A menudo pensamos que la ciencia poco o nada tiene que ver con las artes. Pero, no es ni nunca ha sido así. Pues ambos son productos de una cultura y de un momento. Uno de los ejemplos más sobresalientes es el hecho de la aparición del movimiento artístico conocido como cubismo al mismo tiempo que Einstein desarrollaba al Teoría de la Relatividad. Así se explican las pinturas cubistas como las de George Braque y Pablo Picasso en que se busca retratar un objeto en el tiempo; es decir se busca captarlo desde diferentes perspectivas como si uno caminara dándoles vueltas o, en el caso de un retrato, la persona se moviera. En la pintura se retrata de frente y de perfil reflejando las diferentes perspectivas.
En el caso de la arquitectura hay algunas relaciones obvias con la ciencia, como es el caso del desarrollo de nuevos materiales a partir de estudios científicos. Pero, lo que ha interesado en los últimos años es ver cómo algunos conceptos de la ciencia se traducen en nuevas formas; tal es el caso de la teoría del caos y la noción de fractal que han dado mucho de qué hablar en arquitectura.
Aunque el fractal es un concepto matemático complejo, aquí se puede entender como un patrón repetitivo auto-similar; esto quiere decir que una misma forma se repite al observar la naturaleza en diferentes escalas. Los ejemplos más comúnmente citados son las copias de nieve o la costa del mar. Benoit Mandelbrot acuñó el término en 1975 y él mismo observó su relación con arquitectura. Consideró que el ser humano tenía un gusto natural por las estructuras fractales, es decir, le gusta observar cierta variedad en las formas y su repetición en diferentes escalas. Por lo mismo, criticó a la arquitectura moderna, comparando un edificio como el Seagrams de Mies van der Rohe, con edificios clásicos que tienen elementos decorativos que en la arquitectura contemporánea hay numerosos ejemplos de diseños que retoman este concepto con la intención de hacer réplica de una forma a diferentes escalas. Christopher Alexander con varios colegas ha estudiado los patrones en objetos artísticos y edificios para argumentar a favor de su recuperación en la arquitectura. Sus seguidores retoman las arquitecturas tradicionales para crear conjuntos que consideran más adecuados al gusto humano. Un ejemplo de la aplicación de esta idea es el conjunto diseñado por Rob Krier para Alessandria en Italia y otro el conjunto de Poundsbury en Inglaterra que arremeda la arquitectura vernácula de la región.
Pero no todas las propuestas “fractales” son tradicionales. Algunos proyectos como la controvertida propuesta de Daniel Libeskind para la ampliación del Museo Albert y Victoria en Londres y el Museo Judío el Berlín se han descrito como arquitectura fractal. En ambos casos el diseño parte de la idea de replicar una misma forma en distintas escalas pero con formas geométricas agresivas que el mismo arquitecto considera reflejan teorías complejas.
El fractal no es el único concepto que ha sido retomado por los arquitectos; hay quienes ven en diseños contemporáneos diversas nociones provenientes de la ciencia desde referencias a los atractores extraños, a la idea de emergencia súbita o de los superhilos. Creo que más que buscar relaciones directas, hay que entender a la arquitectura como una expresión de su momento histórico. En este sentido, ahora que se tiene una visión menos lineal y más compleja en la ciencia no debe sorprendernos observar esa complejidad en los edificios.
Para leer más: Charles Jencks, Architecture of the Jumping Universe, Londres: Academy Editions, 1997. Traducción al castellano disponible en:
http://composicionarqdatos.files.wordpress.com/2008/09/charles-jencks_la-arquitectura-en-un-universo-cambiante.pdf
Dra. Catherine Ettinger, Facultad de Arquitectura de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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