Vitamina D y su relación con la depresión

Escrito por Claudia I. Gamboa-Gómez y Fabiola Carlos Ricartti

ENTÉRATE

Vitamina D y su relación con la depresión

Claudia I. Gamboa-Gómez y Fabiola Carlos Ricartti
Año 14 / Número 79 / 2025
RECIBIDO: 11/07/2024; ACEPTADO: 14/02/2025; PUBLICADO: 14/02/2025

Resumen

La vitamina D emerge como un factor crucial en la salud mental, especialmente en relación con la depresión. Estudios científicos han demostrado que esta vitamina desempeña varias funciones importantes en el cerebro y en el estado de ánimo. La vitamina D también contribuye a mantener un equilibrio adecuado de calcio y a gestionar el estrés oxidativo en el cerebro, lo cual es esencial para la salud neuronal y el bienestar emocional. La vitamina D modula la respuesta inflamatoria en el cerebro. Bajo un proceso de depresión, se desencadena inflamación neurogénica, la cual puede ser reducida por la vitamina D. Mantener niveles adecuados de esta vitamina es beneficioso no solo para la salud ósea, sino también para la salud mental, particularmente en la prevención y manejo de la depresión; sin embargo, es necesario más investigación para comprender cómo la suplementación de vitamina D puede ser utilizada de manera efectiva en el tratamiento de esta enfermedad.

Palabras clave: Depresión, prevención, salud mental, vitamina D.

Claudia I. Gamboa-Gómez
Investigador Titular de la Unidad de Investigación Biomédica del
Instituto Mexicano del Seguro Social.
Durango, México.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Fabiola Carlos Ricartti
Estudiante de medicina de la Unidad de Investigación Biomédica del
Instituto Mexicano del Seguro Social.
Durango, México.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

¿Qué es la depresión?

La depresión es una enfermedad mental crónica que puede afectar a cualquier persona, sin importar su edad, raza, ingresos, cultura o nivel educativo. Se caracteriza por un estado de ánimo deprimido por la pérdida del placer o interés en actividades que antes eran placenteras, durante largos períodos de tiempo.

Hoy en día, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental muy común y se estima que el 3.8 % de la población mundial la padece, lo que equivale a 280 millones de personas. Es importante mencionar que las mujeres, los adultos con índice de bienestar bajo y los adultos mayores residentes de áreas rurales son más propensos a desarrollarla.

En México, en 2022, se reportó una prevalencia de depresión del 16.7 % en adultos mayores de 20 años. Según la Encuesta Nacional de Salud (ENSANUT) del mismo año, algunos estados de la República mexicana muestran una mayor prevalencia de depresión en comparación con otros. Tal es el caso de los estados que conforman la región del Pacífico Norte, con una tasa del 18.7 %, como en Nayarit, Jalisco, Colima y Michoacán. Cabe resaltar que los estados de nuestro país con menos casos de depresión también se encuentran en la región del Pacífico Norte, con una tasa del 15.1 % (Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa).

Existen estudios científicos que indican que diversos factores pueden intervenir en el desarrollo de este trastorno, como los genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos, cada uno desempeñando una función. Es importante saber que la depresión es una condición crónica y recurrente, y es una causa significativa de discapacidad, lo que la convierte en el blanco de múltiples investigaciones.

 

 

La vitamina D y nuestro organismo

La vitamina D, también conocida como la «vitamina solar», es una hormona esteroidea con múltiples funciones en el organismo, tales como: promover el crecimiento y la diferenciación celular, regular la inmunidad, facilitar la neurotransmisión y proporcionar efectos antiinflamatorios. Además, se sabe que tiene un efecto neuroprotector, lo que juega un papel importante en el desarrollo cerebral.

Algunos alimentos que aportan vitamina D son el salmón, el huevo, la mantequilla, el hígado y la leche. Sin embargo, la principal fuente de vitamina D para los seres humanos es la síntesis cutánea, la cual se activa mediante la exposición al sol, y la forma biológicamente activa necesita de dos procesos, los cuales se llevan a cabo en el hígado y, por último, en el riñón. Se estima que estar expuesto al sol durante 5-15 minutos, especialmente en la cara y en los brazos, durante las temporadas de primavera, verano y otoño, es suficiente para mantener niveles normales de vitamina D y apoyar sus funciones en el organismo. Cabe mencionar que las personas con piel más oscura, que producen más melanina, requieren una exposición más prolongada. El horario ideal para la exposición solar es entre las 10:00 y las 15:00 horas, ya que durante este período los rayos solares inciden de manera más directa, lo que aumenta su penetrancia en la piel.

Es interesante mencionar que, a pesar de la abundante radiación solar en México, la población mexicana no se expone lo suficiente a ella, lo que contribuye a una alta prevalencia de niveles bajos de vitamina D, alcanzando cifras del 93.2 %, con un 30.8 % de insuficiencia (21-29 ng/mL) y un 62.4 % de deficiencia (<20 ng/mL). Esta situación puede deberse al tipo de trabajo de las personas o al uso de protectores solares. Diversos factores influyen en la deficiencia de vitamina D en el país, como la ubicación geográfica, el color de la piel y el tipo de dieta.

 

 

Deficiencia de la vitamina D y su relación con la depresión y otros trastornos mentales

Actualmente, existen numerosos estudios que explican los posibles mecanismos por los cuales la deficiencia de vitamina D podría influir en la depresión. Uno de estos mecanismos es cómo la vitamina D afecta la función cerebral y el estado de ánimo a través de los neurotransmisores. Por ejemplo, se ha encontrado que la vitamina D es capaz de sintetizar y mantener las concentraciones de serotonina, un importante neurotransmisor relacionado con la depresión. También, es posible que la vitamina D tenga la capacidad de aumentar las concentraciones de dopamina y noradrenalina, desempeñando así una función neuroprotectora adicional.

Otro mecanismo involucrado es la regulación del calcio y el estrés oxidativo. En condiciones normales, la vitamina D es responsable de mantener un equilibrio entre estos dos factores para facilitar la función neuronal. Un tercer mecanismo importante es la neuroinflamación. Se ha encontrado que los pacientes deprimidos tienen altas concentraciones de citocinas inflamatorias, como la interleucina-1, la interleucina-6, la proteína C reactiva y el factor de necrosis tumoral (TNF).

La vitamina D tiene efectos inmunomoduladores, lo que significa que puede aumentar las sustancias antiinflamatorias y disminuir las citocinas inflamatorias mencionadas anteriormente. Por otra parte, se llevó a cabo un estudio en el cual se asignó aleatoriamente a 29 pacientes a recibir una hora o 15 minutos de terapia de luz por la mañana durante dos semanas en invierno. Los resultados revelaron que la terapia de luz durante una hora redujo significativamente los síntomas depresivos en el grupo con trastorno afectivo estacional (SAD) en comparación con el grupo control.

Otras investigaciones han demostrado que la ingesta de vitamina D en la primera infancia podría reducir el riesgo de esquizofrenia en hombres. De tal manera que, se ha concluido que niveles bajos de vitamina D están asociados con esquizofrenia, depresión mayor y otros trastornos del estado de ánimo, así como con enfermedades crónicas como la fibromialgia.

 

 

Vitamina D en la prevención de los trastornos mentales y la salud física

Actualmente, el tratamiento de la depresión incluye psicoterapia y farmacoterapia que abarca el uso de inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS), inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina y norepinefrina (IRSN), antidepresivos tricíclicos (ATC) e inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO). Este enfoque ha demostrado ser efectivo en el 60-80 % de los casos. Sin embargo, muchos pacientes interrumpen su tratamiento debido a efectos adversos, preocupaciones sobre la adicción, el costo de los medicamentos o la percepción de que ya no es necesario seguir tomando medicamentos.

Por otro lado, como alternativa no farmacológica, se llevó a cabo un estudio de intervención con vitamina D en pacientes con síntomas depresivos. Los participantes fueron divididos en tres grupos: uno recibió vitamina D dos veces a la semana (20,000 UI), otro una vez a la semana, y el tercero no recibió vitamina D. Los resultados mostraron que los dos grupos que recibieron vitamina D experimentaron mejoras significativas en los síntomas depresivos, evaluados mediante el Inventario de Depresión de Beck.

En resumen, la evidencia científica respalda una asociación entre la vitamina D y la depresión, indicando que niveles adecuados y suplementación de vitamina D pueden prevenir este trastorno mental. Combinar vitamina D con farmacoterapia también puede ser efectivo para reducir los síntomas depresivos.

La suplementación de vitamina D no solo ha mostrado beneficios en la depresión, sino también en el tratamiento de otras condiciones médicas como el cáncer y la osteoporosis. Se ha establecido una conexión directa entre la deficiencia de vitamina D y diversas enfermedades crónicas, como la artritis reumatoide, la diabetes mellitus tipo 1 y varios tipos de cáncer, como el de próstata, mama y ovario. Asimismo, se ha observado que niveles bajos de vitamina D están relacionados con la hipertensión arterial sistémica y con enfermedades metabólicas óseas.

De acuerdo con un metaanálisis, la suplementación diaria de vitamina D en dosis que van desde 300 UI hasta 2000 UI se asoció con una reducción en la mortalidad. Esto subraya la importancia fundamental de la vitamina D en la prevención y manejo de diversas enfermedades crónicas.

 

Bourges H., Flores M., Solomons N., Eggersdorfer M. y Gallagher C. (2018). La vitamina D, nutrimento clave para la salud humana, y su estado general en la población mexicana. Salud Pública de México, 60(4), 375-376. https://www.scielo.org.mx/pdf/spm/v60n4/0036-3634-spm-60-04-375.pdf

 

Manzanos I., Martino P., Audisio E. y Bonet J. (2022). Vitamina D: entre el brillo del sol y la oscuridad de la depresión. Revista Colombiana de Psiquiatría, 51(3), 199-205. https://doi.org/10.1016/j.rcp.2020.08.002

 

Penckofer S., Kouba J., Byrn M. y Ferrans E.C. (2010). Vitamin D and Depression: Where is all the Sunshine? Issues in Mental Health Nursing, 31(6), 385-393. https://doi.org/10.3109/0161284090343765