El mundo a través de los ojos de otros
¿Alguna vez te has preguntado cómo sería ver el mundo a través de los ojos de una hormiga? Esos pequeños organismos que viven ocultos en la hojarasca, que anidan en árboles o bajo la tierra y que son sensibles a cualquier fenómeno (acción/hecho) que altere su hábitat. ¿Qué tal ser un elefante?, un animal enorme que se mueve muchos kilómetros para encontrar refugio, alimento y pareja. Cada uno de estos animales depende de las características de los lugares donde vive, de su tamaño y de qué tan lejos se pueden mover de sus nidos o de sus manadas, y lo que para uno podría ser perjudicial, para otro podría no afectar tanto.
Por ejemplo, una tormenta que puede inundar el nido de la hormiga, para el elefante no representa un peligro. Entonces, si todos percibimos el mundo de diferente manera, ¿cómo podemos estudiar adecuadamente a seres vivos tan variados? Una forma de hacerlo es recurriendo al uso de escalas de espacio o de tiempo, es decir, a la escala ecológica.
¿Qué es la escala ecológica?
La escala ecológica es la delimitación de un espacio físico o temporal de una especie, como la hormiga, el jaguar o el elefante, o de un proceso de nuestro interés, como puede ser la búsqueda de alimento. La escala tiene dos componentes importantes: la extensión, que es el área de observación del fenómeno ecológico que nos interesa conocer; y el grano, que se refiere al grado de resolución o a la unidad de estudio de ese fenómeno, es decir, es la unidad mínima en donde se presenta la especie o el fenómeno que nos interesa.
En la siguiente figura te mostramos las diferencias en extensión y grano. En los paneles A y B se mantiene el tamaño de extensión, pero no de grano; en B el grano es mayor. En A y C el tamaño de grano es igual, pero la extensión es mayor en C. La extensión y el grano son diferentes entre A y D, pero también son diferentes entre B y C. La mayor extensión y el mayor grano se observan en la figura D, mientras que la menor extensión y menor grano en la figura A. Con esto podemos daros una idea más clara de lo que en este artículo hablamos: la escala ecológica y su importancia en el estudio de fenómenos ecológicos.
Para darte una idea de cómo funciona la escala ecológica, imagina que vives en África y deseas conocer el número de nidos de hormigas que hay en la cuadra donde vives, la cual mide 100 x 100 m (10 000 m2), y dentro de esta cuadra haces un muestreo (colecta) en 20 patios que miden 5 x 5 m (25 m2) cada uno. En este ejemplo, tu extensión serían los 10 000 m2 que mide tu cuadra y el grano de observación los 25 m2 que mide cada patio en donde irás a buscar los nidos de hormigas.
Ahora nos vamos a una gran escala. Imagina que lo que te interesa contar son manadas de elefantes… definitivamente, una extensión de 10 000 m2 no sería suficiente, ni mucho menos un grano de 25 m2 para poder estudiarlos. Para esto, tendrías que considerar extensiones mucho más grandes, de cientos de miles de metros cuadrados, como el Parque Nacional de los Elefantes de Addo ubicado en Sudáfrica, el cual mide 1 640 km2, es decir, 1 640 000 000 m2.
Ahora, en términos de escala temporal, imagina que deseas conocer los pájaros diurnos que hay en los parques de tu ciudad, así que, durante todo un año, tú haces caminatas mensuales para registrar a todos los pájaros que logras ver durante cinco horas por la mañana; en este caso, la extensión es un año y el grano son las cinco horas mensuales.
Pero, ¡cuidado!, porque muchas veces llegamos a confundir la escala ecológica con la escala cartográfica, que es una unidad de medición empleada en los mapas y que informa la proporción entre lo real y lo que está plasmado en la imagen. Por ejemplo, una escala cartográfica 1:15000 cm significa que 1 cm del mapa representa 15 000 cm en la vida real.
La importancia de la escala ecológica
Recordando a la hormiga y al elefante, nos damos cuenta de que las escalas de estudio para ambos animales son distintas. Para saber qué tamaño de área (escala espacial) o lapso (escala temporal) debemos usar para conocer el comportamiento de una hormiga o de un elefante, tenemos que conocer las características de las especies o de los fenómenos ecológicos que queremos estudiar. Mientras que para estudiar hormigas unos cientos de metros cuadrados son suficientes, para los elefantes esa superficie es inútil. Así pues, es muy importante encontrar una escala correcta de estudio, ya que, algunos procesos o fenómenos naturales que funcionan en una escala de tiempo o espacio, pueden no funcionar en otra escala, ni ser igual para diferentes especies. Aunque no hay una receta para seleccionar la escala correcta, tener conocimientos básicos del fenómeno y/o de la especie que deseamos estudiar nos servirá de mucho.
De lo pequeño a lo grande: escala local y de paisaje
Para la hormiga que es un animal diminuto y que vive en lugares muy pequeños, en la hojarasca o el suelo, las características locales de su pequeño ambiente son muy importantes, como puede ser el tipo de suelo en donde construyen su nido, la cantidad de luz o sombra que llega a este, así como la humedad de la tierra, la temperatura ambiental y la microtopografía en donde anida. Este nivel microambiental, también conocido como nivel o escala local, es una escala de estudio delimitada por un espacio fino o pequeño, de apenas unos cuantos metros. En términos temporales, la microescala es de periodos de tiempo cortos como horas o días, ya que el ciclo de vida de algunas especies es reducido, por ejemplo, el ciclo de vida de una hormiga arriera (Atta cephalotes) es de solo 90 días, siendo vital lo que suceda en ese tiempo.
La escala de paisaje, en términos espaciales, se caracteriza porque la variación ambiental está determinada por muchas coberturas de suelo que abarcan mayor superficie que solo unos metros cuadrados, por ejemplo, la cantidad de bosque, de potreros para ganado y de zonas urbanas que puedes ver sobre una montaña cuando sales a carretera, o por la ventana del carro o del avión cuando sales de viaje. Todas estas diferentes coberturas del suelo que ves en esa gran superficie de territorio son importantes para el movimiento y la supervivencia de muchas especies.
Por ejemplo, para los jaguares (Panthera onca), la presencia de montañas, ríos, vegetación conservada y de asentamientos humanos resulta relevante para sus rutas de movimiento; estos felinos recorren varios kilómetros al día en busca de agua y alimento, por lo que es importante considerar todo lo que hay en sus paisajes. En términos temporales, hay muchos procesos que tienen una escala de tiempo más larga, por ejemplo, la recuperación de la altura de los árboles de bosques tropicales lluviosos, como la Selva Lacandona en Chiapas, que puede tardar más de 50 años, el ciclo de vida del elefante africano (Loxodonta africana) que es de 70 años o la floración del bambú negro (Phyllostachys nigra) de Asia que tarda 120 años. En este nivel, los organismos que son de talla grande y más longevos se ven afectados por la transformación del hábitat y la pérdida de bosque. Sin embargo, el paisaje también puede tener efecto sobre pequeños organismos como las hormigas. Imagina qué especies de hormigas podemos encontrar en un paisaje que está formado por diferentes coberturas de suelo (potreros ganaderos, selva conservada, ríos), seguramente la diversidad será variada. Mientras en potreros es posible que encontremos pocas especies de hormigas, es probable que en las zonas selváticas el número de especies sea mayor y que, además, las especies sean diferentes entre una cobertura de suelo y otra.
Algunas aplicaciones de la escala ecológica
Además de que la selección de la escala correcta nos permite tener información científica más certera, actualmente, la pérdida de hábitat y la fragmentación están creando paisajes con remanentes de bosque rodeados de coberturas de suelo como pastos y ambientes urbanos que dificultan el movimiento de muchas especies, ya sea para la búsqueda de alimento, para aparearse, polinizar o incluso para protegerse, lo cual los pone en peligro. Para evitar el aislamiento de las poblaciones de flora y fauna, algunas especies representativas como el jaguar (también llamadas especies sombrilla o especies bandera) son estudiadas, ya que conociendo sus hábitos y movimiento en el paisaje es posible proponer corredores biológicos. Estos corredores son áreas que conectan dos o más regiones y son relevantes para la conservación, puesto que ya no solo son puntos donde estas especies en peligro de extinción transitan, sino que conservan a una gran diversidad de especies en zonas con alta protección federal.
La escala es un concepto de gran relevancia en estudios ecológicos, ya que nos permite determinar los límites de un proceso o fenómeno. Gracias a la escala podemos evaluar correctamente la respuesta de las especies bajo diferentes escenarios y, tengamos en cuenta que, cada especie y proceso es diferente.
Recuerda que en ecología el tamaño sí importa, pues lo que sucede en tu escala impactará de diferente manera a la gran diversidad de especies y procesos que se desarrollan en diferente espacio y tiempo.
Agradecimientos
Al proyecto «Moderación del paisaje sobre patrones de biodiversidad: contribución a la teoría ecológica del paisaje» (320718) financiado por Ciencia Básica y/o Ciencia de Frontera: Paradigmas y Controversias de la Ciencia 2022, CONACYT.
Cueto V.R. (2006). Escalas en ecología: su importancia para el estudio de la selección de hábitat en aves. Hornero, 21(1), 1-13. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0073-34072006000100001#:~:text=El%20grano%20de%20las%20observaciones,semanas%20que%20abarcar%C3%A1n%20las%20observaciones
García, D. (2006). La escala y su importancia en el análisis espacial. Ecosistemas, 15(3), 7-8. https://www.revistaecosistemas.net/index.php/ecosistemas/article/view/158
Hernández-Stefanoni J.L. (2018). Todo depende del cristal con el que se mira: la escala en ecología. Desde el Herbario CICY, 10, 60-65. https://www.cicy.mx/Documentos/CICY/Desde_Herbario/2018/2018-03-15_JStefanoni-Todo_depende_del_cristal.pdf