Cursó la licenciatura en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), posteriormente realizó una maestría y un doctorado en investigación biomédica, en la misma institución. Hizo estudios posdoctorales en la Universidad Rockefeller, en Nueva York.
A su regreso a México, se integró al cuerpo de docentes e investigadores del Instituto de Biotecnología de su alma máter. Ha sido coordinador de los programas de maestría y doctorado en ciencias bioquímicas y secretario académico en el Centro de Investigaciones sobre Ingeniería Genética y Biotecnología. Fue uno de los promotores de la creación del Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno, que luego se convirtió en el Centro de Ciencias Genómicas.
En el campo de la biotecnología de anticuerpos, ha realizado investigaciones para mejorar y desarrollar nuevos antivenenos, así como para establecer las técnicas de producción de los mismos. En el campo de la toxinología, ha realizado estudios sobre los venenos de serpientes de coral (alfa y beta neurotoxinas), de arañas del género Loxosceles (esfingomielinasas D) y de tarántulas de la familia Theraphosidae. Ha colaborado con Lourival Possani en la investigación acerca de anticoagulantes extraídos de la saliva de la chinche besucona o Triatoma. Formó parte de uno de los equipos de investigación cuyos trabajos condujeron al desarrollo de un agente fibrinolítico llamado desmoteplase, extraído de la saliva del vampiro, que ayuda a reducir los daños neuronales en accidentes cerebro-vasculares.
En 1994, colaboró con el Instituto Bioclon para la producción de faboterápicos antialacrán (Alacramyn) que se utilizaron en la industria farmacéutica mexicana y en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Con la implementación de este antiveneno, ha sido posible evitar un considerable número de muertes al año en México. Este antiveneno fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos en el 2011 y se comercializa con el nombre Anascorp.
Es investigador nivel III del Sistema Nacional de Investigadores del 2004 al 2006, fue presidente de la Sección Panamericana de la International Society on Toxinology. Es miembro de la Sociedad Mexicana de Bioquímica, de la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería y de la Academia Mexicana de Ciencias.
¿México es un país de animales venenosos?
Es un país mega diverso tanto en plantas como animales, pero también en animales peligrosos o venenosos somos de los primeros lugares, sin duda alguna.
¿Hay países que no tienen ni un animal venenoso?
Si, por ejemplo, Cuba solo tiene una musaraña medio venenosa y se acabó.
Difícilmente, una musaraña va atacar… pero, aquí tenemos serpientes ¿éstas son venenosas?
Tenemos serpientes venenosas de dos tipos, las que se conocen como víboras, aquí caben las cascabel, las nauyacas y los cantiles. El segundo grupo son los elápidos, que son los equivalentes a las cobras y mambas de África y Asia, y están representadas por las serpientes de coral o coralillos. Entonces, tenemos estos dos grupos de serpientes peligrosas.
¿Lagartos, Alacranes y Arañas?
Sí, está el famosísimo monstruo de cuentas, primo hermano del monstruo de gila que vive en Sonora y Arizona. El monstruo de gila sí vive en México, pero en toda la vertiente del Pacifico está el monstruo de cuentas, son muy parecidos pero diferentes.
En el caso de alacranes, México es un país hipermegadiverso. Aquí en México hay de 10 a 15% de los totales descritos para todo el mundo, tenemos del orden de 300 especies, de las cuales verdaderamente peligrosas son alrededor de 20 a 25 y además se describe una nueva especie cada semana.
Lo curioso es que los verdaderamente peligrosos para los mamíferos, incluyendo el hombre, habitan solo en la vertiente del Pacífico, desde el sur de Sinaloa hasta Chiapas, en los estados de Guanajuato y Morelos, que es donde yo vivo, así como al sur del Estado de México, sur de Querétaro y sur de Puebla. Cubren casi la mitad de la república mexicana. Me refiero a los alacranes peligrosos.
Luego, tenemos tres arañas, como grupo general, dos de ellas que son peligrosas: la viuda negra o capulina --la que tiene el reloj de arena en la pancita-- y luego otra que se ha hecho muy popular últimamente en los medios del internet y redes sociales, la araña violinista o reclusa, o parda.
Del tercer grupo de arañas en realidad su veneno no es muy peligroso pero sí lo son los pelitos que sueltan. Son las tarántulas, claro que sí tienen veneno y colmillos grandes pero su veneno no le hace nada a los mamíferos ya que está diseñado para paralizar y matar insectos, pero tienen unos pelitos que son súper urticantes: tienen forma de lanceta con barbas opuestas muy irritantes. La defensa de las tarántulas antes de morder, consiste en lanzar una nube de pelitos que si caen en la piel son muy molestos y si caen en los ojos se necesita de la ayuda de un oftalmólogo.
¿Hay en México especies de anfibios venenosos?
Sí, las salamandras y sapos llegan a tener venenos, hay un grupo de sapos que se les conocía como “bufos” (ahora se les conoce como el grupo Rhinela, género Rhinela). Los taxónomos no se ponen de acuerdo y a uno lo vuelven loco, porque uno se enamora de un nombre y luego más tarde ya no se llaman así.
El caso es que estos sapos tienen un veneno que secretan a través de la piel, toda la piel tiene veneno, pero tienen unas parótidas grandes. El caso es que un “bufo” grande tiene mayor cantidad de veneno que una cascabel grande: un bufo grandote genera, en peso seco un gramo y medio de veneno.
Ese veneno tiene doble acción. Sus compuestos, por un lado producen alucinaciones y por el otro son cardiotóxicos que son los peligrosos desde el punto de vista de intoxicación. Hay perros en los lugares donde viven estos sapos que se acostumbran a molestarlos para “darse un pasón” con el compuesto alucinógeno, pero a veces esto, les puede costar la vida por la acción cardiotóxica. De hecho, hay una secta religiosa en Estados Unidos cuya parte de sus ejercicios espirituales es lamer a los sapos bufos. Entonces hay gente que se intoxica e inclusive que llega a morir, pero vaya normalmente no son problema de salud pública.
Tenemos muchas especies venenosas, pero ¿ésto corresponde o no con el número de víctimas?
Sin duda. El problema principal de salud pública en México son los alacranes. Se reportan oficialmente trescientos mil picados por alacrán en México y se calcula un subregistro de un tanto igual de picados que no se reportan, ese es el principal problema con los animales ponzoñosos.
Después, las víboras: puede haber alrededor de dos mil o tres mil casos al año. Las coralillo, realmente desde el punto de vista de salud pública no son un peligro en serio, ya que se registra alrededor de cien mordidos; es muy difícil que se tenga un accidente con ellas, si bien los casos son severísimos. Y luego, yo diría que debe haber entre 5 y 7 mil casos de viuda negra, y de la famosa violinista a lo mejor de 2 a 3 mil por año.
¿Ahora, en el sector salud hay suficiencia de antivenenos?
No siempre. Desafortunadamente no siempre. Sobre todo, los últimos dos años ha habido un desabasto prácticamente de todos los antivenenos, sé que es algo que las autoridades de salud están muy preocupadas dándole chicotazos a los productores de antivenenos para tener cubiertas las necesidades, tal como ocurría hace tres, cuatro años.
¿Cuál puede ser el problema de este desabasto? ¿Es muy difícil obtenerlos?
No. Son problemas políticos o problemática interna en alguna de las compañías productoras, como es el caso de la paraestatal Virmex que produce muy buenos antivenenos, pero en muy pocas cantidades; creo que ha perdido parte del “now how”, el cómo hacer los antivenenos.
A su vez, en particular los Laboratorios Bioclon, hubo diferencias entre la familia dueña de la empresa y en la división se fueron mucha gente que sabía del “now how”, y se les ha hecho difícil repuntar. Entonces, tanto la incapacidad de Virmex de producir antivenenos en grandes cantidades como la incapacidad de Bioclon, es que sucede el desabasto nacional.
Pensando en una víbora ¿Cómo se hace un antiveneno?
En general, para todos los animales venenosos, uno consigue el veneno. Uno va y le saca el veneno a la víbora o se “ordeña” a los alacranes o a las arañas. Lo que sigue es vacunar un animal, como los caballos, inmunizarlo con dosis crecientes de veneno, de tal forma que no se enferme o se muera el animal. Esto se repite semana a semana aumentando la cantidad de veneno a lo largo de 4-6 meses.
Luego, uno va y mide la potencia neutralizante del suero del caballo, porque lo que hace el cuerpo de este animal es producir un anticuerpo que reconoce a los componentes del veneno, y llega el momento en que los anticuerpos que se encuentran en la sangre son los necesarios.
Entonces, se separan los componentes de la sangre y se obtiene el suero o plasma. Es ahí donde se encuentran los anticuerpos, la materia prima para realizar los antivenenos. Esto involucra una serie de procesos de digestión enzimática para quitar componentes que pueden generar reacciones adversas si se administra el suero sin purificar. En consecuencia, se purifica y se refina muy bien, se le junta con sales, y se liofiliza, se le saca el agua. Dentro de una cajita de presentación viene con una solución salina para poderse inyectar.
En un país con gran cantidad de organismos potencialmente peligrosos, uno esperaría un desarrollo industrial farmacológico bastante grande, y -cómo lo explicas- el proceso es relativamente fácil, pero ¿existe la posibilidad de aumentar la producción de antivenenos?
Bueno, el problema es que… Aquí utilizo el veneno de las víboras, que es de los más complejos, tienen unos 100 componentes diferentes de los cuales 80 son peligrosos para los mamíferos, o sea al humano. Encontrar un antídoto para cada uno de esos 80 componentes es muy difícil. Eso se logra con la respuesta inmune en el caballo. Es lo que va a producir contra esos 80 componentes.
En el caso de alacranes, también hay un zoológico de moléculas pero no es tan complejo como el veneno de las víboras, porque las toxinas que hacen mal al humano, son tres o cuatro. Aquí uno pudiera decir: ¿cuatro anticuerpos que puedo producir por tecnología recombinante? pues está más cerca esta alternativa.
En caso de las arañas esta alternativa es mejor, pues solo un componente es responsable de los efectos en el humano, tanto en la viuda negra como en las violinistas. Y lo que es más interesante, éstos se comparten en todas las especies de arañas, cosa que no ocurre en los alacranes. Por ejemplo, si tomamos las 10 con más distribución en todo el territorio y éstas tienen entre 2 o 5 toxinas. habrá que tener 30 anticuerpos para neutralizarlos.
Y en el caso de las víboras, deberían tener miles si no que millones de anticuerpos. Pero en el caso de arañas, en las que hay un solo componente peligroso, se agarra un ratón, se le inmuniza y después de un tiempo sus células del bazo se fusionan con otras células llamadas hibridomas que producen el anticuerpo que interesa.
Ahora hay una tecnología de biorreactores que pueden producir cientos o miles de litros para producir anticuerpos. Yo creo que esta tecnología de los anticuerpos recombinantes será una realidad dentro de uno a cinco años para las arañas, y dentro de 10 a 15 años, para alacranes y víboras. Es muy difícil, pero todo puede ocurrir, utilizando caballos se tiene la ventaja de que es más barato. En cambio, producir los recombinantes es muy caro, aún para arañas, que son simples, costaría cinco veces más que el producido con anticuerpos de caballos.
Cabe mencionar que cuando se inmuniza al caballo no se le mata, se le inyecta una dosis que no lo lleva a la muerte. Estos caballos viven su vida normal, su único trabajo es producir plasma hiperinmune, porque de hecho cuando se le saca la sangre, solo nos quedamos con el plasma. A estos caballos se les cuida bien, con alimentos, tienen veterinario las 24 h del día, diré que están felices- Aunque se les inyecta por el cuello y la sangre se obtiene por la yugular, los glóbulos rojos se les regresa-, el resto del tiempo se la pasan muy bien en potreros muy verdes con agua por completo, se les baña, se les recorta la crin, se les ponen todas las vacunas, viven bien.
¿A ti esto siempre te ha interesado? o ¿Cómo te iniciaste en estas investigaciones de los antivenenos?
Empecé porque cuando yo era niño, mi abuelo tenía un rancho en la huasteca poblana y había un señor que lo había picado unas cuatro veces una nauyaca, él había perdido prácticamente los músculos de la pantorrilla. Me gustaba platicar con él y además era medio morboso, porque cada vez que iba le preguntaba y me enseñaba como le empezó y como sobrevivió, ya que la serpiente no le inyectó más veneno y decía que él era más resistente. Ese fue mi primer contacto.
Estando en preprimaria, con el ahorro de cuatro domingos me compré un álbum que se llamaba El Mundo del Desierto, que hablaba de los animales del desierto sonorense y uno de ellos era el verdadero monstruo de gila y tenía un cromo para colorear y una estampita y unos parrafitos diciendo que éste, era el único saurio venenoso del mundo, que el nombre científico era Heloderma suspectum, que Heloderma significa piel de sol, y ahí estaba el Monstruo de Gila tomando el sol muy bonito. Y yo me enamoré de ese monstruo.
Estudié medicina y cuando empecé a hacer investigación con el doctor Posani, me dijo que tenía un veneno de un alacrán brasileño ¿Por qué no lo trabajas? me dijo y como al segundo día le dije que sería muy bonito trabajar con el del Monstruo de Gila.
Trabajamos con el veneno del alacrán, purificamos la toxina principal, y sin decirme nada se conchabó un biólogo que trabajaba en la estación en Chamela, en Jalisco, donde hay monstruos de Cuentas y un día llego el biólogo y puso al animal en un terrario de 40 litros. Yo llegué al laboratorio y me dijo: aquí tengo una sorpresa.
Al principio yo no sabía cómo se comportaba, tardé dos semanas en manipularlo, pero ya se había ensuciado el terrario y había que limpiarlo, porque ponerle el huevito en un platito era muy fácil, y pues me di cuenta que son animales fantásticos, digo que son peligrosos, pero son muy tímidos, lo que me llama la atención es que son fósiles vivientes, ya que no han cambiado en 50 millones de años.
Para mí, el estudiar los componentes del veneno era una ventana al pasado, y de hecho tienen venenos muy interesantes, de hecho, mi tesis de doctorado fue sobre el veneno del Heloderma horridum. Es un tema muy vasto e interesante, sobre todo por el país en que vivimos y las respuestas biológicas que se tienen a los mismos.
¿Si alguien quiere estudiar venenos o antivenenos, qué tiene que hacer?
Hay muchos caminos que llevan a Roma, en términos generales hacerse biotecnólogo, toxicólogo, bioquímico, fisiólogo, médico o veterinario. No eran estas carreras comunes hace cincuenta años, pero si, cualquier tipo de química como los ingenieros químicos, ingenieros bioquímicos y biotecnólogos.