Lactancia materna, la otra vacuna contra COVID-19

Escrito por Jhonattan Esquivel Reyes y Virginia Angélica Robinson Fuentes

La lactancia materna humana provee el alimento por excelencia a los niños y niñas debido a sus diversas propiedades emocionales, nutricionales y psicológicas. La leche proveniente del seno materno tiene la capacidad de ir cambiando conforme a las necesidades del neonato, por lo que estimula el correcto desarrollo del lactante.

Los beneficios a corto y largo plazo de la lactancia en la madre y el hijo se han descrito a lo largo de la historia. En la madre se disminuye el riesgo de padecer enfermedades crónicas degenerativas como cáncer de mama, hipertensión arterial, sobrepeso y obesidad. En los lactantes puede disminuir la mortalidad infantil, aumenta el desarrollo cognitivo, se previenen enfermedades infecciosas como las diarreicas, neumonía, entre otras, y hasta el COVID-19.

Durante la pandemia ocasionada por SARs-CoV-2, se han dado a conocer diversos datos acerca del cuidado de los adultos, los efectos del coronavirus, las posibles complicaciones, así como las diversas alternativas de tratamientos; sin embargo, la información relacionada a la mujer embarazada hacia el recién nacido y la lactancia materna, es escasa. Este conocimiento es necesario, pues las recomendaciones y medidas que se tomen deben ser con base en evidencia para evitar futuras complicaciones.

La pandemia por COVID-19 puso en el foco de atención a embarazadas y puérperas debido a que pertenecen al grupo de alto riesgo, ya que pueden presentar formas graves de la enfermedad. En este sentido, se han orientado acciones de prevención no solo para mitigar los casos de COVID-19, sino también de otras enfermedades transmisibles materna y neonatal, por lo cual es de suma importancia que se sigan las recomendaciones de la campaña nacional de Sana Distancia, en especial con mujeres embarazadas.

A lo largo de esta contingencia ha surgido preocupación en las madres y futuras madres con respecto a la salud y bienestar de sus hijos y el riesgo de contagio por COVID-19. La inquietud más común es el riesgo de contagio por medio de la lactancia materna. Como diría comúnmente la gente, con la suspensión de la lactancia materna «saldría más caro el caldo que las albóndigas», debido a que son más los beneficios que los probables riesgos de transmisión y de enfermedad ocasionados por SARs-CoV-2.

Diversos estudios realizados demuestran resultados negativos en cuanto a la presencia de este coronavirus en la leche materna, por lo que se concluye que no debería de haber contraindicación para continuar con las prácticas de lactancia materna. En caso de que el bebé tenga que ser trasladado a niveles de atención especializados, se sugiere continuar con la lactancia mediante la extracción de leche materna, e iniciar la lactancia directamente del pecho en cuanto las condiciones lo permitan.

Mientras se esté alimentando al bebé con el seno materno, se deberán de tener en cuenta una serie de recomendaciones para evitar los riesgos de transmisión por secreciones como gotículas (gotitas que se producen cuando alguien tose o estornuda y que contaminan las superficies), por lo que se han establecido las recomendaciones que se describen en el siguiente cuadro.

En caso de que la madre se encuentre incapacitada para lactar directamente del seno materno, será necesario que se haga una extracción manual de la leche o mediante extractor: 1. Es de suma importancia que se realice la extracción de leche con el fin de mantener la producción de la misma, y se pueda reanudar la lactancia cuando se recuperen las madres; 2. Cualquier persona que vaya alimentar al bebé con la leche extraída, no deberá presentar síntomas de infección por COVID-19 y deberá brindar comodidad al bebé; y 3. Se debe utilizar una cucharita o un vasito para que el bebé tome, evitando las mamilas o biberones.

Si una madre con COVID-19, sospechosa o confirmada, no ha podido amamantar por haber estado demasiado enferma o por otro problema de salud, puede empezar a amamantar en cuanto se sienta lo suficientemente bien para hacerlo; no hay un periodo de espera establecido después de haber padecido COVID-19. Asimismo, no hay datos científicos que indiquen que la lactancia modifique el curso clínico de la COVID-19 en las madres.

En caso de que el bebé se encuentre enfermo con COVID-19, se recomienda continuar con la lactancia ya que ayudará a reforzar su sistema inmune, debido a que se transmiten anticuerpos que servirán como un pequeño ejército para defender la salud y el cuerpo de los bebés.

Durante esta pandemia, todas las madres que amamantan o tienen la intención de hacerlo, deben sentirse confiadas de que es la mejor decisión para proteger a sus bebés. Los primeros mil días, desde el embarazo hasta los dos años de edad, son críticos para la supervivencia y nutrición de los niños y niñas.

 

Jhonattan Esquivel Reyes. Estudiante de la Maestría

en Ciencias de la Salud.

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Virginia Angélica Robinson Fuentes. Profesora e

 Investigadora de la Maestría en Ciencias de la Salud

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Ambos en la Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas «Dr. Ignacio Chávez», Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). (2020). «Lactancia materna, esencial durante la pandemia por COVID-19». https://www.insp.mx/avisos/lactancia-materna-esencial-durante-la-pandemia-por-covid-19

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2020). «Preguntas frecuentes: Lactancia materna y COVID-19 para trabajadores de la salud». https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/breastfeeding-covid-who-faqs-es-12may2020.pdf?sfvrsn=f1fdf92c_8