A casi todos, cuando niños nos gustaban los dinosaurios. Si bien, la mayoría los olvidó cuando creció, la curiosidad por estas bestias permanece dormitando en la adultez. Es por ello que las noticias y películas sobre ellos tienen tanto éxito.
La mayoría tenemos más o menos claro qué es un dinosaurio o al menos, eso es lo que creemos. De forma casi instintiva caracterizamos a un dinosaurio como un reptil extinto de talla enorme. Esta definición no es del todo correcta, pues incluiría muchos reptiles prehistóricos grandes que no eran dinosaurios y de hecho, no todos los dinosaurios han muerto. Bien, entonces ¿qué es un dinosaurio?
Comencemos explicando el significado de la palabra dinosaurio. Éste es un vocablo compuesto de dos raíces de origen griego, la primera (deinós), significa “terrible” y la segunda (sauros), significa lagarto, por lo que dinosaurio significa literalmente “lagarto gigante”. Este término fue inventado en 1841 por Sir Richard Owen y fue presentado durante una reunión anual de la Asociación Británica para el Progreso de la Ciencia. El grupo Dinosauria, originalmente agrupaba a los tres únicos dinosaurios conocidos: Megalosaurus, Iguanodon e Hylaeosaurus, todos de Inglaterra. Pronto, los científicos resucitarían dinosaurios en casi todos los rincones de la tierra y el árbol familiar de los dinosaurios se ampliaría.
Para cuando los dinosaurios llegaron a los medios ya eran las estrellas de los museos, la gente hacía filas inmensas para ver los monstruosos esqueletos montados. Incluso protagonizaron el primer parque temático del mundo en 1853 con la exhibición del Crystal Palace en Londres, exhibición que aún existe, pero reubicada, pues la original sufrió bajo las llamas de un incendio. No hizo falta esperar mucho tiempo para que el naciente séptimo arte acogiera a los dinosaurios bajo su regazo y tan sólo a treinta años de la invención del cine, estos reptiles se hicieron estrellas de las pantallas. Su imagen monstruosa se hizo presencia y aún hoy, esos monstruos viven en los rollos del cine contemporáneo.
Otros monstruosos reptiles extintos ya eran conocidos en aquella época y los medios, carentes de la información suficiente, los convirtieron en 'dinosaurios'. Algunas de estas pobres víctimas llegan a nuestros días en bolsitas con figuras de plástico que portan la etiqueta “dinosaurios”. Algunos de ellos ni siquiera vieron a un dinosaurio vivo. Por ejemplo el famoso Dimetrodon, un reptil parecido a un mamífero con vela en el lomo, antecede a los dinosaurios por más de 41 millones de años. Este lapso es tan grande que hace exactamente el mismo tiempo, las ballenas tenían patas, los murciélagos tenían dedos con garras, los caballos tenían el tamaño de un perro y nuestros ancestros eran similares a los actuales lémures.
Otras víctimas de la 'dinosaurización' son los reptiles marinos, apodados “dinosaurios marinos”. Criaturas que en realidad están más cercanamente emparentadas a las actuales lagartijas que a los dinosaurios. Entre ellos lucen los ictiosaurios, reptiles semejantes a delfines que, al igual que éstos parían vivas a sus crías. También figuran los plesiosaurios que identificaremos fácilmente con el mítico monstruo del Lago Ness. Y junto a ellos ocupan un lugar los mosasaurios, reptiles cercanos a los actuales varanos y serpientes. Todo un saco de “dinosaurios” que en realidad, no lo son. Podemos decir que el grado de parentesco entre estos reptiles y los dinosaurios es casi de la magnitud del parentesco que tenemos con un ornitorrinco. Cabe aclarar, que ningún dinosaurio era totalmente acuático, en realidad todos eran terrestres con algunos aficionados a chapotear, pero nada más.
Las víctimas finales de esta confusión son en realidad primos cercanos de los dinosaurios y son conocidos como “dinosaurios voladores”. Los científicos llaman a este grupo de reptiles volantes Pterosaurios (la 'p' no se pronuncia), aunque la gente los llame 'terodáctilos'. Término erróneo, pues un terodáctilo es sólo un tipo de pterosaurio y en realidad, existieron muchísimos. Los verdaderos dinosaurios voladores son las aves, pues estas graciosas criaturas son descendientes directos de pequeños dinosaurios bípedos cubiertos de plumas. Los pterosaurios, que fueron los primeros vertebrados en alzarse hacia los cielos no eran dinosaurios.
Para no continuar con la inmensa lista de qué no es un dinosaurio, mejor pasemos ipso facto a definir de forma científica esta palabra y para ello, excluiremos artificialmente a las aves, de forma que definiremos en realidad lo que es un dinosaurio no aviano. Un dinosaurio fue un reptil terrestre que poseía una postura erguida (es decir, que tenía las patas justo debajo del cuerpo, en vez de a los lados como lagartijas y cocodrilos), que tenía un acetábulo (hueco de la cadera donde se inserta el fémur) totalmente perforado y que vivió del Triásico tardío al Cretácico tardío, de hace 228.7 a 65.5 millones de años. Si una criatura no cumple con estas condiciones, por más bella y 'dinosauriana' que parezca, no es un dinosaurio.
Otra definición que considera el hecho evolutivo y que le da importancia para la definición de grupos a partir de su árbol filogenético (una especie de árbol genealógico) dicta que un dinosaurio es: cualquier criatura incluida desde el último ancestro común entre Passer domesticus (el gorrión común) y Triceratops horridus (el famoso dinosaurio con tres cuernos). Cuando miramos un árbol filogenético de dinosaurios (que incluya aves) nos damos cuenta que esta definición dibuja un gran cono que abarca en realidad a todos los dinosaurios que existen y que han existido desde hace cientos de millones de años.
Así pues, con estas dos definiciones podemos tomar a los bichos de las bolsitas de animalitos prehistóricos y descartar a todo lo que no sea un dinosaurio. Para los científicos existen más de 20 características anatómicas finas que identifican a un dinosaurio, pero para nosotros, estas definiciones sirven bastante bien y nos acercan a estas magníficas bestias del Mesozoico.
M. en C. Roberto Díaz Sibaja, Facultad de Biología, Laboratorio de Paleontología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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