Dentro del entorno de conducción vial, existe un grupo conocido como usuarios vulnerables. Un
usuario se considera vulnerable si no está protegido por algún escudo exterior, por lo cual,
en caso de una eventualidad, pueden sufrir lesiones considerables. Este grupo incluye los
peatones, ciclistas, motociclistas y, últimamente, personas que se transportan a través de
scooter, patines, entre otros. Dentro de la categoría peatones, las personas con discapacidad
se consideran el subgrupo más vulnerable.
Personas con discapacidad
El término discapacidad hace referencia a la limitación (física o mental) que enfrenta
una persona para realizar una actividad cotidiana. Esas limitaciones tienen un impacto
directo en la persona, ya que le dificulta su integración de forma natural a la sociedad.
Datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), mencionan que en el mundo
se rebasa la cifra de mil millones de personas que experimentan algún tipo de
discapacidad. En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), menciona
que más de 6.2 millones de personas sufren algún tipo de discapacidad.
La movilidad para las personas con discapacidad
Se han realizado muchos esfuerzos en el sistema de transporte para incluir mejoras que
cubran algunas de las necesidades de las personas con discapacidad; no obstante, siguen
existiendo grandes diferencias entre las personas con y sin discapacidad en cuanto a sus
opciones de movilidad. Estas personas, diariamente se enfrentan a serios problemas para
desplazarse de manera independiente, y muchas de ellas, dependen de otras personas para
poder desplazarse de un punto a otro. En la actualidad, existen pocas opciones de medios
de transporte accesibles y asequibles para estas personas, requiriendo un mayor esfuerzo
para lograr su inclusión natural.
Durante años, los fabricantes de vehículos no se han enfocado en crear vehículos que
sean accesibles para personas con discapacidad. Peor aún, si se desea adaptar, el vehículo
para la persona con discapacidad genera gastos de varios miles de pesos.
Los vehículos autónomos
En la última década, se ha impulsado la creación de vehículos autónomos como un medio
potencial que transformará el transporte, siendo considerados como una alternativa para
mejorar la movilidad en las grandes ciudades. Un vehículo autónomo está equipado con
sistemas inteligentes que utilizan para imitar las habilidades de conducción de las
personas.
Algunas bondades que se esperan de los vehículos autónomos son la reducción del
número de accidentes ocasionados por errores humanos. Asimismo, contribuirán a reducir
los niveles de contaminación en las ciudades, considerando que la mayoría de estos están
pensados en utilizar energías renovables para su funcionamiento. Mediante la conducción
eficiente de estos vehículos, se reducirá el congestionamiento vial, reduciendo los niveles de
contaminación. Otro beneficio será la comodidad, las personas que se desplacen a través de
este tipo de vehículos, no tendrán que preocuparse de nada, ya que no requerirán la ayuda de
las personas.
Para las personas con discapacidad, que no pueden acceder al transporte público, o que
se ven obligados a hacer uso de taxis o depender de familiares para poder desplazarse, los
vehículos autónomos se visualizan como una tecnología que podría cambiar su forma de vida,
revolucionando la forma en que ellos se desplazan por las ciudades. Pero,
¿realmente son la solución a todas las barreras que se enfrentan día a día las personas con discapacidad?
Los vehículos autónomos y las personas con discapacidad
Algunas personas opinan que la implementación de los vehículos autónomos podría llenar
la falta de opciones de transporte para las personas con discapacidad, ya que consideran que
operar este tipo de transporte tendría costos más bajos que el de los taxis actualmente.
Esto, en cierta forma, podríamos decir que es cierto, por el simple hecho de que se eliminaría el
costo de tener una persona conduciendo la unidad. Además, consideran que ofrecerán la
«movilidad para todos», ya que adultos mayores, niños o personas con movilidad o visión
reducida, se podrán desplazar de un punto a otro en estos vehículos.
No obstante, no todo es color de rosa, ya que esta revolución puede no ser real del todo.
Existe mucho escepticismo por parte de las personas con discapacidad, que está muy
justificado. En los últimos años, compañías como Uber y Lyft han anunciado que su flota de
vehículos de alquiler serían una alternativa viable y de gran ayuda para el desplazamiento de
personas con discapacidad; sin embargo, los vehículos carecen de características que los
hagan unidades accesibles para estas personas. Y no hablemos de cómo los vehículos
autónomos interactuarán con estas personas, o cómo detectarán sus intenciones. Lo que
debemos de tener claro es que, cuanto más accesibles sean desde el principio, más se
beneficiará todo el mundo.
Lo importante de este asunto es que, si en realidad queremos que los vehículos
autónomos sean la solución para la movilidad independiente de cualquier persona con
discapacidad, necesitan ser involucradas durante todas las etapas de desarrollo y
legislación de esta tecnología, de otra manera, lo que se vislumbra como algo que mejorará
las condiciones de desplazamiento, podría dar un giro y agravar la situación actual.
A continuación, discutimos algunos factores que podrían poner en riesgo esta idea de que
«los vehículos autónomos son de beneficio» para las personas con discapacidad.
Comencemos con la cuestión económica, cuando los coches totalmente autónomos
sean una realidad, su costo será bastante elevado. Esto implica que será inalcanzable para la
mayoría de las personas con discapacidad, por lo tanto, incrementaría el problema de
accesibilidad al transporte. Es necesaria la intervención de la legislación para evitar los
problemas de equidad.
Otro punto a considerar, es si los coches autónomos serán seguros para las personas
con discapacidad. Los fabricantes nos han vendido la idea
de que estos reducirán los accidentes de tráfico debido a errores humanos. Si las personas con discapacidad no son
consideradas en las fases iniciales del proceso de desarrollo de los vehículos autónomos, estos
se podrían convertir en vehículos inseguros para las personas discapacitadas. Uno de los
problemas que enfrentarían, es que no sean identificados de forma correcta, por lo que los
sistemas de percepción deberán tener la capacidad de reconocer diferentes tipos y formas de
cuerpos.
La idea principal es que el vehículo autónomo identifique a las personas
discapacitadas de igual manera que identifica a las personas sin discapacidad, para que,
en una situación de riesgo inminente, el vehículo lo detecte de forma adecuada y, por lo tanto,
priorice su vida como lo haría con una persona sin discapacidad. En pocas palabras, si la
tecnología no tiene la capacidad de identificar todos los medios de ayuda para la movilidad,
entonces los vehículos autónomos se podrían convertir en un peligro para las personas
con discapacidad. Para solventar este problema, los sistemas de percepción deberán ser
entrenados con un amplio abanico de personas y sus movimientos (tanto personas sin
discapacidad como personas con algún tipo de discapacidad), permitiendo al vehículo
autónomo identificar, clasificar, rastrear y predecir el comportamiento de todo tipo de peatones.
Otro problema es el acondicionamiento de los vehículos autónomos. Será necesario
adaptarlos para facilitar el acceso de las personas discapacitadas, equiparlos con rampas,
espacios para silla de ruedas y sistemas de comunicación o interacción. Al no contar con
conductor, ni volante, ni pedales, los vehículos podrán aprovechar mejor el espacio y ser
modificados de acuerdo con las necesidades.
Debemos considerar que la tecnología de vehículos autónomos para desplazarse de un
punto a otro, tal vez no será suficiente para que las personas con discapacidad sean
independientes, ya que deberán contar, además, con un sistema tanto en el interior como en
el exterior que permita entender sus necesidades, observar el entorno cercano y comunicarse
de la mejor manera con ellas. Por ejemplo, deberá incluir mecanismos inteligentes en el
interior para interpretar instrucciones habladas o mediante lenguaje de señas
proporcionadas por las personas discapacitadas. En el exterior, deberán estar equipados con
sistemas sofisticados para detectar, identificar, interpretar y comunicar las acciones a seguir,
mediante interfaces adaptadas a las necesidades del peatón (pantallas, sonidos, mezcla de las
dos, entre otras).
Aún falta mucho por hacer, sin embargo, el problema puede crecer si no se consideran
las necesidades de los peatones con discapacidad desde el principio.
Juan Antonio Guerrero-Ibáñez. Profesor-Investigador
de la Facultad de Telemática, Universidad
de Colima, Colima, México.
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