Dr. Marco Antonio Landavazo Arias

Escrito por Por Rafael Salgado Garciglia

Es Doctor en Historia por El Colegio de México, desde hace 20 años es profesor-investigador de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), del que fue su director (2012-2016). Actualmente se desempeña como Coordinador de la Investigación Científica en la UMSNH

Es Investigador Nacional nivel II del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.  Ha sido profesor visitante en la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Madrid, España y en la University of St Andrews, en Escocia. Ha sido también C. B. Smith Visiting Scholar en The University of Texas at Austin, Adjunct Senior Research Scholar en Columbia University in the City of New York, Becario en la Escuela de Estudios Hispanoamericanos CSIC en Sevilla, España e investigador huésped en la Casa de Velázquez, en Madrid, España. Ha participado en numerosos congresos y coloquios en México, Estados Unidos, Perú, Colombia, España, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Holanda, Portugal, Hungría y Eslovaquia. Es especialista en historia política y social de México y América Latina en los siglos XIX y XX y de las relaciones México-España, por lo que es autor de varios artículos y capítulos de libros en estos temas.

Entre sus últimas publicaciones, se pueden mencionar: “Visiones contrapuestas sobre las independencias hispano-americanas: Manuel Abad y Queipo y Manuel Lorenzo de Vidaurre”. En: Tzintzun. Revista de Estudios Históricos, no. 69, ene-jun, UMSNH, 2019 pp. 35-66. ISSN: 1870-719X. ISSN-e: 2007-963X. Índices: Scopus, Cengage Learning; “Chivos expiatorios en la Nueva España: de Bonaparte a los gachupines, 1808-1815” en M. Chust y C. Rosas Pardo (coords.). Los miedos sin patria. Temores revolucionarios en las Independencias Iberoamericanas. Madrid: Sílex Ediciones, 2019 pp. 317-338. ISBN: 978-84-7737-685-9; “The Good Monarchical Government: Popular Translations of Spanish Political Thought During Mexico’s Independence”. En Transatlantic Studies Reader: Latin America, Iberia, Africa. C. Enjuto-Rangel, S. Faber, P. García-Caro, R. Newcomb eds. Liverpool: Liverpool University 2019, Press, pp. 359-371. ISBN: 9781789620252.

 

¿Qué te motivó y por qué estudiar en el área de las ciencias sociales?

En realidad, estudié la carrera de Ciencias Políticas, pero me di cuenta rápidamente que la historia era fundamental para entender la política en cualquier ámbito, sobre todo en el caso de México. La tesis en esta carrera la hice más de historia que de ciencias políticas, de tal manera que cuando decidí hacer un posgrado, lo hice en historia y dedicarme propiamente en la investigación histórica.

 

¿Cuál fue el tema principal de estas investigaciones?

Por una razón poco fortuita, empecé estudiante el Siglo XIX, aunque podría haber estudiado el Siglo XX o antes, pero lo hice por la orientación de profesores de licenciatura y percatándome que era un siglo muy importante porque de alguna manera es el siglo donde se inicia la construcción o como algunos dirían, la invención de México como nación y del nacionalismo mexicano.

 

¿En la actualidad, hacia dónde se dirigen tus investigaciones sobre el nacionalismo?

El estudio del nacionalismo tuvo un resurgimiento hace algunas décadas precisamente por el resurgimiento de los nacionalismos en diferentes partes del mundo, pero sobre todo en Europa, donde se suponía que estos procesos de agregación como el de la Unión Europea, significaban casi la muerte de la nación como forma de organización política y social. Aunque nos dimos cuenta que esto no era así con la crisis de los Balcanes, que el nacionalismo aún era una realidad muy fuerte, muy potente, lo que dio pie a regresar a estudiar el nacionalismo. En el caso de México quizás en los años 70’s y 80’s del Siglo XX, empezó también una nueva mirada sobre el nacionalismo mexicano. Que inicié a estudiarlo despojado de la parte mística que tiene todo fenómeno natural nacionalista.

 

¿Qué entendemos cómo nacionalismo?

Todo nacionalismo, incluido el nacionalismo mexicano es un fenómeno histórico, que quiere decir que más o menos podemos fechar cuándo surge y eventualmente podría morir como fenómeno histórico, social y cultural. Ahora no hay indicios para nada de eso, por el contrario, hay resurgimiento, ya que en diferentes partes del mundo hay un reforzamiento de partidos y movimientos con un fuerte cariz nacionalista. Estamos viendo la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea, que podría tomarse como un síntoma de ese resurgimiento,

En el caso de México, el nacionalismo mexicano ha venido cambiando, no es el mismo el que se construyó a principios del Siglo XIX, a finales de éste, durante el XX y el de hoy mismo. Como ya lo dije, el nacionalismo es un fenómeno que siendo histórico podemos fechar su inicio de construcción, con diferentes ejemplos pero que tiene una característica que es presentarse como todo, pero menos como fenómeno histórico, como algo casi natural, que siempre ha existido. El nacionalismo, además es un fenómeno exitoso en lograr esa idea, de tal manera que los nacionales de cualquier país, incluido México, sienten que el ser mexicano es una identidad perenne que siempre ha existido, con características inmutables o por lo menos hay una cierta esencia que identifica cualquier nacionalismo, cualquier identidad nacional, lo cual es falso, por lo que encontramos muchas expresiones populares o del saber común, que resaltan  ciertos rasgos que son propios, únicos, de una supuesta identidad mexicana, que son construcciones hechas de realidades, unas ciertas y otras inventadas.

 

¿Qué nos puedes decir del resurgimiento del nacionalismo desde las comunidades indígenas en nuestro país?

No sé si es un resurgimiento, pero si es una apuesta en la palestra o en el debate público el tema de los pueblos originarios. En 1992, durante la conmemoración de los 500 años del descubrimiento de América o de la invención de América «como decía Don Edmundo O’Gorman, un historiador mexicano», hubo muchos actos, entre ellos muchas protestas de grupos de comunidades indígenas, iniciando la idea como protesta, de conmemorar los 500 años no del descubrimiento sino del genocidio y de explotación. Otro resurgimiento fue un poco después, con el surgimiento del movimiento neozapatista en Chiapas y desde entonces ha sido un tema, afortunadamente puesto en el debate público.

Lo interesante, desde el punto de vista, del estudio del nacionalismo, es la retórica que surge asociada a estos movimientos. De hecho, hay un discurso que encontramos que dice “que los pueblos originarios son parte de la esencia de lo mexicano, lo verdaderamente mexicano”, como parte de los movimientos, de los cuales hice algunas investigaciones, encontrando un rechazo a lo español para ponderar precisamente la parte indígena. Lo español sería una especie de parte espuria del ser mexicano y la parte verdadera, la más luminosa o la más rescatable sería la indígena, que es un discurso construido sobre estas bases, pero claro, esto es relativo porque estamos hablando en español.

 

¿Qué investigaciones has realizado sobre los orígenes del nacionalismo en México?

Hace más de 20 años empecé a estudiar el proceso de la independencia de México lo que conocemos con la guerra de independencia, que inicia en 1810 con la insurrección de Miguel Hidalgo. Inicié los estudios a partir de ciertos elementos que se conocían en los estudios disponibles en ese momento sobre la independencia, que se mencionaban solo de pasada, a veces no se mencionaban y que tenía que ver con las referencias que uno encuentra en el discurso que los insurgentes escriben, como todo movimiento disidente, rebelde y revolucionario, para justificar el movimiento, para legitimarlo, para decir tengo razones para revelarme. Al revisar ese discurso, que publicaban en sus periódicos, encontramos en forma reiterada sobre todo en los primeros años de la rebelión 1811-1813, donde se decía «nuestra rebelión tiene como propósito defender a Fernando VII, como el monarca español», cosa que resulta contradictoria ya que México se quiere independizar de España y los independentistas hacen una lucha para conservar los derechos del monarca español. Esto nos da a entender que hay un sentimiento de pertenencia a una unidad mayor, que es la monarquía española. De aquí, que empecé a estudiar el significado político y cultural de esas referencias monárquicas del movimiento de independencia, dediqué muchos años a esto, publicando el resultado de esas investigaciones. Después inicié otros estudios a partir de otro componente del discurso insurgente, además de “Viva Fernando VII”, otra parte era este famoso grito que recordamos “mueran los gachupines”, que se repetía entre las tropas de Hidalgo y de Morelos “Viva la Virgen y mueran los gachupines”.

Con esto encontramos tres grandes componentes de este discurso insurgente, la parte monárquica, la defensa de los derechos del rey sobre sus posesiones americanas; la parte religiosa, ese “Viva la virgen” era un llamado a defender la religión, supuestamente amenazada por los franceses antirreligiosos o anticlericales; y el tercero, es un rechazo a lo español. Este componente es el “antiespañolismo” que después se convierte en un elemento fundamental del nacionalismo mexicano a lo largo del Siglo XIX. Este nacionalismo que se construye en este siglo, descansa por lo menos en ese siglo sobre un rechazo a lo español, un rechazo a la herencia española y al mismo tiempo se empieza a fortalecer desde entonces, una ponderación de la herencia indígena.

 

¿Cuál es tu punto de vista sobre la herencia española en México?

Hay un alto grado de complejidad, ya que, por un lado, durante los 300 años de la época colonial, los españoles que llegan a América en el Siglo XVI, se encuentran con una diversidad enorme de grupos y de culturas, no existía México en ese entonces, y lo que hacen es unificar los diferentes territorios de la América, lo que llamamos Nueva España. El idioma español empieza a extenderse, claro hay también imposición, pero resulta algo totalmente distinto y de alguna manera la base de lo que va a ser después el país. Con esta unificación lingüística, cultural y religiosa, al imponerse la religión católica, finalmente se construye una sociedad nueva con una impronta española muy evidente, que sería absurdo negar, porque la mayoría de los mexicanos habla español y profesa la religión católica, con tradiciones mezcladas con la otra base de nuestra existencia como país que es el heterogéneo mundo indígena, porque no es lo mismo las culturas del norte que las de Mesoamérica.

A lo largo de la historia del país a durante los siglos XIX y XX, se ha venido enriqueciendo para mi gusto, con la presencia de grupos menos importantes que la herencia española-indígena, como la herencia negra y la herencia de diversos grupos europeos y asiáticos, en realidad somos una mezcla como casi todos los países que ha sido enriquecedor.

 

¿Qué nos puedes decir sobre el nacionalismo actual en nuestro país?

El nacionalismo es un relato que construimos sobre lo que creemos ser, el nacionalismo que se construyó en los Siglos XIX y XX, como todo nacionalismo es una mezcla que busca ser funcional en términos de dar identidad a un grupo que ahora se va a presentar como algo distinto. En el caso de México, cuando rompe finalmente en 1821 con la corona española y se declara como país independiente, somos algo nuevo que hay que construir, hay que inventar y construir un relato nuevo de identidad ya que ahora somos otra cosa, en el cual empieza a ganar terreno la identidad del mestizaje como parte esencial de la nación mexicana. Pero en ese mestizaje, lo indígena es lo valioso, lo español es una reminiscencia que cada vez más hay que eliminar y se construye ese relato de denigración de lo español. En parte se entiende, porque al revisar la historia de México inicial de 1821, la corona española no acepta ese rompimiento, no acepta las independencias que se dan en toda la américa española y surge una política militarista con intentos de recuperar o reconquistar por la fuerza el territorio de México, como todo nacionalismo hay toda una actitud defensiva, el problema que se vuelve un elemento casi definitorio de lo que podemos ahora llamar “la hispanofobia”.

 

¿Qué mensaje envías a estudiantes que tienen el interés de hacer una carrera en esta área de la Historia?

Los interesados en estos temas pueden escoger desde luego, la carrera de Historia, estudiar Historia como una disciplina, pero independientemente de la carrera que escojan, recomiendo que lean mucho de todo, sobre todo textos de historia escritos por historiadores profesionales y serios, porque se van a encontrar con un mundo fascinante, complejo y podrán explicarse de mejor manera, cómo es que como país hemos llegado a donde estamos ahora. Tenemos una idea muy simplificada y muy compactada que se entiende, pero de verdad es riquísima, ya que tenemos una historia muy compleja.

 

¿Cuál es tu punto de vista sobre la divulgación científica?

Para mí, es una labor crucial y fundamental en nuestro crecimiento intelectual como personas, porque el conocimiento ha avanzado tanto, es tan especializado que incluso los especialistas terminan por concentrarse en sus líneas de investigación, lo cual está muy bien ya que todos aspiramos a ser especialistas en algo. Pero, no hay que dejar de lado leer, informarnos, cultivarnos en otras áreas del conocimiento, del saber y de la cultura, para entendernos mejor, para comprender mejor nuestra realidad, lo que nos ayuda a posicionarnos mejor en el mundo y sobre todo en el conocimiento de la realidad, sobre todo de realidades más lejanas. Nos puede ayudar para una mejor convivencia, porque podemos entender y comprender al otro, a los otros, a los extraños y a veces nos podemos dar cuenta que no son tan otros y no son tan extraños, ya que compartimos muchas más cosas.