Hasta las primeras dos semanas de febrero de 2021, la COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) en México, autorizó en forma definitiva las vacunas de Pfizer-BioNTech (Comirnaty) y de AstraZeneca, y de manera emergente la vacuna rusa Sputnik V y las de China, la CanSino Biologics y Sinovac. El gobierno de México planeó primeramente la vacunación al personal de salud, para después inmunizar a la población mayor de 60 años y posteriormente a los ciudadanos por grupos, según la edad. Todas estas vacunas se ponen en el brazo, las de Pfizer-BioNTech, AstraZeneca, Sputnik V y Sinovac, deben de administrarse en dos dosis, entre 21 y 28 días después de la primera dosis. Solo la vacuna CanSino Biologics se administra en una sola dosis. Aunque ninguna de estas vacunas ofrece el 100% de inmunidad contra el virus SARS-CoV-2, todas ellas lo hacen por arriba del 70% por lo que son consideradas altamente efectivas. La vacuna de Pfizer-BioNTech es del tipo de ARN mensajero (ARNm), que a diferencia de las vacunas tradicionales, no se inyecta un virus atenuado o inactivo, sino que se transmite información genética para que nuestras células expresen la “proteína Spike” y de esta manera se produzcan anticuerpos contra ella y se evite que el virus se ancle y se replique. Este tipo de vacunas son realmente uno de los avances más innovadores de la biotecnología moderna para la salud humana. Las vacunas que usan vectores adenovirus, como la de AstraZeneca, Sputnik V, CanSino Biologics y Sinovac, están constituidas por virus neutros inofensivos e incapaces de generar una enfermedad, ya sea de chimpancés o de humanos, que llevan una proteína de SARS-CoV2, que inducen a la producción de anticuerpos para reconocer y atacar al coronavirus. Además de estas vacunas, la CureVac de Alemania, del tipo ARNm, inició en México la fase clínica 3, y es susceptible de ser aceptada en el programa de vacunación en nuestro país.