Las especies exóticas ¿una amenaza para los ecosistemas?

Escrito por Valentín Mar Silva y Martina Medina Nava

En el marco de la celebración del Día Mundial de los Humedales, el 2 de febrero de 2021 se anunció la liberación de 15 mil crías de tilapia, una especie de pez exótica de origen africano del género Oreochromis, en un municipio de Tamaulipas. Las personas que liberaron las crías de esta especie, argumentaron que realizaban una intervención para «garantizar el mayor equilibrio en el medio ambiente». Esta acción desató una ola de críticas y llamados de alarma por el potencial efecto negativo de esta especie sobre los peces nativos. En este sentido, en el presente artículo te explicamos cómo la introducción deliberada de organismos no nativos, puede llegar a constituir una amenaza para los ecosistemas. Al final, queremos responder a la siguiente pregunta ¿Son realmente las especies exóticas tan perjudiciales?

La introducción de especies exóticas, «de origen lejano» o que proviene de otro país, lleva a trasladar organismos fuera de su lugar de origen a otro ecosistema. Esta acción la realiza el ser humano de manera deliberada o accidental, con un impacto ecológico en los ecosistemas que al modificar su estructura, puede ser perjudicial para la biodiversidad. De esta forma, se reconoce actualmente que la principal problemática de las especies exóticas es que modifican las poblaciones naturales y, ¡nada vuelve a ser igual!

Debido a que muchas especies exóticas representan plagas perjudiciales como las ratas, cucarachas, palomas, eucaliptos, lirio acuático y una impresionante larga lista de organismos, se ha documentado que juegan un papel determinante en la extinción local o global de especies. En este sentido, es importante reconocer que las actividades humanas son el principal motor de la extinción de especies debido, entre otros factores, a la destrucción de hábitat, sobreexplotación y contaminación. Las especies exóticas aprovechan estos sistemas perturbados, ya que en ellos se pueden establecer mejor debido a que toleran las condiciones que son perjudiciales para las especies nativas. Bajo las condiciones globales de cambios humanos, el efecto de las especies exóticas se intensifica, lo que hace muy complejo estudiar sus efectos y, por lo tanto, representa todo un desafío para enfrentar la crisis de biodiversidad actual y mitigar sus impactos.

Con todo esto, las especies exóticas provocan múltiples efectos y es lo que hace saltar las alarmas en este tema, por una cuestión de cautela. Los impactos que ocasionan ocurren a todo lo largo del proceso, es decir, desde la introducción y hasta el establecimiento de una colonia con una reproducción exitosa que crece en número en el sitio y los alrededores. Diversas especies exóticas pueden llegar a sobre reproducirse, y esto no solo daña al ecosistema, sino también la salud humana y la economía, como ocurre con los organismos que se convierten en plagas. Como ejemplo, tenemos pérdidas millonarias en pesquerías de agua dulce o en ecosistemas terrestres, en bosques y cultivos por la introducción de virus o bacterias.

Las especies exóticas pueden presentar interacciones de competencia y desplazamiento sobre las especies nativas, esto sucede si el alimento y otros recursos no son suficientes para todos. En este escenario, una especie exótica que consume lo mismo que una nativa, puede ser más eficiente para obtenerlo, dando origen a una competencia por los recursos donde una especie es la perdedora, normalmente —aunque no en todos los casos— la nativa. Esto ocurre porque las especies exóticas necesitan alimentarse, espacio para reproducirse, cuidar a sus crías, ya saben, ¡todo aquello que un ser vivo requiere para sobrevivir y multiplicarse! De manera general, una especie exótica exitosa tiene una mayor tolerancia a la degradación del hábitat (contaminación, pérdida física del hábitat) que una nativa, ya que son más resistentes y presentan mayor facilidad de adaptación a condiciones extremas o cambiantes, no tienen reparos para alimentarse de diferentes recursos y, en general, son lo que llamamos «oportunistas». Estas características —a diferencia de las nativas, a las cuales no les van muy bien los cambios—, tienen una larga historia de adaptación a los cambios que por selección natural sucedieron en su sitio de origen.

Cabe señalar que la pérdida de especies por el factor humano, combinado con la introducción de especies exóticas, genera un fenómeno de reemplazo de especies nativas por exóticas conocido como «intercambio biótico», que es muy perjudicial para la biodiversidad, aunque sus alcances y consecuencias a escala planetaria aún no se saben con certeza. Esto se agrava cuando el intercambio tiene lugar con especies invasoras de amplia distribución, porque entonces lo que obtenemos es una homogeneización de los seres vivos. Imaginemos que una región se convierte en un gran campo de cultivo con tan solo un puñado de especies distribuidas por todos lados. Esto es un duro golpe para la diversidad genética, la biodiversidad y para los recursos que esta ofrece, ¡se podría perder en un corto o mediano plazo la megadiversidad de un país como México!

Después de este panorama desolador producido por el efecto de las especies exóticas, volvamos al ejemplo de las tilapias y tratemos de buscar ventajas en su introducción, si es que las hay. Es indudable que esta especie tiene una amplia distribución debido a su consumo y es uno de los recursos acuícolas más valiosos y, por tanto, se produce en gran cantidad. Con esto sería válido pensar que su presencia puede ser aprovechada por los pobladores para consumirla o venderla, pero desgraciadamente no ocurre así. En diferentes experiencias se ha observado cómo inicialmente poblaciones introducidas de tilapia, y otras especies, son adecuadas para el consumo, pero conforme pasa el tiempo y la población se establece, se presenta un fenómeno interesante, y es que sin el control de alimentación, enfermedades y otros factores importantes para el aprovechamiento de las especies introducidas, como podría ser la tilapia, estas empiezan a reproducirse con una talla cada vez menor, produciendo menos carne por lo que dejan de ser un buen objeto de aprovechamiento. La alternativa es clara, si se pretende dar uso para consumo, se debe establecer un plan de manejo que permita de manera controlada su reproducción y producción óptima.

Aunque podríamos pensar que la introducción de estas especies puede beneficiar a las especies nativas al proporcionar organismos que puedan consumir los diferentes depredadores nativos, se sabe que esto no ocurre. Las relaciones naturales suelen ser complejas y ciertamente específicas, por lo que ingresar nuevos organismos puede irrumpir los procesos naturales y los depredadores pueden no identificar como presas a estos organismos o presentar defensas desconocidas para los nativos. En observaciones de campo, a lo largo de la ribera del lago de Cuitzeo, se han encontrado ejemplares de serpientes acuáticas muertas que se alimentan de peces, debido a que, al atrapar tilapias, estas quedan atoradas en su boca. Posiblemente esto se deba a que las tilapias presentan fuertes espinas en las aletas y, al ser agredidas, las extienden para defenderse, un mecanismo que no presentan las presas nativas. Este es un claro ejemplo de cómo una especie introducida puede eliminar a otra en su propio hábitat.

Por último y retomando la pregunta inicial —¿Son realmente las especies exóticas tan perjudiciales?— podemos concluir que sí, las especies exóticas son de cuidado por sus potenciales efectos y no se recomienda introducirlas sin planificación o control, menos en una celebración relacionada con la biodiversidad. Debido a los costos asociados con el manejo de especies exóticas y, en muchos casos a lo difícil de su erradicación, es indispensable prevenir su introducción. Las especies exóticas no son los villanos del cuento, son consecuencia de la degradación humana y, por tanto, es urgente un esfuerzo de educación ambiental dirigido a la sociedad en general y a los tomadores de decisiones sobre los cuantiosos daños y perjuicios que pueden ocasionar a los sistemas naturales.

Para Saber Más: 

Contreras-MacBeath T., Gaspar-Dillanes M.T., Huidobro-Campos L. y Mejía-Mojica H. (2014). «Peces invasores en el centro de México». R. Mendoza y Koleff, P. (Editores), Especies acuáticas invasoras en México. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México, pp. 413-424.

https://www.researchgate.net/publication/289988782_Peces_invasores_en_el_centro_de_Mexico 

Theodoropoulos D.I. (2003). Invasion biology: critique of a pseudoscience. Blythe, California, Avvar Books, pp. 76-141.

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4242384/pdf/mch128.pdf 

Boudjelas S., Browne M., De Poorter M. y Lowe S. (2000). «100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo. Una selección del Global Invasive Species Database». IUCN. http://www.iucngisd.org/gisd/pdf/100Spanish.pdf

 

Dr. Valentin Mar Silva. Laboratorio de Biología Acuática-Laboratorio de Fauna Silvestre, Facultad de Biología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Dra. Martina Medina Nava. Laboratorio de Biología Acuática-Laboratorio de Fauna Silvestre, Facultad de Biología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.