Mucho se ha dicho sobre la importancia de la seguridad alimentaria a nivel mundial, pero la realidad es que, en muchos países, poco se hace al respecto, ya que tener seguridad alimentaria se alcanza cuando «todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana». Lo anterior, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), en donde se usó este término por primera vez en 1996.
¿Qué se requiere para que haya seguridad alimentaria?
Aunque hay mucha discrepancia sobre la aplicabilidad de este término, ya que, para que esto se cumpla, se necesitan de ciertos requisitos básicos, te lo explico en tres puntos:
Punto 1. Una distribución normal del consumo de los alimentos de la población. Es decir, que todos tengan el mismo acceso a los alimentos y no solo una pequeña proporción de la población.
Punto 2. Un alto aprovechamiento de los alimentos disponibles a la población con bajas pérdidas o mermas de alimentos o en su cadena de producción.
Punto 3. Acceso al consumo de alimentos de calidad e inocuidad nutricional.
En este último punto nos centraremos, ya que hablar de calidad e inocuidad de los alimentos es uno de los desafíos actuales en nuestro país. En los últimos años, la oferta de productos alimenticios va en aumento y con ello un incremento de consumo en los mismos. Quienes nos dedicamos al ámbito de la nutrición, nos enfrentamos a una diversidad de productos considerados «calorías vacías», que se caracterizan por ser productos con un alto contenido de energía y pobre contenido nutricional, o en ocasiones sobrepasan la cantidad permitida de ciertos nutrientes como el sodio, entre otros.
Pero, ¿por qué las personas en México optan por su compra?
La respuesta es muy sencilla: son los productos del mercado con bajo costo, por esta razón, su compra es muy común. Para ejemplificar, México, según datos de la Universidad de Yale (Estados Unidos de América), es el mayor consumidor de bebidas gaseosas (refrescos) a nivel mundial, con un promedio de 163 litros por persona al año. Otro claro ejemplo, es que en nuestro país existe un alto consumo de cereales simples (ricos en azúcar y grasa), como galletas y frituras, que se caracterizan por ser porciones muy pequeñas con exceso de calorías.
Existe una normativa muy específica como la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010, por cierto, modificada en 2020, que tiene como objetivo informar a la población sobre el contenido de nutrientes en los alimentos, pero fácil de entender. Nuestra opinión sobre esta estrategia es que, aunque tiene un objetivo muy bueno, aún no ha logrado disminuir el mayor problema de salud pública en nuestro país: la obesidad, tanto infantil como en adultos, pero debemos darle más tiempo. Todos los consumidores necesitan, al menos, estar alertados con respecto al producto y características de lo que están consumiendo, información que les permitirá tomar las decisiones más acertadas en materia nutricional. En materia de advertir, ya se cumplió, ya dependerá de cada consumidor la decisión final de adquirir o no el producto.
Entonces, si ya existe normativa ¿Cuál es el problema? El principal problema es que los consumidores decidan tener una nutrición óptima, decisión que es personal y muy poco puede hacerse en materia legislativa. La percepción de comer sano, en la mayoría de las personas, es muy arcaica y poco acertada, pues se piensa que es gastar mucho dinero y esfuerzo, y es por esta razón que muchos claudican, o ni siquiera consideran esforzarse por tener una buena nutrición.
Entonces, ¿cómo podemos aspirar a tener seguridad alimentaria?
En los siguientes párrafos te explico cómo se pueden aplicar algunos consejos prácticos que promueven buenas prácticas en materia nutricional y, por tanto, que favorezcan la posibilidad de alcanzar seguridad alimentaria para ti y tu entorno familiar.
Tip 1. Aplica las leyes de la nutrición. En la siguiente figura te muestro lo que sería una perspectiva general acertada de lo que consiste tener una nutrición óptima diaria que, de ponerla en práctica, estaríamos un paso más cerca de considerar que tenemos seguridad alimentaria de acuerdo al punto 3, anteriormente descrito. Nos centramos precisamente en este punto, ya que es el que cada persona, en su raciocinio emocional, podría, en teoría, poner en práctica de manera más fácil y a la brevedad. ¡Pongámoslo en claro! Entendámoslo con emojis ¿Qué es una nutrición óptima? Analicemos la figura A.
Una nutrición óptima es aquella que cumple con las leyes fundamentales de la nutrición:
Ley Suficiente: Cantidades de consumo que garanticen las necesidades de energía y nutrientes: «Satisfecho, no lleno».
Ley completa: Que contenga los tres grupos principales: carbohidratos como los que encontramos en cereales, frutas y verduras; proteínas de origen animal o vegetal, y, grasas vegetales y animales. En la siguiente figura se muestra un claro ejemplo, la imagen muestra el concepto de Plato saludable que contiene los grupos principales de nutrientes en un porcentaje de distribución adecuado.
Ley Variada: Diferentes alimentos entre cada comida, diferentes tipos de cocciones o recetas.
Ley equilibrada: Además de contener los tres grupos principales, que estos se encuentren en buenos porcentajes de consumo.
Ley adecuada: De acuerdo al sexo, edad, estado actual, actividad física.
Ley inocua: Se refiere a que lo que se consuma, no perjudique la salud en cantidad o calidad.
Tip 2. Planear un menú semanal. Por mucho que nos propongamos comer más sano, cuando vamos al supermercado para hacer las compras, si no vamos con una lista cerrada y planeada, es fácil caer en la tentación de comprar los alimentos de manera azarosa, arruinando nuestro propósito e incrementando el gasto.
A.Elige platillos de acuerdo a tus necesidades de vida y tiempo, siempre y cuando cumplan con las características del plato saludable.
B.Prefiere ingredientes costeables para la elaboración de tus platillos. Utiliza mayormente alimentos básicos de consumo, por ejemplo, guayaba en vez de pitahaya. Son del mismo grupo, pero su costo es muy diferente, uno lo encuentras todo el año y el otro solo en alguna temporada.
C.Reutiliza ingredientes sobrantes a lo largo de la semana.
D.Recuerda comprar productos de buena calidad y evita productos dañados, mal almacenados, próximos a caducar o golpeados.
E.Compra un pequeño gusto por semana, pero contémplalo en tu planeación.
Tip 3. Conoce, lee las etiquetas y sellos nutricionales y elige la mejor opción. En la siguiente figura se muestra un breve resumen del significado de los sellos frontales que, por norma (NOM-051), ahora deben llevar tus alimentos. Se observa que cada uno de ellos debe estar presente ante ciertas condiciones.
Los sellos ofrecen la advertencia, mientras que la etiqueta muestra la cantidad de calorías, carbohidratos, grasas, fibra, proteínas, vitaminas y minerales por ración de un alimento, esto permite que sea más evidente comparar el valor nutricional de productos similares, ya que marcas diferentes de los mismos alimentos muestran que la información nutricional puede variar mucho. Por ejemplo, una marca de salsa de tomate o aderezos, quizás aporte mayor cantidad de calorías y azúcar en comparación a otra marca para el mismo tamaño de ración.
Tip 4. Organiza un presupuesto semanal o mensual. El primer paso para este objetivo es conocer tus gastos correspondientes al consumo de alimentos en la semana. Puedes iniciar revisando tus estados de cuenta, recibos y pagos para darte un aproximado del monto total que destinas a este gasto, incluyendo salidas a comer o pedidos de comida a domicilio.
Para delimitar tu presupuesto, hay que utilizar el procedimiento de «Ensayo y error», lo cual te permitirá analizar el tipo de alimentos que compras con mayor frecuencia y sus costos. Además, podrás considerar si su compra a mayoreo es conveniente.
Con esta información, podrás obtener una cifra más acertada de cuánto puedes gastar en tu despensa y deberás adaptarte a ese monto, repartiendo su total entre despensa y pedidos fuera de casa. Si quiere evitar gastar fuera de casa, considera el uso de «cajas Bento», una excelente herramienta que te permitirá llevar tu comida fuera, maximizando así el uso de tu despensa y minimizando gastos en comida externa que, regularmente, no siempre es muy nutritiva o saludable.
Estos tips básicos, pero claves, te ayudarán a aspirar a un verdadero estado de bienestar que garantice la seguridad alimentaria para ti y tu familia.
Karen Fabiola Tena-Rojas. Laboratorio de Biotecnología Alimentaria, Facultad de Farmacología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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Héctor Eduardo Martínez-Flores. Laboratorio de Biotecnología Alimentaria, Facultad de Farmacología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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Sierra-Tobón L.M. (2020). Etiquetado nutricional frontal y su impacto en la salud pública. Consideraciones bioéticas. Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo, 4(3), 26-34. https://revistanutricionclinicametabolismo.org/index.php/nutricionclinicametabolismo/article/view/214/439
Mundo-Rosas V., Unar-Munguía M., Hernández F.M., et al. (2019). La seguridad alimentaria en los hogares en pobreza de México: una mirada desde el acceso, la disponibilidad y el consumo. Salud Pública de México, 61(6), 866-875. https://www.saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/10579/11819