Coccidios: Parásitos desconocidos en moluscos marinos

Escrito por Víctor Enrique Sánchez-García

¿Qué son los coccidios?

Probablemente, nunca has escuchado hablar de estos organismos y menos aún los has visto, pero si quieres tener una conversación interesante en tu próximo viaje a la playa, entonces se interesará saber qué son y cómo se ven los coccidios.

Los coccidios son microorganismos unicelulares considerados parásitos obligados que necesitan de dos o más hospederos para poder reproducirse y completar su ciclo de vida; no pueden reproducirse fuera de estos. Generalmente, presentan una forma redondeada o ligeramente alargados, dependiendo del estadio reproductivo en el que se encuentren; llegan a medir entre 4 a 30 micrómetros (µm) de diámetro. Para darse una idea de lo pequeños que son, el cabello humano, por lo regular, mide 1 mm de grosor, entonces, estos parásitos pueden ser hasta 30 veces más pequeños que el grosor de un cabello humano, ¿muy pequeños, verdad?

 

¿Cuáles son sus hospederos?

Cuando nos referimos a un huésped, lo entendemos como un invitado que llega a nuestra casa, bien por medio de una invitación anticipada o porque debido a alguna situación inesperada debe quedarse, en cualquiera de los casos, le brindas un lugar donde permanecer por un tiempo y, generalmente, es agradable su compañía. Algo semejante ocurre con los coccidios, son los huéspedes, pero estos no piden permiso y mucho menos es atractiva su compañía.

Por otra parte, los hospederos, es decir, los organismos que pueden infectar, son diversas especies marinas, entre ellos, los moluscos, un grupo de animales invertebrados de cuerpo blando, desnudo o protegido por una concha, que pueden ser tanto marinos como terrestres. Los moluscos hospederos de coccidios son diversos, como los bivalvos (ostras, almejas, ostiones, etc.), los crustáceos (cangrejos, camarones, langostas, etc.) y los cefalópodos (pulpos, calamares, nautilos y sepias). En algunos casos particulares, aunque no somos moluscos, también nosotros los humanos podemos ser sus hospederos.

Es importante considerar que existen diferentes especies de coccidios, específicos para cada hospedero; sin embargo, no hay que olvidar que se puede presentar la zoonosis, es decir, enfermedades que transmiten los animales silvestres o domésticos hacia los humanos por medio de parásitos, virus o bacterias, ya sea por comerlos o por medio de algún fluido. ¿En qué tejidos es común encontrarlos? Regularmente, su sitio de infección por excelencia en sus hospederos son los tejidos internos, en especial en el sistema digestivo (boca, esófago, estómago, etc.) No obstante, siempre hay excepciones, ya que se pueden encontrar también en tejidos exteriores como la piel.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ciclo de vida en hospederos

La manera en que los coccidios se reproducen es interesante, porque pueden presentar dos tipos de reproducción. Una de ellas es la asexual, la cual se presenta habitualmente en bivalvos y crustáceos, considerados como hospederos intermediarios, por el hecho de que el parásito no alcanza la madurez sexual, por lo que se multiplica asexualmente. Dicha reproducción, por lo regular, ocurre en los tejidos del tracto digestivo, iniciando por la fase de merogonia que consiste en que cada uno de los coccidios se divide en mitades, de esta manera, cada mitad será solamente una copia idéntica al progenitor, llegando a dividirse miles de veces. A cada copia de coccidio se le denomina merozoito, los cuales se quedan dentro de su hospedero o son liberados al mar por medio de las heces para flotar libremente y así completar su siguiente etapa de vida.

Para terminar su ciclo reproductivo se deben reproducir sexualmente. Regularmente, este tipo de reproducción se da en cefalópodos, que son los hospederos definitivos y donde el parásito alcanza la madurez y se reproduce sexualmente. El proceso consiste en que los merozoitos ingresan en los cefalópodos, ya sea por medio de la ingesta de bivalvos, crustáceos o porque estén flotando en el medio marino. Una vez dentro, se adhieren al tejido interno e inicia su fase de merogonia, la cual da lugar al proceso de cambio de los merozoitos: se transforman a células germinativas equivalentes al esperma y óvulo.

Como resultado, se unen y fecundan para formar esporozoitos, los cuales se alimentan de los tejidos internos de los cefalópodos. Por último, una vez fecundado y alimentado, comienza su último ciclo de vida sexual: la fase de esporogonia. Esta fase hace que los esporozoitos formen dos estructuras de resistencia que les ayudan a protegerse cuando son liberados al exterior. La primera estructura de resistencia en formarse es un esporoquiste (cada esporoquiste contiene en su interior a los cientos de esporozoitos), para después dar lugar a un ooquiste (cada ooquiste contiene entre dos y cuatro esporoquistes, dependiendo de la especie de coccidio). Una vez que los esporozoitos maduran en los tejidos del hospedero definitivo, estos son liberados al medio marino a través de las heces del cefalópodo para ser ingeridos por algún otro molusco, repitiéndose su ciclo de vida. Una complicada forma de reproducirse, ¿no es así?

 

 ¿Cómo afecta este parásito a los moluscos?

Cuando comemos algún alimento mal preparado o crudo, es normal enfermarnos como consecuencia de la ingesta de algún parásito. Algo similar ocurre con los moluscos. Actualmente, se tienen registros de que los coccidios pueden provocar el «síndrome de malabsorción» en los cefalópodos, esto quiere decir que pierden la capacidad de absorber nutrientes por más que coman, teniendo como consecuencia que no puedan desarrollarse ni crecer de manera natural. En otras palabras, por más que coman, no pueden engordar. ¡Pero no hay que emocionarnos! Tratar de infectarnos con estos parásitos para poder comer todo lo que nos gusta sin engordar no es una opción, puesto que estos parásitos, que infectan a los cefalópodos, no causan zoonosis a los humanos. En el caso de los bivalvos o crustáceos, no se han registrado enfermedades provocadas por estos parásitos, en todo caso, únicamente los trasmiten.

 

Afectaciones en la población humana

Hasta ahora hemos hablado de cómo estos parásitos afectan a los moluscos, pero, ¿cómo afecta a la población humana? La presencia de coccidios en el medio marino o en los moluscos, afecta diversos aspectos, como el turístico, el económico, el ecológico y la salud, ya que los síntomas que les ocasiona a los cefalópodos, los hace menos apetecibles para el consumidor, lo que conlleva un aumento en la demanda de pesca y granjas acuícolas de ejemplares sanos, lo que podría provocar un desequilibrio ecológico. De hecho, desconocemos tanto de estos parásitos, que muy posiblemente hay especies que aún no han sido identificadas que sí podrían presentar zoonosis, lo cual es muy preocupante, porque no conocemos el peligro que tendría para la salud humana.

Ahora bien, si nos damos una escapada a la playa y se nos antoja pedir algún molusco para acompañar una buena bebida, ¿cómo identificar si está infectado con estos parásitos? Aunque no son fáciles de detectar, debes observar si tiene pequeñas manchas o bolitas blancas, generalmente, formadas por cientos de ooquistes.

Es importante mencionar que existen pocos estudios e información sobre la biología de los coccidios, a pesar de ser los mayores parásitos de prevalencia en los moluscos. En este sentido, es necesaria la difusión, divulgación e investigación de estos organismos parásitos. Asimismo, es fundamental el establecimiento de un marco jurídico y normativo en sanidad y manejo que incluya una adecuada planeación en aspectos económicos, de desarrollo social y ecológicos. Lo anterior es importante para regular el consumo de moluscos infectados por coccidios, pues representan un problema de sanidad tanto en granjas acuícolas como en la pesca de los moluscos.

Hay mucho por hacer y mucho por saber; conociendo la biología de estos parásitos podremos identificarlos y sabremos cuidarnos de estos organismos tan interesantes, pero preocupantes.

 

Víctor Enrique Sánchez-García. Estudiante de la Licenciatura de Biología, Laboratorio de Genética, Universidad del Mar, campus Puerto Escondido, Oaxaca.

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Dávila P.G., Fernández N.R. (2017). El ciclo biológico de los coccidios intestinales y su aplicación clínica. Revista de la Facultad de Medicina, UNAM, 60(6), 40-46. https://www.medigraphic.com/pdfs/facmed/un-2017/un176f.pdf

 

Ibáñez C.M., Pardo-Gandarillas M.C., George-Nascimento M. (2005). Uso del microhábitat por el protozoo parásito Aggregata patagonica Sardella, Ré & Timi, 2000 (Apicomplexa: Aggregatidae) en su hospedador definitivo, el pulpo Enteroctopus megalocyathus (Gould, 1852) (Cephalopoda: Octopodidae) en el sur de Chile. Revista Chilena de Historia Natural, 78(3), 441-450. https://www.scielo.cl/pdf/rchnat/v78n3/art07.pdf

 

Peñalver J., María-Dolores E., Muñoz P. (2008). Valoración sobre la presencia y el control sanitario del coccidio Aggregata octopiana en pulpo común procedente de acuicultura. Anales de Veterinaria de Murcia, 24, 57-62. https://revistas.um.es/analesvet/article/view/69031/66461