Debido a que 10.5 por ciento de quienes reciben un trasplante rechazan el nuevo órgano, científicos del CINVESTAV (Centro de Investigaciones y estudios avanzados) trabajan en el diseño de una herramienta capaz de prevenir este problema. El proceso consiste en conocer el tipo de proteínas encargadas de metabolizar los medicamentos (enzimas) en cada paciente lo que, aunado a un modelo matemático, permitirá establecer la dosis exacta de los medicamentos inmunosupresores que requieren.
El método será capaz de dar una certeza efectiva al momento de determinar el tratamiento, ahorrará tiempo y disminuirá los rechazos, así se incrementará la calidad de vida, sobrevivirán más personas y optimizarán los recursos de los sistemas de salud, informó Gilberto Castañeda Hernández, adscrito al departamento de Farmacología.
De acuerdo con el investigador, las enzimas que procesan los medicamentos tienen diversos grados de actividad, por lo que se puede eliminar en forma rápida o lenta el agente inmunosupresor. De ahí la necesidad de conocer mediante estudios genéticos qué tipo de esas proteínas tiene cada persona a fin de determinar la porción adecuada del fármaco.
Se están realizando todos los estudios para finalizar con un algoritmo matemático que indique en cada persona, con base en su genética, talla, edad, medicación y tiempo de trasplantado, cuál debe ser su dosis de inmunosupresores.
En la actualidad la cantidad de medicamento a administrar se determina o ajusta mediante prueba y error; sin embargo, el proceso es tardado y da lugar a complicaciones que se traducen en un rechazo agudo.
“Por ejemplo, la dosis que funciona en Alemania con el medicamento nifedipina, no es adecuada para los mexicanos porque les provoca dolor de cabeza, taquicardia y vasodilatación, entre otros problemas”, señala el doctor Castañeda Hernández.
El reto será identificar a los pacientes con genes que metabolizan muy rápido los inmunosupresores como el tacrolimus y la ciclosporina. “En México existen los dos y su dosificación no es la misma a la descrita en Europa o Estados Unidos, ni para la población blanca ni afroamericana; entonces tenemos que encontrar nuestras propias variaciones genéticas”.
En México, una ventana de oportunidad es aplicar este sistema en niños, ya que será posible determinar el tratamiento inmunosupresor de manera puntual. La población infantil tiene un metabolismo especial por su desarrollo, por lo que al aplicar la herramienta que usa análisis genéticos y modelos matemáticos, se tendrán mejores resultados, aseguró Castañeda Hernández.
Fuente: Agencia ID/DICYT
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