Los estudiantes Jimena Chávez Velasco, Juan Pablo Zamudio Salazar y Manuel Lucas Mateo, del Liceo Michoacano en Morelia; preparatoria incorporada a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), participaron en el Premio Nacional Juvenil del Agua 2017 con el proyecto “Remoción de arsénico de disoluciones acuosas utilizando micropartículas de semillas de guayaba", ganando el primer lugar, lo que les da el derecho de acudir a la competencia internacional a realizarse en Estocolmo, Suecia.

El Premio Nacional Juvenil del Agua, es una convocatoria publicada anualmente por la Academia Mexicana de Ciencias, que otorga el gobierno de Suecia, con el propósito de que los estudiantes de bachillerato participen y propongan un proyecto de investigación. El premio fue entregado este 15 de junio en la Embajada de Suecia en México, con ello, obtuvieron el pase para competir en el marco de la Semana del Agua en Estocolmo, Suecia, en agosto próximo, donde participan jóvenes de diferentes países con propuestas innovadoras sobre la conservación, limpieza y tratamiento del agua, todo con el objetivo de seleccionar al mejor proyecto de investigación sobre el manejo sustentable del líquido vital.

El proyecto consiste en el aprovechamiento de la semilla de guayaba para remover arsénico del agua, uno de los contaminantes más dañinos que existen, investigación realizada en su totalidad en la cuenca del Lago de Cuitzeo bajo la asesoría de la Dra. Ruth Alfaro Cuevas, investigadora de la Facultad de Ingeniería Química de la UMSNH. Los resultados son muy alentadores ya que se probó la eficiencia de la remoción de arsénico con el uso de micropartículas de semillas de guayaba, tanto naturales como magnetizadas; se obtuvieron buenas eficiencias de remoción de aproximadamente un 80% en tiempos cortos (alrededor de 150 min) para las micropartículas naturales, las magnetizadas tuvieron eficiencias menores en ese tiempo.

El Premio Nacional Juvenil del Agua 2017 pretende fomentar la conciencia y el conocimiento sobre el valor y la situación del agua entre los jóvenes de entre 15 y 20 años de edad, así como estimular el interés de la investigación para conservar dicho recurso.

Los seres humanos tenemos una particular afición por el verde, consideramos que todos los ecosistemas y todos los sitios a donde vamos deberían ser verdes, sin embargo, nuestro biodiverso planeta Tierra dista mucho de serlo. En épocas recientes hemos transformado todo de tal manera que lugares que antes eran “cafés” es decir los desiertos, los matorrales y en general las zonas áridas y semiáridas, hoy en día parecen verdes. Lo cual implica que los humanos hemos invertido muchísima agua y energía para que esto ocurra.

Con el cambio climático además de estas zonas modificadas en las regiones áridas, los hielos perpetuos del Ártico y la Antártida se están volviendo también verdes. Esta noticia podría parecer buena, es decir, que una porción más grande de la Tierra está haciendo fotosíntesis y por lo tanto, se está generando más oxígeno y podríamos producir alimentos en un mayor fragmento del territorio. A pesar de que esto si es verdad, también lleva consigo modificaciones importantes en los procesos ecosistémicos y en los ciclos biogeoquímicos que ocurren en los polos, se derriten los polos y por lo tanto hay más agua disponible y se liberan todos los minerales que estaban albergados en el hielo.

Otro efecto inesperado del reverdecer del ártico que se ha observado recientemente, es que las poblaciones de grandes herbívoros nativos como los Caribús, se han visto disminuidas. Al parecer las plantas nuevas que están colonizando estos sitios no son del agrado de los herbívoros. ¿Cómo puede ser esto?, resulta que las nuevas especies colonizadoras son arbustos que tienen defensas en contra de los herbívoros, éstas no son apetitosas para ellos puesto que sus hojas presentan compuestos tóxicos, de tal manera que una vez que llegan los arbustos pueden crecer sin límites porque nadie las regula, mientras que las otras plantas que normalmente se encontraban ahí (hierbas, musgos y pastos) al ser preferidas por los grandes herbívoros, no crecen mucho. Entonces lo que podría parecer benéfico para estos animales en realidad es todo lo contrario. En un artículo aparecido en la revista Science Advances recientemente se documentan estas fluctuaciones poblacionales de los caribús en once poblaciones independientes que habitan en diferentes lugares del Ártico, entre Alaska, Canadá y Noruega; en todos los sitios estudiados el número de caribús va a la baja y el índice de verdor ha aumentado. Por ello, los autores concluyen que el verde no siempre es vida.  

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2017. Fauchald, T. Park, H. Tømmervik, R. Myneni, V. H. Hausner. 2017. Arctic greening from

warming promotes declines in caribou populations. Science Advances 3, e1601365.

DOI: 10.1126/sciadv.1601365