carácter autónomo del mismo, si en general, las universidades que nacieron después o lo adquirieron a posteriori, como la propia UNAM, si lo llevan?
El primer proyecto se planteaba como una sociedad anónima, producto del modelo norteamericano estudiado en ese país, en la que se concebía al Estado como un accionista junto con la iniciativa de particulares, pero esa idea pronto fue desechada porque tampoco había muchas posibilidades de apoyo de este último sector, además tampoco se deseaba que el Estado se hiciera cargo de la institución por la inestabilidad de los gobiernos. En el trayecto se pensó y se propuso otras alternativas como crear juntas para que asumieran la responsabilidad en la organización y especialmente para brindarle autonomía, pero después de varias discusiones sobre los campos de actuación de los órganos de gobierno, finalmente en el decreto el nombre quedó del siguiente modo: Universidad Autónoma del Estado de Michoacán, lo que representó un gran avance y único en el país. El blindaje a la naciente institución era sumamente importante para que no fuera afectado de los vaivenes políticos, pues ya sabían lo que había sucedido con el propio Colegio de San Nicolás en el siglo XIX. No obstante, dentro de la legislatura local había nicolaitas que no solo defendieron el proyecto sino que la fortalecieron como el diputado Timoteo Guerrero, fue quien propuso que la institución se llamara Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en honor al plantel civil y por su parte Salvador Herrejón, propuso y fue aprobada las dependencias que integrarían a la Universidad. Así que, por esa situación nuestra universidad lleva ese nombre desde esa fecha, recordando que en el año de su centenario en 1917 fue declarada: Benemérita y Centenaria Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Nuestra Universidad ha procurado siempre destacar el carácter ideológico y filosófico llamado “nicolaicismo” ¿qué significa?
Por las investigaciones se sabe que este término viene desde el siglo XVIII a través de los Fragmentos de la vida y virtudes de Vasco de Quiroga, texto escrito por Juan Joseph Moreno, siendo una biografía en la que se destaca al primer obispo michoacano, su labor social y su papel en la protección de los indígenas, además del sentido de pertenencia al Colegio de San Nicolás. Con el paso del tiempo, esta idea fue reforzada o ampliada, por ejemplo con el legado del padre de la patria Miguel Hidalgo y otros destacados nicolaitas, en la defensa de la patria, la igualdad, la justicia y otros importantes valores. Con la Universidad el nicolaicismo se convirtió en un legado y una bandera ideológica con nuevos aspectos que incluyen lo ético-moral y científico, un compromiso social, de espíritu crítico, además del sentido de identidad profundamente arraigado en la memoria histórica.
Este nicolaicismo se ha ido transformando y adaptando a los tiempos que así lo requiere, sin perder la esencia pues existen efemérides, simbolismos, juramentos, himnos que nos hacen recordar lo que somos.
Si bien aceptamos a la UMSNH como una universidad estatal, siempre se ha destacado por su vocación abierta, tanto a jóvenes del resto de México, como de otros paises ¿cómo ve esta cualidad y la idea de transformarla en una Universidad nacional, honrando esta vocación?
Recordemos que desde la fundación del Colegio de San Nicolás en 1540 debió formar a la juventud del extenso obispado de Michoacán que comprendía los actuales estados de Michoacán, Guanajuato, Colima, partes de Jalisco, Guerrero y San Luis Potosí, así que varios estudiantes venían de estos lugares. Con el tiempo, el plantel quiroguiano se fue ganando una importante fama como una de las más importantes instituciones de Michoacán y esa condición continuó en el siglo XIX. Existen evidencias documentales de la presencia de un gran número de estudiantes provenientes de distintos puntos geográficos del país, gracias también a la entrega de algunas becas a los jóvenes como una continuidad del legado humanista de apoyar a los más necesitados. Entonces, históricamente el plantel atendió una demanda estudiantil regional y con el tiempo la Universidad ha ampliado su presencia en el ámbito nacional, con lo cual amerita una consideración para clasificarla con ese estatus, porque además dentro de la matrícula cuenta con estudiantes de pueblos originarios, del ámbito nacional y también en los últimos años, de procedencia extranjera.
Usted ha estudiado diversos aspectos de la historia de la Universidad y diriges el resguardo y estudio de su Archivo Histórico ¿cómo nos ves 108 años más maduros?
Sí, mucho más maduro, porque se han superado varios vicios, no todos. La documentación nos da cuenta de muchos sucesos positivos y avances en su quehacer administrativo, académico y científico, pero también muchos sucesos no tan gratos en donde hubo víctimas estudiantiles o la incursión del ejército a las instalaciones universitarias. Hemos aprendido y debemos aprender del pasado para no repetir sino mejorar y abonar para una Universidad que responda la expectativa social. Ahora, hay instancias para garantizar la inclusión, la igualdad, equidad, muchos de los temas sensibles en beneficio de la comunidad universitaria. Cuenta con una amplia infraestructura, una importante oferta educativa con programas debidamente acreditados y existen estrecha vinculación con instituciones nacionales e internacionales que nos permite mejorar la calidad de la educación que se oferta en nuestras aulas.
Muchas gracias por la charla ¿quieres agregar algo?
Feliz 108 Aniversario, a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo hay que quererla, especialmente cuidarla, protegerla y seguir abonando desde nuestras trincheras para que siga su cauce como una de las mejores instituciones del país y principalmente que siga encauzando a las futuras generaciones de jóvenes que buscan un sueño y/o propósito en la vida, de ser diferentes y ser mejores.