Limacos o babosas del jardín para estudiar la regeneración

Escrito por Jessica Trujillo-Barrientos y Alfredo Varela-Echavarría

ARTÍCULO

Limacos o babosas del jardín para estudiar la regeneración

Jessica Trujillo-Barrientos y Alfredo Varela-Echavarría
Año 14 / Número 79 / 2025
RECIBIDO: 11/11/2024; ACEPTADO: 30/11/2024; PUBLICADO: 14/02/2025

Resumen

La regeneración en animales es un proceso fascinante por el que se restauran tejidos, órganos o extremidades, seguido de su integración funcional con los tejidos preexistentes. La mayor parte de la investigación en regeneración se ha centrado en pocas especies de invertebrados y en algunos vertebrados. En cambio, en los moluscos y en particular en los gasterópodos (babosas y caracoles), los mecanismos que regulan su notable capacidad regenerativa son prácticamente desconocidos. Por la facilidad para su mantenimiento en el laboratorio, la babosa de jardín Deroceras laeve es una especie de gran potencial para su estudio y en este artículo te hablamos de la regeneración en ella.

Palabras clave: Deroceras laeve, gasterópodo, molusco.

Jessica Trujillo-Barrientos
Estudiante de Doctorado en Ciencias Biomédicas,
Instituto de Neurobiología,
Universidad Nacional Autónoma de México.
Querétaro, México.
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Alfredo Varela-Echavarría
Investigador titular del Instituto de Neurobiología,
Universidad Nacional Autónoma de México.
Querétaro, México.
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Las babosas o limacos son moluscos terrestres

Las babosas son moluscos terrestres, también conocidos como limacos. Tienen un cuerpo alargado, blando y pegajoso que carece de concha protectora y que se desliza dejando una huella de baba transparente. Los limacos son gasterópodos y, al igual que sus parientes con concha, los caracoles de tierra, tienen dos pares de tentáculos que pueden retraerse en su cabeza. El par superior tiene ojos en su extremo y el inferior les permite detectar alimentos y superficies en su entorno. Estos animales se encuentran en zonas húmedas de jardines y parques y se alimentan principalmente de materia vegetal. Como necesitan la humedad para evitar la sequedad, desaparecen de jardines en periodos secos, refugiándose en zonas profundas y húmedas del suelo y aparecen nuevamente en periodos de lluvia.

En general, los moluscos constituyen uno de los grupos de animales más grandes en número de especies, superado solo por los artrópodos como los insectos, arañas y cangrejos. Los moluscos son organismos de tamaños muy variados, y van desde los microscópicos hasta el colosal calamar gigante, un cefalópodo que llega a medir el equivalente en longitud a dos autobuses, uno frente al otro. Además de gasterópodos y cefalópodos, otros moluscos son los bivalvos como las almejas y las ostras. Estos tres grupos, en conjunto, son los moluscos más abundantes tanto en tierras como en mares del mundo, mostrando una alta diversidad de formas y colores, a la vez que ocupan diversos ambientes.

 

 

Los moluscos como herramienta de estudio de la regeneración

Por sus características, diversos moluscos, como el calamar gigante y la liebre o babosa marina, han sido de gran utilidad para estudios científicos que han permitido entender cómo se transmiten impulsos nerviosos y cómo funciona la memoria. Esto, a su vez, ha ayudado a la comprensión del funcionamiento del cerebro humano. Diversas especies de caracoles terrestres y limacos también se estudian, ya que son vectores de parásitos que causan enfermedades en humanos o animales de granja, o porque son plagas de especies vegetales en cultivos.

Sin embargo, una de las características más impresionantes que poseen los moluscos, es su capacidad regenerativa. Se ha podido comprobar que la mayoría de estos animales pueden regenerar estructuras completas de su cuerpo, incluyendo su sistema nervioso. El equivalente sería que nosotros pudiéramos reconstruir un brazo, una pierna o hasta nuestros órganos internos, incluido nuestro cerebro.

En particular, es conocido que los gasterópodos pueden regenerar diversas partes de su cuerpo. Las babosas pueden no solo regenerar su sistema nervioso, sino también restablecer conductas específicas después de cierto tiempo de haber sido dañadas. Es cierto que son animales mucho más sencillos que los mamíferos y su sistema nervioso central consta de un anillo de ganglios (cúmulos organizados de neuronas y células de soporte), en los que tanto la información exterior como la interior, es procesada y genera una respuesta.

Su conducta también es mucho más simple comparada con la nuestra, pero, el que sean capaces de llevar a cabo estos procesos regenerativos en los que neuronas completas y sus conexiones son restablecidas, es algo casi impensable en muchos otros animales. Por este motivo, su estudio es muy relevante, no solo para aprender sobre sus características únicas de regeneración, sino también para descubrir claves de este fenómeno y explorar su posible uso para tratar enfermedades que aquejan al cerebro y al sistema nervioso de muchas personas.

 

 

Regeneración: de los primeros estudios hasta hoy

Los primeros estudios conocidos de la regeneración en animales son del siglo XVIII, por lo que se puede considerar como la época en la que se establecieron las primeras visiones científicas de la regeneración. En los primeros tratados se abordó la regeneración en insectos, el cnidario Hydra y en algunos gusanos. Uno de los pioneros en este campo fue Lazzaro Spallanzani quien, en una carta escrita al también naturalista Charles Bonnet en 1766, y en su obra Prodromo de 1768, describió la regeneración de la cola de ranas, extremidades de salamandras, lombrices de tierra y caracoles. En estos últimos, Spallanzani hizo amputaciones de estructuras de la cabeza como tentáculos y partes del complejo bucal, además de amputaciones de la cola.

En todos los casos, observó su regeneración hasta una apariencia y talla normal. Estudios posteriores han consolidado el estudio de la regeneración animal usando algunas de las mismas especies y otras nuevas. Algunas de las más utilizadas en la actualidad son Hydra, la planaria Schmidtea mediterranea y la salamandra endémica del Valle de México, Ambystoma mexicanum. El estudio de estas especies se ha visto potenciado con el dramático crecimiento de las ciencias genómicas como consecuencia del desarrollo de tecnologías de gran poder para secuenciar y analizar genomas, a la vez que se descifra el funcionamiento de genes en diferentes procesos.

En referencia a los gasterópodos, desde los estudios tempranos de Spallanzani y por estudios más recientes, se sabe de su alta capacidad de regeneración de diversas partes del cuerpo. Una especie de babosa marina puede, incluso, regenerar todo el cuerpo a partir de su cabeza. A pesar de ello, los mecanismos celulares y moleculares subyacentes son sorprendentemente poco conocidos.

Construyendo un modelo de regeneración con babosas de jardín

Para poder estudiar la regeneración en gasterópodos se requiere identificar a alguna especie que se pueda reproducir fácilmente en el laboratorio, que permita su manipulación experimental y de la que se conozca su anatomía y su genoma. Adicionalmente, es deseable que tal especie esté al alcance de grupos de investigación en muchas partes del mundo para que se extienda su estudio. Si podemos lograr lo anterior, tendríamos un nuevo modelo de estudio de la regeneración.

Una especie que reúne las características citadas es la babosa o limaco (Deroceras laeve). Esta especie es originaria del norte de Europa, la cual, por actividades humanas, está presente ahora en zonas urbanas de todos los continentes, excepto en la Antártida. La amplia distribución de esta especie es probablemente debida a su gran capacidad de adaptación a diversos ambientes, lo que también permite establecerla con gran facilidad en condiciones de laboratorio.

Estas características, desgraciadamente, la hacen también una plaga para diversos cultivos de importancia económica en diversas regiones del planeta. Sin embargo, por el conocimiento de otras especies de gasterópodos terrestres, se espera que esta especie regenere al menos sus tentáculos, su cola, su sistema nervioso, su intestino y su corazón. La ausencia de una concha externa permite además manipulaciones y experimentos que no son posibles con caracoles.

De esta especie de babosa, se conoce su anatomía general y su histología, lo que puede servir de base para analizar los cambios morfológicos que ocurren durante la regeneración de diversos órganos y tejidos. En paralelo, la secuenciación de su genoma y la identificación de los genes de esta especie, permitirán el análisis de los mecanismos que determinan la dinámica de su regeneración. Por otra parte, el desarrollo o adaptación de métodos de identificación de tipos celulares específicos, complementará el repertorio analítico necesario para su estudio.

Finalmente, lo que permitiría consolidar a esta especie como modelo sería el desarrollo de herramientas para la modificación de su genoma. Al respecto, existen métodos de modificación genómica para muchas especies animales con la tecnología CRISPR-Cas9 (técnica de edición genética), lo que hace que el desarrollo de estos en este tipo de babosa, sean factibles en el futuro cercano. Esto permitiría, entre otras cosas, generar líneas genéticamente modificadas, inactivando genes o marcando genéticamente linajes celulares específicos con proteínas fluorescentes que estén implicadas en los procesos de regeneración.

Con el establecimiento de la babosa o limaco (D. laeve) como especie modelo, será posible estudiar los procesos celulares y las redes de genes que regulan la regeneración en gasterópodos y entender si sus mecanismos son similares o diferentes de los de otras especies que también tienen la capacidad de regenerar todas o algunas de sus partes, como las planarias, el ajolote o los reptiles que pueden regenerar su cola.

Las consideraciones descritas y la proyección hacia el futuro del potencial de D. laeve, revelan a los moluscos del jardín como un claro ejemplo de que los organismos simples pueden llegar a ser de extraordinaria trascendencia.

 

Borredà V. y Martínez-Ortí A. (2021). Listado comentado de las babosas terrestres de la Comunidad Valenciana (España). Zoolentia, 1, 17-38. https://doi.org/10.5281/zenodo.5774956

 

SlugAtlas. Un atlas histológico y anatómico de las babosas terrestres Deroceras laeve y Ambigolimax valentianus. https://slugatlas.lavis.unam.mx

 

Tsonis P.A. y Fox T.P. (2009). Regeneration according to Spallanzani. Developmental Dynamics, 238(9), 2357-2363. https://doi.org/10.1002/dvdy.22057