Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. Profesor emérito. Departamento de Ingeniería Genética.
Nació en la Ciudad de México en 1935. Egresado como Químico Bacteriólogo y Parasitólogo de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del IPN, hizo su doctorado en Microbiología en la Universidad de Rutgers, Nueva Jersey. Es investigador en el Departamento de Ingeniería Genética de la Unidad de Biotecnología e Ingeniería Genética de Plantas del Cinvestav en Irapuato.
Ha sido director del Instituto de Investigación en Biología Experimental en la Universidad de Guanajuato; jefe del Departamento de Microbiología de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas; presidente de la Asociación Mexicana de Microbiología; profesor investigador visitante en las universidades de California en Riverside y en diferentes universidades de España (Valencia, Sevilla, Extremadura y Salamanca); Es integrante del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República.
Ha recibido el Premio Ruth Allen de la Sociedad Americana de Fitopatología; el Premio Nacional de Ciencias y Artes; el diploma y la medalla Pasteur al Mérito Microbiológico; la Presea Lázaro Cárdenas del IPN, y el Premio Miguel Hidalgo y Costilla que otorga el Congreso de Guanajuato. Ha publicado artículos científicos relacionados con el estudio de la Biología Molecular, Bioquímica, Genética Microbiana, Micología y Microbiología.
Se ha especializado en el estudio de los hongos, específicamente, en los mecanismos de síntesis de la pared celular y en los fenómenos de diferenciación y desarrollo, es decir, de los mecanismos que dan lugar a la especialización de las células de un organismo a partir de células huevo indiferenciadas.
Estudia, desde el punto de vista de la Ingeniería Genética, levaduras y hongos, sistemas eucarióticos que, por su fácil manipulación, funcionan como modelos homólogos, de los cuales parte para llegar a la comprensión de fenómenos mucho más complejos en los seres humanos. Cualquier problema ecológico requiere el manejo adecuado de microorganismos; de ellos depende la fertilidad del suelo y la agricultura, pero incluso también la posibilidad de crear combustibles.
Durante su carrera el investigador ha realizado: 256 publicaciones científicas, 4 libros publicados como autor, 2 libros publicados como editor, 248 conferencias por invitación en México y el extranjero, 226 comunicaciones en congresos nacionales y 225 comunicaciones en congresos internacionales.
Parece un lugar común decir sin bosque no hay hongos, sin hongos no hay bosques. A usted ¿Qué lo ha llevado a investigar sobre y con los hongos, y hacerlo desde el punto de vista de la ingeniería genética?
Muchos de los problemas científicos en el área de la biología se atacan empleando modelos, entre más simple sea el modelo, se pueden mantener respuestas más precisas. Los hongos, son un modelo eucariótico que se puede manejar muy bien en el laboratorio, éstos crecen muy rápido, producen una gran cantidad de masa celular, son susceptibles a ser analizados por técnicas de genética clásica e ingeniería genética, y con ellos se puede investigar problemas que analizados en un organismo superior, plantas o animales, sería muy complicado. Los hongos son un buen modelo para el estudio de una serie de problemas biológicos generales.
En ciencias biológicas, que tiene un ramaje abundante, para alcanzar la rama de la microbiología, tarea en la que los méritos suyos han sido reconocidos ¿Qué recomienda usted a los estudiantes interesados?
Es una pregunta difícil de contestar, lo que yo creo es que la biología se ha desarrollado de una manera impresionante en los últimos años. La idea es tratar de entender cómo funcionan los seres vivos y, desde un punto de vista antropocéntrico, cómo funcionamos nosotros. Y desde muchos puntos de vista, encontrar solución a una serie de problemas que padecemos.
Entonces, para quien quiera investigar las ciencias biológicas, primero requiere que tenga vocación por la biología, por tratar de entender fenómenos muy complicados, como el comportamiento, la fisiología de un organismo y luego tener bases muy sólidas en diferentes áreas, no solamente de biología, fisicoquímica, matemáticas, computación, etcétera, que son complementos necesarios para entender actualmente muchos de los problemas biológicos. Yo le recomendaría a un joven que estuviera interesado en estudiar este tipo de problemas, adquirir una buena base sólida para poder atacar después problemas más complicados.
Usted ha señalado que cualquier problema ecológico requiere el manejo adecuado de microorganismos, ¿Cómo es ello doctor?
Los que se llamaban antes departamentos de microbiología en muchas universidades e incluso la UNAM, se llaman ahora de ecología humana. Sabemos actualmente que cuando se ha estudiado el microbioma, o sea, la presencia de microorganismos en un individuo, hay en ese organismo más células microbianas que células humanas. Nosotros formamos un sistema ecológico (ese es un mero ejemplo), en el campo no podemos entender ningún problema ecológico si no tomamos en cuenta los microorganismos, que son los que metabolizan, los que cambian todos los compuestos que llegan al suelo, que los hacen adecuados para la nutrición vegetal, etcétera. Por eso, es muy natural hablar de la importancia de la ecología microbiana para problemas ecológicos generales.
También menciona la posibilidad de crear combustibles mediante el manejo de los microorganismos ¿Cómo podría ser esto?
Hay muchos mecanismos, le puedo citar algunos, por ejemplo la producción de etanol como un combustible, tal y como se hace en muchos países, entre ellos Brasil, donde mediante la metabolización de azúcares o el mejoramiento genético, se produce etanol. Luego, las cianobacterias, producen hidrocarburos que se pueden utilizar como combustibles, por lo que también están siendo muy estudiadas.
El otro aspecto es la formación de hidrógeno, el combustible perfecto del futuro, que al combinarse con el oxígeno, libera gran cantidad de energía y el producto es algo totalmente inocuo. Bueno, pues hay organismos que llevan a cabo la producción de hidrógeno, es simplemente cuestión de buscar aquellos organismos que sean los más eficientes, los que se puedan controlar mejor, que puedan ser sometidos a técnicas de mutación para obtener mejores microorganismos. El futuro de la producción de biocombustibles será -yo creo-, con el uso de microorganismos.
En sus investigaciones, levaduras y hongos le funcionan como modelos homólogos de los cuales parte para llegar a la comprensión de fenómenos más complejos en los seres humanos ¿Por ejemplo?
Justamente, los hongos son un buen modelo para el estudio de muchos fenómenos biológicos. Nosotros estamos interesados en un fenómeno que se conoce como diferenciación celular. ¿Qué es esto? Partamos de que en un animal se produce una célula huevo, la que por la combinación de los genes parentales, aunque sea una sola célula, contiene toda la información genética para que a partir de ella se forme un nuevo organismo. Ese es un fenómeno interesantísimo y muy complejo.
Los hongos tienen pocos fenómenos diferenciativos. Por ejemplo, una espora germina. Es un fenómeno diferenciativo, su transformación de espora en un micelio. Después, ese micelio produce otro micelio, conocido como reproductivo. Es una nueva diferenciación: un micelio que antes su función era fundamentalmente nutrirse, ahora va a servir de soporte para las células de las cuales depende la propagación de la especie, que son las esporas, otro fenómeno diferenciación. Estos fenómenos en teoría son bastantes simples. Las bases de la diferenciación -bases nada más-, en términos generales se pueden entender manejando un hongo, porque son sistemas muy simples, muy sencillos.
Como profesor, investigador y visitante en varias universidades de Estados Unidos y España, ¿Cuál fue entonces de allá su apreciación coincidente o contrastante con nuestras situaciones académicas y de la investigación científica en México?
Estados Unidos es la potencia mundial en ciencia y eso se debe fundamentalmente a que allá los políticos han entendido la importancia de la investigación científica como una palanca para el desarrollo del país. No podemos entender el desarrollo muy moderno de un país como Estados Unidos si no entendemos en ello la importancia de la investigación científica. España, en un nivel bastante más modesto, se desarrolló científicamente de manera impresionante una vez que terminó la época franquista, cuando llegó el nuevo sistema político y económico. Considerando también que la ciencia era muy importante, enviaron gente a estudiar a todas partes en el extranjero e invirtieron mucho dinero en la investigación científica.
Se ve, contrasta con la situación que tenemos en México, donde desgraciadamente el Estado, los políticos, no entienden, no tienen ni la menor idea de lo que es la ciencia y de la importancia de la investigación científica. Así, mientras en un país en desarrollo, se dedica a la ciencia mínimo (es recomendado por la UNESCO) alrededor de un 3% del Producto Interno Bruto (PIB), aquí se dedica menos del 0.4% en lo que, se dice, es investigación científica.
Cuando uno analiza que es mínimo el porcentaje de ese presupuesto destinado al CONACYT, que se supone es el organismo responsable del desarrollo de la investigación científica, y cuando a su vez se analiza el porcentaje que el CONACYT dedica a la ciencia básica (en realidad el motor de la investigación científica), que viene siendo el equivalente de un 0.2% del total dedicado a la ciencia, ello revela simplemente que todavía no entendemos la importancia de la investigación científica para el desarrollo de nuestro país.
El número de miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) (digamos los científicos que tienen la credencial de que son científicos), es de alrededor de 20 mil para un país que tiene más de 100 millones de habitantes. La proporción es absurda. Ahí se ve un contraste muy grande, entre un país poderoso, Estados Unidos, que invierte mucho en investigación científica, un país más modesto, España, que también invierte bastante en investigación científica, y un país, el nuestro, que debería de invertir mucho dinero para desarrollarse, como ocurre en Brasil o en Argentina. Desgraciadamente no se entiende el papel de esto.
Desde su perspectiva y experiencias en biología experimental ¿Cómo ha repercutido este posgrado en México y en el exterior?
Modestamente, diría yo, porque, como lo comentaba, no se entiende verdaderamente la importancia de la investigación científica. Pero, al hablar de biología experimental, es un adelanto, porque antiguamente las ciencias biológicas eran fundamentalmente taxonómicas, era observar al organismo pero sin saber que pasaba en él, era hacer un análisis morfológico. La ciencia experimental quiere decir que ahora experimentamos con los sistemas biológicos, los analizamos para entender cómo funcionan. Entonces, tiene mucha importancia para el desarrollo de una ciencia como la biología, qué pasa desde un plano meramente observacional a un plano experimental, en el cual se está analizando toda la fisiología, la bioquímica, la genética de los organismos. Yo creo que debe tener un impacto importante en lo que conocemos como la investigación biológica.
¿Cuáles son las probabilidades y el hasta dónde de los cultivos transgénicos?
Es un tema casi tabú en México, porque se le ha hecho muy mala difusión en prensa a los transgénicos. Se ha explotado la ignorancia de la gente para hacerle pensar que verdaderamente un organismo transgénico es un monstruo, que no debe ser ni siquiera tocado… que no puede ser consumido ni mucho menos. Pero los cultivos transgénicos no van a ser una solución, pero sí parte de la solución de los problemas alimenticios del país. Con el desarrollo de los organismos transgénicos, me refiero fundamentalmente a la agricultura, se puede aumentar la resistencia a plagas, aumentar la productividad, se puede hacer infinidad de cosas.
En países que han tenido una visión mucho más positiva, estos organismos transgénicos están mejorando la productividad agrícola de una manera impresionante. Por ejemplo, China dedica una inversión muy fuerte a la producción de transgénicos y en Estados Unidos se producen transgénicos. Finalmente no son más que una solución, para desarrollar, por ejemplo, una planta que sea resistente a insecticidas, que produzca mayor cantidad de frutos, que los frutos tengan una mayor vida de anaquel, de tal manera que no se echen a perder rápidamente, que tengan características… Y eso yo creo que es normal.
Cuando uno ve cómo eran las mazorcas de maíz que se encontraron en valle de Tehuacán, que son las más antiguas, tienen unos cuantos miles de años, son unas cosas mínimas, de unos cuantos centímetros, y uno las compara con una mazorca actual, ¿cómo fue que se desarrolló así? Fue porque nuestros antepasados se dieron cuenta de que podían mejorarla, simplemente seleccionando las especies más productivas. Pero por las técnicas tradicionales ese proceso lleva muchos años, así el mejoramiento de una planta lleva muchísimo tiempo, y no solamente eso, sino también el hecho de que se busca el desarrollo de una característica, pero no se eliminan otras características que pueden ser nocivas.
En cambio, a una planta transgénica solamente se le va a introducir un gen que permita un cambio en el desarrollo de la misma. Como puede imaginarse, eso no tiene nada nocivo. Ahora lo que no debe hacerse es propaganda, pero sí llevar a la gente, el conocimiento de la importancia de estos organismos como solución para resolver problemas del campo, y quizá la gente llegue a comprender que en realidad no se trata de nada nocivo.
Si nosotros no hacemos nuestra propia investigación en organismos transgénicos, vamos a tener que comprar las patentes de otros países. Entonces al oponernos a que se haga investigación sobre organismos transgénicos en México, le estamos haciendo el juego a las compañías transnacionales, justamente lo opuesto de lo que dice la gente ignorante, que llegan a atacar a la gente que trabaja con los mismos transgénicos; son esclavos de Monsanto, dicen, y todo ese tipo de cosas.
¿Qué representa para usted el haber sido homenajeado por el CINVESTAV, al haber realizado esta institución el Simposio Internacional sobre Biología Molecular y Biotecnología de Hongos?
Una gran satisfacción. Se consideró que yo cumplía 80 años y había dedicado ya 52 años a la investigación científica, y se decidió que como soy de los más viejos y que todavía siguen en la brega, pues había que hacer un reconocimiento. Yo le agradezco a la institución, a mis propios colaboradores que con un entusiasmo impresionante se dedicaron a organizar esta actividad. Yo originalmente me oponía, pero dije bueno, total, de todos modos voy a seguir trabajando. La maestra Claudia León, que es mi técnica, fue de las personas más interesadas en esto, y las autoridades de la unidad Irapuato, consideraron que era conveniente. Para mí ha sido una gran satisfacción y un honor.
Doctor ¿usted cuándo y cómo decidió convertirse en científico?
Recuerdo haber dado una plática sobre ciencias biológicas (yo estudié en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional), pero me pidieron que no fuera sobre mi investigación científica como tal, sino que la ligara con el por qué me había interesado en ser científico. Les dije que a mí me sorprendía mucho que cuando leía la historia de algún científico notable se decía de él que se había interesado desde pequeño, que realizaba pequeños experimentos… Y que yo me atrasé mucho. Porque a mí me interesó ser investigador científico hasta que prácticamente ya había terminado mi carrera profesional.
Para mí, el entusiasmo de mis profesores en general, y sobre todo el de quien fue mi director de tesis profesional, el doctor Carlos Casas Campillo -ya desaparecido desgraciadamente-, su ejemplo me llevó a decirme: si una persona como él está interesada en la investigación científica, quiere decir que eso debe ser muy importante. Entonces, me entró el gusanillo de la ciencia (a ver si se puede, a ver si puedo hacer algo yo en la ciencia). Así fue que hasta cuando terminé mi carrera profesional me interesó verdaderamente ser un investigador científico.
Además de la ciencia ¿Qué le interesa y recrea? ¿Podría compartirnos algo?
Lo que más me entusiasma son los viajes, me encanta viajar, conocer culturas. Aquí en México hay tantas maravillas que conocer; desde las culturas prehispánicas hasta la cultura durante la colonia, toda la arquitectura me fascina. Me gusta también salir de viaje al extranjero y empaparme un poco en la cultura de los países que visito, como en Europa ver y conocer la arquitectura de las grandes catedrales. He ido varias veces a la India, un país maravilloso, con una cultura que recuerda mucho a la cultura mexicana, con muchas cosas en común: así como nosotros somos un pueblo artístico, también en la India tienen una profundidad artística inmensa. Empaparse en todo eso para mí es fascinante. Viajar es lo que más me gusta.
Usted qué opina de las revistas de divulgación científica como es el caso de la revista electrónica Saber Más, que edita la Universidad Michoacana. ¿Cuál es su concepto?
Pienso que es una labor decisiva que haya revistas de difusión científica, porque acerca al ego de la gente que no conoce nada de ciencia a interesarse en la ciencia, en lo que se está haciendo en materia de investigación científica, en los descubrimientos… Yo pienso que eso es fundamental. Ojalá ese conocimiento lo hubiera -y fuera más profundo todavía-, y se incluyera para los niños de primaria, para que desde niños se fueran interesando en ser científicos. No como yo. Para que ellos, y la gente en general, se dé cuenta de que estamos rodeados por la investigación científica, a donde volteemos nos encontramos con sus productos, hacia donde miremos.
Pensar que el ser humano tiene ahora una vida media de 80 o más años, cuando no hace mucho era de 50 años a lo máximo, saber cómo es que llegamos al conocimiento para aumentar el nivel de vida… En fin, yo pienso que esa labor que ustedes hacen con esa revista, para mí vital, de una importancia… no se si tanto como la investigación científica, pero sí igual.
Quiero darles las gracias por permitirme exponer este tipo de ideas, que se difundan y se conozca cuál es el pensamiento de alguien que se dedica a la investigación científica.