Recientemente, esta noticia comunicada por el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (Sofia, Stratospheric Observatory for Infrared Astronomy), confirmó la presencia de agua en diversos sitios de cráteres de la superficie lunar. SOFIA, por sus siglas en inglés, tiene un telescopio infrarrojo aerotransportado, montado en un avión, el más grande de su tipo en el mundo, con el que pudo aseverarse este descubrimiento, como resultado de sus investigaciones que por más de 15 años se realizan y que fueron publicados en dos artículos de la revista Nature Astronomy (https://www.nature.com/articles/s41550-020-01222-x y https://www.nature.com/articles/s41550-020-1198-9).
En éstos, se describe que las moléculas de agua fueron descubiertas dentro de los granos del suelo lunar en las partes iluminadas de la superficie, estimando una abundancia de aproximadamente 100 a 400 microgramos de agua por gramo de suelo, con una distribución hasta ahora considerada local y probablemente que no sea un fenómeno global. Se sugiere que las moléculas de agua detectadas están almacenadas dentro de vasos o en vacíos entre granos protegidos del duro ambiente lunar, lo que permite que el agua permanezca en la superficie lunar. Con el modelo de estudio utilizado, se estima la existencia de unos 40 000 kilómetros cuadrados, espacios lo bastante fríos, que albergan hielo, casi un 20 por ciento más de lo pensado.
Este descubrimiento es esencial para los futuros humanos que viajen a la luna y más allá, como la próxima misión Artemis de la NASA, un proyecto de habitar la luna. La presencia de agua y hielo sugiere que podría ser posible explotar este recurso para convertirlo en combustible, reduciendo la carga de los futuros viajeros espaciales en sus aventuras más allá de nuestro planeta.