Es un destacado académico y uno de los estudiosos de la microbiología más importantes en México. Fue fundador del Instituto de Investigación en Biología Experimental de la Universidad de Guanajuato, que actualmente forma parte del Departamento de Biología, así como de la Maestría en Biología Experimental y del primer doctorado en la misma área fuera de la Ciudad de México.
Sus investigaciones han sentado referentes en la biología y la microbiología a nivel nacional con impacto en el ámbito internacional, a través de publicaciones especializadas.
Realizó sus estudios de licenciatura en la Escuela de Ciencias Químicas de la Universidad de Sonora donde se tituló como Químico Farmacéutico Biólogo (1964-1969). Obtuvo el Doctorado en Microbiología en la ENCB del Instituto Politécnico Nacional.
Ha coordinado investigaciones en el área de la microbiología, habiendo publicado los resultados de su trabajo en revistas de prestigio y difusión internacional y asesorado un gran número de tesis de nivel licenciatura, maestría y doctorado, siendo además una persona preocupada por generar información científica con impacto social.
El Dr. López Romero inició sus estudios hace muchos años analizando las bases bioquímicas y fisiológicas del dimorfismo y la diferenciación celular en hongos no patógenos. Actualmente, busca identificar eventos metabólicos en hongos y protozoarios patógenos, eventos que no ocurran o que ocurran de manera distinta en el huésped y que pueden ser blancos estratégicos para el diseño de terapias antimicrobianas.
Un ejemplo de estos estudios se publicó en la revista especializada Medical Mycology en el que el Dr. Everardo y su equipo describen una glicoproteína superficial conocida como Gp70 la cual participa en el proceso de adhesión. Un suero anti-Gp70 bloquea la adhesión a células epiteliales. Estos análisis han continuado y actualmente algunos investigadores en Brasil han hecho varios estudios más detallados de este antígeno lo cual valida la proyección internacional de los investigadores de la Universidad de Guanajuato.
Severo Ochoa, el científico y Premio Nobel español solía decir que la vida era física y química. ¿Qué opina usted? ¿Podemos explicar la vida en términos de procesos bioquímicos y biofísicos? ¿No es algo poco romántico?
No, no es romántico, es una realidad. Yo creo que la vida no es solo bioquímica y microbiología, de hecho hay un paquete que se llama ciencias de la vida, que incluye biofísica, biología molecular, biología celular, bioquímica, microbiología, son una serie de disciplinas, y nosotros somos una serie de consorcios de todas estas disciplinas.
En Biofísica por ejemplo, el transporte de solutos a través de las membranas, que es fundamental en cualquier organismo, son procesos biofísicos que tienen que ver con bioquímica, pero eminentemente procesos de física, la que está presente en todos los actos de nuestra vida: cuando caminamos, cuando corremos… Todo eso es física. Entonces, con todo respeto para el maestro Severo Ochoa, yo creo que se quedó corto, porque son más las disciplinas que confluyen en un organismo vivo, y sobre todo en un ser humano.
Usted es reconocido como bioquímico y también como microbiólogo. ¿Cómo se asume usted y en todo caso, cómo definiría estas dos disciplinas?
Bueno, yo hice un doctorado en microbiología, pero me he inclinado más hacia la bioquímica. Digamos que son ciencias que van estrechamente ligadas. Uno no puede entender muchos aspectos microbiológicos sin los recursos de la bioquímica. Para entender el metabolismo de una bacteria, de un virus, que son microbiología, uno recurre a las herramientas de la bioquímica y ésta no puede desligarse tampoco de la microbiología, van muy unidas y no solo ellas, también otras disciplinas importantes: biología celular, genética, biología molecular, neurobiología, etcétera.
Ahora que en bioquímica, uno estudia rutas metabólicas, mecanismos de regulación de todos los intrincados procesos metabólicos que permiten la vida de un organismo. Eso es básicamente la bioquímica y a su vez la microbiología es un término un poco más amplio que incluye otras disciplinas.
Se pueden hacer estudios microbiológicos sin los recursos de la bioquímica, pero habitualmente utilizamos microorganismos -es decir, a la microbiología- como modelos para entender fenómenos bioquímicos. No hay manera de separar de manera clara esas dos disciplinas, que tienen límites muy difusos, muy borrosos, en el sentido de que se complementan perfectamente.
En la actualidad, parece existir una moda sobre ciertas áreas de la biología y todo mundo quiere trabajar y ser reconocido dentro de las mismas, como la genómica, la proteómica, la bioinformática… ¿Significa esto que estamos en una suerte de era pos-bioquímica? ¿Los bioquímicos y microbiólogos “clásicos” están fuera de moda?
De ninguna manera. Desde luego que hay ahora una serie de disciplinas en las que uno puede trabajar, pero no estamos en la era pos-bioquímica, como le dicen. Los proyectos lineales ya no son tan comunes como antes, entendiendo lo lineal como el abordaje de un proyecto con los recursos de una disciplina. Ahora se trata de proyectos transversales en que concurren una serie de disciplinas. Uno busca un fenómeno biológico y trata de entenderlo mediante proyectos multidisciplinarios y transversales. Sí, se puso de moda la biología molecular (primero vino la genética), y todo mundo se dedicó a secuenciar genes, a buscar sitios de regulación en los genes, y a publicar.
Las revistas científicas se empezaron a llenar de información sobre secuencia de genes. En este momento, ninguna editorial seria acepta un trabajo si va solamente con elementos de la biología molecular, tiene que acompañarse con datos de la bioquímica y viceversa, y si lleva elementos de más disciplinas es mejor.
¿Cómo nació su interés por la bioquímica y la microbiología? ¿Cómo se decide a emprender una carrera científica en estas áreas?
Siempre me llamó la atención el mundo microscópico, me encanta tratar de ver las cosas más pequeñas, pero en particular hubo un profesor de microbiología a quien yo quise mucho, uno de esos profesores que a un estudiante puede significarle su proyecto de vida: ¡dan su clase tan interesante, tan bonita, que dices yo me voy a ir por acá!. Aparte yo traía el gusanito por entender como los organismos vivos microscópicos se reproducen o cómo controlan su ruta metabólica.
Todo eso me llevó a elegir la carrera de la microbiología, pero luego me fui polarizando un poco hacia la bioquímica. En aquel entonces me decían “tú eres más bioquímico que microbiólogo”. No –contestaba-, solamente estoy utilizando recursos de la bioquímica para entender procesos microbiológicos. Después me fui inclinando un poco más hacia la bioquímica sin abandonar la microbiología. Yo sigo siendo y me considero microbiólogo, trabajo con microorganismos y eso es lo que define a un microbiólogo.
Si alguien le pregunta cuáles son sus principales logros o sus principales satisfacciones en su carrera científica ¿qué les diría, qué nos diría?
Mis principales logros son la formación de investigadores que ahora se encuentran en posiciones de trabajo muy importantes y la formación de recursos humanos en general, también la suerte que he tenido en ocasiones de motivar a algunos a hacer una carrera científica y, desde luego, el publicar cosas que hacemos en el laboratorio. Hemos hecho algunas contribuciones importantes al entendimiento de algunos procesos de regulación, y ello se conoce en la comunidad internacional. Esto es de lo que más orgulloso podría sentirme. Otra cosa es que el trabajo que hemos realizado y casi cien por ciento de nuestras publicaciones las hemos hecho con gente, infraestructura y dentro de la Universidad de Guanajuato. Y allí seguimos en el laboratorio, porque sigo trabajando.
Usted participó muy activamente en la creación del Instituto de Investigación en Biología Experimental (hoy Departamento de Biología) que se convirtió en el primer posgrado (doctorado) fuera de la Ciudad de México. ¿Cómo evalúa a la distancia tal evento? ¿Cómo va ese proyecto?
El proyecto va bien, con los problemas naturales que tiene cualquier instituto o centro de investigación en el país: la lucha permanente por los recursos para hacer un trabajo competitivo. Sin embargo, quiero señalar que, cuando en grupo acudimos de la ciudad de México convocados para echar a andar ese instituto, la idea era trabajar sobre un tema común: la diferenciación celular utilizando hongos como modelos experimentales y cada quien haciendo por el proyecto lo que mejor sabía hacer.
Empezamos y seguimos muy bien porque inmediatamente se implementó un programa de maestría y con esto el instituto se proyectó rápidamente a nivel internacional, y le siguió un doctorado que está vigente. Han sido muchas las generaciones formadas, pero la idea inicial de esta iniciativa de descentralización se perdió un poco. No sé si para bien o para mal.
El caso es que el concepto que tenían las instituciones que nos estaban apoyando era que este instituto se convirtiera en un polo de desarrollo, en una área muy fuerte de investigación o en un centro de investigación sobre la diferenciación celular, pero se contrató a nuevos profesores que se fueron agregando a la planta docente y al grito de hay libertad de investigación, pues se empezaron a cultivar otras líneas de investigación.
Entonces el trabajo se diversificó mucho. Creo que eso es común en todas las instituciones, no solamente en México sino en el extranjero. Es difícil esperar que en un instituto de prestigio todos los profesores, 20 ó 30, estén trabajando sobre un mismo proyecto. Como lo dije al principio, no sé si haya sido bueno o malo, yo pienso que es bueno, no creo que se habría podido implementar un proceso así, de trabajar aportando cada quien lo que mejor que sabía hacer en un proyecto común.
Platicando con varios de sus exalumnos, todos coinciden en que su curso de metabolismo intermediario siempre fue muy brillante y emocionante (usan esas palabras). ¿Puede un curso sobre metabolismo o sobre bioquímica, ser divertido, emocionante?
Un curso sobre cualquier disciplina puede ser divertido, yo creo que es por la pasión y la entrega del profesor a su trabajo. Si así expone su materia: con gusto, con emoción, necesariamente va a transmitir esos sentimientos a los estudiantes, seguro que se los va a trasmitir y ellos van a pensar que es un curso que vale la pena tomar… Me honra mucho que piensen eso, a cualquier profesor le daría mucha alegría que se comente de él que su curso no es tan malo.
Me apasiona la bioquímica y me comprometo mucho con mi clase. Creo que un profesor tiene que conocer muy bien lo que va a explicar y hacer paralelismos con otros conceptos científicos ¡y hablar de otras cosas! Un profesor aunque sepa mucho, pero no le interesa que sus alumnos aprendan, va a dar un curso necesariamente malo. Uno tiene que partir de la premisa: ¡yo quiero que mis alumnos aprendan! Siempre va a haber quienes no van a aprender ni teniendo a santo dios ahí enfrente, pero si yo quiero que mis alumnos aprendan me voy a esforzar. Eso es lo que he hecho a lo largo ya de muchos años.
¿Qué les puede decir o recomendar a los jóvenes que desean emprender una carrera científica, en particular en la bioquímica? ¿Es importante qué lo hagan? ¿A qué cosas deberían ponerle atención: la institución dónde realizarán sus estudios, su formación personal…?
Estamos viviendo en una sociedad muy competitiva -y lo será más- desde todos los puntos de vista. Las telecomunicaciones, la informática, han convertido al mundo en un pañuelo, la sociedad está muy globalizada y eso necesariamente conlleva la necesidad de una sociedad más preparada, lo cual implica estudios en diferentes áreas, estudios transversales, multidisciplinarios, y doctorados y posdoctorados.
En nuestro caso, instituciones como la Universidad de Guanajuato no aceptan a ningún profesor sin el doctorado y recuerdo que en la Universidad de Valencia, España, -donde estuve un tiempo- el doctorado y mínimo un año o dos de posdoctorado, son requisitos para poder competir por una plaza. Recomiendo a los estudiantes que no se queden con la preparación universitaria que les va imprimir su carrera, la que les va a dar quizá un proyecto de vida. Yo creo que deben y deberán estar muy alertas de lo que está ocurriendo alrededor y no quedarse encasillados en su trabajo… que no sea solo eso.
Defiendo mucho el humanismo entendido como la necesidad de aprender otras cosas, de procurarse una educación integral. A veces yo interrumpo una de mis clases para hacer un comentario fuera de tema, con dos propósitos: transmitirles cosas de cultura general y sacarlos a veces de un marasmo de fórmulas, y eso como que los reactiva.
Les pido que se abran a otras disciplinas, a la literatura, escultura, pintura, etcétera, les digo que ellos se complementen interesándose en lo que sucede en la sociedad en la que se encuentran inmersos, que no se queden con la licenciatura, que si pueden salgan a los mejores centros de investigación del mundo, a formarse ahí y regresar a México a trabajar en proyectos multidisciplinarios que atiendan en buena medida necesidades concretas del país: Biotecnología, Telecomunicaciones…
Usted se ha formado y trabaja en una Universidad Pública: ¿Qué nos puede decir de la educación pública? ¿Deberíamos asumir otros modelos, como en Chile, dándole más peso a la educación privada? ¿Cómo ve la divulgación de la ciencia, es importante hacerlo?
Desde luego, una ciencia que no se divulga, que se queda en los archivos del investigador, pues nadie la conoce, tan simple como eso. La ciencia tiene que divulgarse, utilizando todos los medios.
De lo otro, ahora vamos hacia una situación de universidades privadas. Yo no estoy tan convencido de que por ser una universidad privada y porque uno pague fortunas por estudiar ahí, eso forme a mejores investigadores, mejores profesionistas o mejores hombres para la sociedad. No lo creo, mucha gente que conozco que ha destacado mucho en diferentes áreas, ha estudiado en universidades públicas. Yo estudié en la Universidad de Sonora, trabajo en una universidad pública, nunca he estado en una universidad privada, ni como alumno ni como profesor, pero si a mí me dan a elegir entre las dos opciones, yo voy por una universidad pública.
Y creo que mucho depende no tanto de que la universidad sea pública o privada, sino de la disposición del estudiante para salir adelante. Uno puede aprovechar las cátedras de una universidad pública igual que las cátedras de una universidad privada. No, no creo que la universidad privada sea una solución. Será una solución para cierta oligarquía que quiere controlar la educación.
De manera más personal, además de bioquímica, microbiología y otros estudios ¿cuáles son sus aficiones? ¿Qué más hace…?
Me gusta la literatura. Ese gusto me nació a raíz de un profesor que nos enseñaba literatura universal, era tan bueno que parecía que uno estaba viendo lo que estaba leyendo, nos leía párrafos de obras clásicas de la literatura y era, eso sí, emocionante y a partir de ahí –la preparatoria- me aficioné a la lectura y hasta el momento.
Me gusta la música en todos los géneros, desde Paquita la del Barrio hasta Vicente Fernández… Creo que el gusto por la música, o por el arte en general, no entra a los sentidos por una vía racional, entra por lo sensorial. Uno no necesita ser un académico para apreciar una melodía, un concierto, una sinfonía. De esto en Guanajuato tenemos ejemplos, como el de los taqueros que se les encuentra en la esquina del Jardín de La Unión escuchando a la Orquesta Sinfónica de Guanajuato o a otra, y es gente que desde luego no tiene ninguna instrucción universitaria.
Me gusta mucho la escultura. Traté de hacer una maestría y si se podía un doctorado, en Historia del Arte, y quería ir a Florencia (cuna del Renacimiento), pero no pude hacerlo debido a compromisos académicos, entonces emprendí algo por correo pero no llegué muy lejos. Me gusta mucho la pintura de los clásicos y no tanto la pintura moderna, si bien reconozco que hay cosas muy bonitas. Pero las dos disciplinas que más me gustan son la literatura y el cine.
¿Algún comentario adicional que desee agregar?
Estoy agradecido y honrado por la invitación, esto para mí es un placer, fue un gusto estar aquí, ojalá me vuelvan a invitar.
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